Rafael Correa, presidente ecuatoriano, durante la conferencia El socialismo del siglo XXI, en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey campus estado de México
Foto: Notimex
Fueron masacrados por el gobierno colombiano y eso no se justifica con nada, afirma
A Ecuador no le interesa si mexicanos tenían vínculos con las FARC: Correa
Señala que Bogotá no ha solicitado a Quito investigar a la sobreviviente del bombardeo
Blanche Petrich y Georgina Saldierna
El tono afable del presidente de Ecuador, Rafael Correa, mudó de pronto. “Mire –respondió muy serio a la previsible pregunta que se le formuló en una breve rueda de prensa que brindó casi al finalizar su visita de Estado de 48 horas a México, sobre los presuntos nexos de los mexicanos muertos en Sucumbíos y la guerrilla colombiana–, no tenemos esa información y no nos interesa” si tuvieron vínculos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). “Fueron masacrados, y eso no se justifica con nada”.
El mandatario esperaba la avalancha de preguntas sobre la incursión colombiana en su territorio, el primero de marzo, y no las eludió: “Para nosotros son jóvenes vidas segadas por bombas criminales. Eran extranjeros en nuestro suelo patrio. Teníamos la obligación de cuidar sus vidas, y no tuvimos los medios para hacerlo”.
Con esta afirmación Correa aludió a la crisis que viven las fuerzas armadas de Ecuador a raíz de una denuncia del propio presidente sobre la infiltración y las fallas de los servicios de inteligencia, que le impidieron conocer con oportunidad y precisión los alcances del ataque colombiano. La destitución de su ministro de Defensa, Wellington Sandoval, provocó una serie de renuncias en los mandos castrenses.
Por otra parte, señaló que el gobierno de Colombia, que ha divulgado versiones sobre las supuestas ligas de los jóvenes mexicanos con la guerrilla, no ha solicitado a su administración ninguna diligencia de orden judicial relacionada con la sobreviviente Lucía Morett. “A mí no me han pedido nada. No sé si a la fiscalía”.
También fue cuestionado sobre la afirmación del gobierno colombiano de que habría advertido a Quito en 16 ocasiones sobre la presencia de las FARC en suelo ecuatoriano. Eso, dijo, “es una payasada” del gobierno de Uribe. Recordó que la cancillería colombiana le había hecho llegar “una carta groserísima” en noviembre, en la cual aseguraba que Raúl Reyes, miembro de la directiva de las FARC, muerto en el bombardeo de Sucumbíos, estaba en territorio ecuatoriano. Cuando pidieron las coordenadas no recibieran respuesta. “Eso me lleva a pensar que ya estaban preparando la incursión”.
Explicó la situación que priva en los 600 kilómetros de la franja fronteriza entre Colombia y Ecuador, en la selva amazónica, donde su gobierno mantiene 13 puestos de control, mientras su vecino sólo dos. Expresó también que “por cada campamento que las FARC logran establecer en Ecuador y que nosotros no hayamos detectado, hay otros 200 en Colombia. La pregunta no es cómo los dejamos entrar, sino cómo Colombia los dejó salir. El argumento de que Ecuador apoya a las FARC no resiste el menor análisis. Si realmente supieran dónde están esos campamentos, ya lo hubieran dicho desde hace tiempo”.
Al comienzo de su visita a México, el viernes por la mañana la oficina de comunicación de la presidencia de Ecuador canceló una entrevista programada de Correa con este diario. Se explicó que fue “a petición del gobierno de México”. Ayer, el encargado de Comunicación Social, Arturo Tello, tampoco cedió la palabra a este diario en la conferencia de prensa.
Correa departió al mediodía del sábado con la comunidad ecuatoriana en este país, en el jardín de su embajada. Ahí reconoció que el gobierno de Felipe Calderón “fue uno de los más solidarios” del conjunto de naciones latinoamericanas con su nación a raíz del conflicto con Colombia, “a pesar de la cercanía que tiene con el presidente Álvaro Uribe”. Fue agasajado con mariachis, sombreros charros y decenas de regalos.
Antes, el mandatario, economista y ex catedrático universitario, visitó el Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, donde estudian decenas de ecuatorianos.
Ahí volvió a señalar que ser de derecha ya no está de moda, aunque en esta ocasión se lo dijo al alcalde panista de Atizapán, Gonzalo Alarcón, quien sólo atinó a soltar una sonrisa junto con el resto del auditorio.
El mandatario comenzó su conferencia evocando su vida como universitario y las contradicciones que existen entre la academia y la política. “En la vida académica no decir la verdad es prácticamente un delito, un pecado capital. En la política decir la verdad parece pecado capital”, puntualizó. “Expresar de repente que nuestros servicios de inteligencia están infiltrados por agencias externas, lo cual todo el mundo lo sabe y es secreto a voces, es grave”.
Luego arremetió contra el Consenso de Washington y las reformas estructurales que se aplicaron en Latinoamérica. El libre comercio no necesariamente beneficia a todos, enfatizó ante jóvenes educados en la ortodoxia económica.
Los países más desarrollados son los más proteccionistas, recordó, para enseguida puntualizar que los bancos centrales han producido grandes problemas en América Latina.
Al concluir su ponencia transmitió su programa radiofónico radial, en el cual dijo que su gobierno va a tratar de eliminar las visas para todos los visitantes.
Luego de que su gobierno decidió eliminar el visado para los mexicanos a partir del primero de mayo, expuso que no espera nada a cambio. México tomará sus decisiones soberanas al respecto, aunque antes había recordado que en 2005 la administración de Vicente Fox impuso ese requisito a los ecuatorianos por presiones de Estados Unidos.
En ese sentido, criticó la reciprocidad selectiva que existe en la materia y preguntó por qué no pedimos visa a los estadunidenses si Washington sí la exige.
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