viernes, junio 06, 2008

¿Fascismo siglo XXI?

Gabriela Rodríguez

Mientras los debates en torno al petróleo avanzan y abren alguna esperanza para detener la ola privatizadora que inunda el mundo, la ultraderecha juega otras cartas en paralelo y se le ve muy activa, preparando cuadros para actuar a mediano plazo, así como recargando baterías para ganar más escaños en el próximo año electoral.

Las estrategias son múltiples, pero una de las prioritarias es la formación de cuadros juveniles. Así, el pasado 31 de mayo el grupo Mejor Sociedad Mejor Gobierno reunió a mil jóvenes en la ciudad de Guanajuato durante el quinto congreso de Líderes Juveniles y Sociales. El nombre de la agrupación suena familiar, toda vez que viene financiando propaganda en contra del FAP, de Andrés Manuel López Obrador, del PRD y de todo lo que huela a izquierda, antineoliberalismo, socialismo y similares.

Al acto inaugural en el auditorio de la ciudad de las momias asistió el secretario de Gobierno de Guanajuato y el alcalde, quienes fueron acompañados en el presídium por invitados especiales de otros países, como el vicepresidente del Parlamento Italiano, Rocco Buttiglione; Antonio Basagoiti Pastor, del Partido Popular de España, y Paola Andrea Holguin, representante del presidente colombiano Álvaro Uribe.

El mensaje estuvo a cargo de Guillermo Velasco Arzac, quien después de referirse a Juan Pablo II como líder espiritual del acto, orgulloso habló del gran éxito que ha tenido su más reciente espot que adoptó esa técnica propagandística, muy estadunidense, de montar campañas agresivas de difamación personal, comparando a Andrés Manuel López Obrador y al FAP con Pinochet, Mussolini, Victoriano Huerta y Adolf Hitler: “la mejor presentación que podemos tener en este entorno político para Mejor Sociedad Mejor Gobierno es este mensaje televisivo que causó polémica, que causó debate y dio voz pública a todos los que estamos en este congreso (…) Ese espot es nuestra verdad, es el antecedente de toda nuestra estrategia, en primer lugar porque el gran reto del país es el nuevo Congreso, la nueva Cámara de Diputados que tendremos el año próximo, y la fuerza ciudadana depende de que logremos un Congreso y una Cámara de Diputados mejor que la que actualmente tenemos”.

El también líder nacional de la organización católica El Yunque es lo suficientemente listo como para darse cuenta de que sus principales héroes fascistas no son admirados por la mayoría de los ciudadanos mexicanos, y que es más útil vincularlos con sus adversarios.

La conferencia magistral estuvo a cargo de Federico Muggemburg, otro personaje clave de El Yunque, asistente habitual de reuniones vaticanas y conocido activista de ultraderecha. Desde los años 60 hizo trabajo de espionaje contra el movimiento estudiantil del 68 y como asesor de Vicente Fox impulsó la revisión de los libros de texto gratuito para revalorar el periodo del virreinato y el papel de la jerarquía católica, en vez, de exaltar a los héroes independentistas.

La conferencia de Muggemburg versó sobre la necesidad y viabilidad de un nuevo sistema político y la importancia de lograr una democracia ligada con la economía de mercado y el Estado subsidiario. En su mapeo político caracterizó a los dinosaurios priístas como inmovilistas, porque no quieren que el sistema cambie; los hay herbívoros y carnívoros: los primeros de cerebro pequeño, enorme cuerpo y larga cola, y los segundos son quienes se matan entre ellos. Los maximalistas pretenden el cambio violento e inmediato, y aquí ubica a la izquierda, donde junta a Luis Echeverría, López Obrador, Porfirio Muñoz Ledo y Javier González Garza, entre otros. Los gradualistas son los panistas: buscan el cambio legal, pacífico y crecientemente participativo; en tanto los reformistas pretenden que el sistema cambie, pero desde una posición de conveniencia, como Carlos Salinas, o por convicción, como Ernesto Zedillo a quien reconoce que es un político demócrata. Mientras los maximalistas están en contubernio para perjudicar al prójimo, los gradualistas y reformistas actúan en alianza para hacer el bien. Aquí coloca a Felipe Calderón, a Elba Esther Gordillo, a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a Héctor Larios y a Vicente Fox; Carlos Salinas y Mario Fabio Beltrones flotan lejos de los maximalistas y relativamente cerca de Calderón y de Fox.

Como cuerpos cuyas ideas se secan antes de llegar a la descomposición, esas derechas empresariales son como las momias de Guanajuato, frentes con intereses corporativos que crean la ilusión de un movimiento vivo, falsa cara de ciudadanía para sostener al Presidente o a su partido, hoy recurren a un lenguaje moderado y evitan usar términos anticomunistas para disfrazar esa ideología totalitaria ligada al liderazgo empresarial y al beligerante nacionalismo típico de los movimientos fascistas.

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