Jorge Mújica Murias
Candidato Habemus
Salió humo blanco de algún lado, entre Puerto Rico y Minesota, y finalmente Barack Obama se definió como el candidato Demócrata para las elecciones presidenciales de noviembre. Haciéndole al pitoniso (y que conste que de rato en rato me falla), Barack se convertirá en Presidente Electo en noviembre y en Presidente de Estados Unidos en Enero.
Y como el viejo chiste, esto tiene una cosa buena y una mala. O varias de cada una.
Entre las cosas malas, está el hecho, innegable, de que los latinos no votaron por él, o sea que no votaron con la absoluta mayoría de los votantes Demócratas de Estados Unidos, o por lo menos 17 millones de ellos. Es más, buena parte de esa cosa a la que se le da por llamar el "liderazgo hispano" se pusieron desde el principio en lo que pensaban era la "presidencola" con la que era, también supuestamente, la primera mujer que iba a gobernar este país. Sólo en Illinois, el estado que representa en Washington, Obama ganó la mayoría del voto latino, con un 59 por ciento contra 41 de Clinton.
Eso refleja, por lo menos, que el "liderazgo hispano", por una vez en su vida, reflejaba correctamente los sentimientos de la raza.
Hay quien quiere ponerlo en términos de voto "conservador" y voto "progresista", identificado a Hillary con la primera tendencia y a Barack con la segunda, pero yo me hago una reflexión muy simple: los conservadores del Partido Demócrata están con Obama, de otra forma no hubiera conseguido los cientos de millones de dólares que lleva recaudados, y no conseguiría los millones más que necesita para la elección general de noviembre.
Es más, tomando en cuenta que el voto popular en Estados Unidos no cuenta, porque en las primarias los votantes eligen delegados a las convenciones, no candidatos, y en las elecciones federales deciden votos electorales, no presidentes, yo diría que la decisión de que Obama "es el bueno es más posible que se haya tomado en Wall Street.
Presidente tendremus
¿Y qué podemos esperar de Barack cuando sea presidente? Me lo pregunto como inmigrante y activista pro-inmigrante.
Y me respondo que muy poco. Antes del Supermartes, Obama se lanzó contra Lou Dobbs y Rush Limbaugh, comentaristas anti-anti-anti-inmigrantes de CNN, y virtualmente los acusó de ser los causantes de que los crímenes de odio hayan aumentado en un 35 por ciento entre 2003 y 2006, pero su declaración era en vista de las elecciones primarias en estados de fuerte población latina (Arizona, California, Colorado y Nuevo México), y necesitaba sus votos. No los ganó, por cierto.
Pero muchas veces (y lo repitió antes de las elecciones en Carolina del Norte, donde no hay latinos), ha dejado clara su posición respecto a la pretendida reforma migratoria: reforzar la frontera y los lugares de trabajo.
El mulato propone "ponerse de acuerdo" para resolver la situación de los millones de indocumentados, y plantea dos cosas: "Primero, reforzar la frontera porque 2 mil ilegales cruzan cada día". El refuerzo fronterizo debe hacerse con "mejor tecnología, mejor infraestructura y sabiendo a dónde mandar más personal de la Patrulla Fronteriza. Además, hay que asegurarse de que los patrones contraten solamente trabajadores legales". Obama se jacta de trabajar cercanamente con el Senador Republicano Chuck Grassley en este tema, para hacer "más difícil –si no imposible- para los empleadores contratar trabajadores que están aquí ilegalmente, incluyendo al 40 por ciento que se queda cuando expiran sus visas". Instauraría un sistema electrónico para verificar el estatus de todo trabajador en Estados unidos.
Ya que nadie pueda cruzar la frontera y ningún "ilegal" pueda trabajar, propone hacer algo con los indocumentados: "No es realista deportarlos, pero su entrada legal no puede quedar sin castigo. Tienen que pagar una multa, aprender inglés y ponerse al final de la cola de los que vinieron legalmente".
Dice que Estados unidos "es una nación de leyes y de inmigrantes, y hay que conciliar las dos cosas", pero que no hay que arreglar el sistema migratorio "para hacerle un favor a los inmigrantes".
Al final de esta etapa de la carrera electoral, Obama se queda con una tarea: además de ganarse el voto de las mujeres, que tercamente siguieron apoyando a Hillary hasta el fin, tiene que ganarse el voto latino.
Y no se lo va a ganar apoyando un muro virtual en la frontera y pidiendo que nos pongamos "al final de una cola" de 10 años.
El riesgo es no congraciarse con el supuesto bloque del voto latino que "elegirá al próximo presidente de Estados Unidos", y que podría irse con McCain. Y entonces si que no solamente pierde él, sino que perdemos todos.
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