Luis Javier Garrido
El fracaso que está teniendo en todos los ámbitos la propuesta de Felipe Calderón para privatizar la industria petrolera nacional anuncia que de persistir el gobierno en su cerrazón va a abrir una gravísima crisis en el país.
1. La desesperación del gobierno de facto ante el fracaso de su intentona por hacer aprobar en fast track por el Congreso mexicano su paquete de supuesta “reforma energética” –que no es otra cosa que una tentativa de fraude constitucional para culminar el desmantelamiento de Pemex y entregar la industria petrolera a las trasnacionales–, ha llevado a Felipe Calderón a una pérdida total de las formas y a evidenciar de manera más abierta su desprecio por las instituciones de México.
2. Los debates en la vieja casona del Senado en la calle de Xicoténcatl, a pesar de no haber sido transmitidos por la televisión abierta han terminado por cumplir dos funciones contrariando las expectativas de Los Pinos: a) lo mismo al hacer ver a amplísimos sectores de mexicanos las mentiras del diagnóstico oficial y la irracionalidad de ese proyecto privatizador y anticonstitucional, que constituye una verdadera traición a México, que b) al alertar a un sector de la derecha empresarial y a legisladores de la mayoría oficialista sobre la estupidez histórica que representaría para todos los sectores del país la entrega de nuestro principal recurso estratégico a fuerzas del extranjero.
3. Las declaraciones del magnate Carlos Slim al diario El País del día 8, señalando que “sería un error que Pemex y el país hicieran partícipes de la riqueza petrolera a otras empresas”, y las tomas de posición de varios legisladores priístas, desde Jesús Murillo Karam (secretario general del PRI), quien el jueves 5 indicó enfático que el Institucional no estaba dispuesto a entregar la petroquímica a los particulares, hasta diversos legisladores que al concluir los últimos debates han reafirmado que las iniciativas no pasarán en lo esencial, confirman que un sector de empresarios y fracciones del PRI están dejando a Calderón solo en su estupidez de creer que puede privatizar la industria petrolera mexicana.
4. El escenario para la mafia de traficantes de influencias y de delincuentes de Estado que rodea a Mourino y a Calderón, y que daban ya por sentado que iban a orquestar “el negocio del siglo”, se ha complicado conforme avanzan los debates públicos, en el Senado, en diversas universidades y en todos los rincones del país, pues al mismo tiempo que el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo impulsado por Andrés Manuel López Obrador crece más allá de cualquier previsión, las disensiones en las elites no dejan de aflorar, haciendo ver que la propuesta de Calderón está definitivamente muerta en sus aspectos centrales.
5. Diversos dirigentes políticos y legisladores del PRI, que es la tercera fuerza electoral en las dos Cámaras, en consecuencia, buscan desde hace semanas elaborar otra propuesta, tomando como base elementos del proyecto del gobierno de facto, buscando que pueda tener su respaldo, pero por lo que se ha dejado entrever esta “nueva” propuesta se está olvidando también que la Constitución no puede violentarse nada más un poco y que la solución al problema energético de México y a la industria petrolera nacional no está en dejar entrar nada más de manera limitada –y supuestamente acotada– a las trasnacionales petroleras, sino en reorganizar y fortalecer a Pemex como una gran empresa de la nación.
6. La sinrazón del gobierno de facto es frente a esto cada vez mayor, y la respuesta política no deja de ser, por lo mismo, de enorme pobreza, por lo que en los grupos oligárquicos las dudas son cada vez mayores, no sobre el futuro de la propuesta, sino sobre el del propio gobierno. Mientras de Los Pinos se orquesta una campaña desquiciada para oponerse a la Consulta Popular en materia energética que se está preparando, y se ordena el cese fulminante de Santiago Creel, coordinador de los senadores panistas, culpándolo de lo que para los panistas es un desastroso balance tras los foros, anunciándose un endurecimiento del gobierno de facto en torno a su insensata propuesta, Calderón sigue hablando como loquito, ahora en España, de las supuestas bondades de sus iniciativas entreguistas.
7. A nadie puede sorprender, por lo mismo, que el miércoles 12 en Madrid, Calderón haya descalificado los foros del Senado, donde su propuesta anticonstitucional y privatizadora ha sido vapuleada, y los defensores de la misma no han tenido hasta ahora argumentos jurídicos ni técnicos para defenderla.
8. El grupo gobernante en estos días se sigue ufanando, sin embargo, de su impunidad para seguir pisoteando el marco constitucional mexicano, pues mientras se siguen haciendo públicos los negocios ilícitos de Mouriño y del grupo de Calderón, los funcionarios del gobierno hablan como si no tuviesen restricciones legales para privatizar la industria petrolera, y así, con desparpajo, Jesús Reyes Heroles Jr. (director general de Pemex) se ufana de los tratos que tienen con la española CLH y otras multinacionales (La Jornada del día 11).
9. El desafortunado viaje promocional del gobernante espurio a España, en consecuencia, está siendo visto por la prensa española como lo que es, pues no ha podido actuar como un hombre de Estado (lo que hubiese sido imposible), y no le ha importado comportarse como un intermediario o coyote que de manera turbia pone en subasta a su país, destacando su entrevista con un selecto grupo de empresarios y en especial con Antonio Brufau (presidente de Repsol-YPF), el día de ayer, sin ocultarse que busca entregar parte del sector petrolero de México a esa trasnacional, según señala El País del día 12, sin importarle que ello está prohibido de manera terminante por la Constitución Mexicana.
10. La Consulta Popular en el Distrito Federal organizada por el gobierno capitalino con el apoyo del IEDF, junto con otras más a nivel estatal y municipal expresarán muy pronto, sin embargo, lo que piensa la nación y los privatizadores calderonistas tendrán muy a pesar suyo que tomarlas en cuenta.
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