La destitución de Santiago Creel de la coordinación del grupo senatorial panista se debe sin duda a que sus oídos no escucharon a Los Quién Calderonistas. Para colmo, una encuesta reciente puso a la cabeza de los presidenciables panistas al disminuido Creel Miranda. Seguido de lejos por Los Quien (ese mundo de insignificantes calderonistas cuyos nombres ni siquiera son recordados por el ciudadano de la calle).
Los expertos constitucionalistas, ingenieros y geólogos, de la generación que rescató para México la industria petrolera, han trapeado y barrido con las iniciativas privatizadoras de Calderón. Inclusive los especialistas que ha llevado el PAN al debate del Senado han señalado insuficiencias, errores y omisiones del proyecto privatizador. Esto ha debilitado el proyecto entreguista de Los Quién al grado de que el mismísimo Emilio Gamboa Patrón se desmarcó del proyecto calderonista (aquel Emilio a quien Kamel Nacif le ordenaba echar abajo una ley, obteniendo la respuesta “como tu digas, papá”, y la ley no pasó)
Los Quién calderonistas lanzan un grito desesperado, de pronto los priistas descubren que la privatización de PEMEX apesta. Marcelo Ebrard les pone el jaque de la consulta popular; el Zombie de Cobián, líder de Los Quién, le dice que es inconstitucional, pero Marcelo le da con la Constitución el la cabeza, señalándole que lea por favor el Artículo 26. Hasta Carlos Slim, barriga satisfecha, eructó de la siguiente frase: “(PEMEX) no debe compartir la renta petrolera con otras empresas”. Algunos otros líderes empresariales reclaman al gobierno su incapacidad para defender el proyecto privatizador. Así pues, el barco de la venta de PEMEX hace agua y Los Quién calderonistas son demasiado pequeños para sacarlo a flote.
¿Quién escuchara el grito de auxilio de Los Quién? Quizá las televisoras asuman el papel de Horton, el simpático elefantito que advirtió al mundo de la existencia de Los Quién. Pronto veremos, conforme se acerque el tiempo de la consulta popular inevitable una avalancha de spots, suscritos por organizaciones fantasmales, pagados por quien sabe quién. El anticipo ya está cubierto, para eso basta la cabeza de Santiago Creel, el empleado desleal de Televisa.
Martín Vélez
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