Por Ricardo Andrade Jardí
“Es culpa de los adictos”, repite un grupo de adolescentes, lo que escuchan en sus casas, mientras comen productos chatarras llenos de aditivos prohibidos, en casi cualquier país del mundo, pero no en México, comprados en las “cooperativas” de sus escuelas.
“Es culpa de los adictos”, repite en una reunión semanal un grupo de mujeres reunidas en VIPS mientras ingieren grandes y anormales cantidades de azúcar refinada y de aspartame, sustancia suspendida para consumo humano en la mayoría de los países, pero que en México se tolera que se venda.
“Es culpa de los adictos”, repite un grupo de asalariados en alguna esquina mientras abren una nueva cerveza de litro que se suma a otras cuatro o cinco más.
“Es culpa de los adictos”, repiten los integrantes de una familia que se presume de clase media (jodida según los estándares de nivel de pobreza de los organismos internacionales) frente a la programación basura de la telecracia que muestra muertos y asesinados por cualquier lugar.
“Es culpa de la sociedad”, dice el incompetente García Luna, “cabeza” de la SSP del federal desgobierno usurpador.
“Es culpa del pasado”, dicen los intelectuales a modo en “crónicas” y artículos en medios electrónicos e impresos, convertidos por ahora en los voceros del sistema.
¿Pero qué son los adictos para esos imaginarios? ¿A qué pasado se refieren los seudo intelectuales? ¿Qué entiende por sociedad el secretario de Seguridad Pública?
Para los primeros, adicto es aquel que vive diferente, que viste diferente y que consume sustancias “prohibidas”, aunque desconocen que los productos chatarra que comen y beben son igualmente adictivos y muchos de esos contienen cantidades de cafeína o considerables cantidades de droga sintética como la cocaína. ¿A poco no lo sabe nadie? ¿No será que se trata de las mismas empresas que hoy condenan la “inseguridad”, de la que en el pasado no dijeron nunca nada, pues el miedo y la frustración son el mejor aliado del consumo ¿y acaso no son tan peligrosas las adicciones al alcohol, como lo pueden ser las de la droga? ¿Cuántos muertos y accidentes en una semana en Yucatán por consumo de alcohol y particularmente de grandes cantidades de cerveza? ¿Cuántos hay por el consumo de otras sustancias consideradas drogas?
Tal vez, aunque lo dudo, los “intelectuales” a modo hablan del pasado refiriéndose no sólo a la corrupción que nos heredó el PRI sino a la que fue avalada también por el PAN, a los rescates carreteros y bancarios que han generado una de las ofensas más indignas, de un sistema de “representatividad” contra sus representados, en la historia universal de los pueblos. ¿Acaso eso no es tan culpable como todo el pasado corrupto del PRI? ¿Acaso el PAN no pudo como “gobierno” tener la “inteligencia” para no contratar a los delincuentes del pasado? ¿De qué pasado vienen la AFI y la PFP? ¿Acaso no son invención y contemporáneas del PAN desgobierno? Curioso que de ahí estén saliendo los emisarios del pasado que hoy como ayer son delincuentes.
¿Cómo fue qué ningún tecnócrata incompetente se dio cuenta de los delincuentes del pasado que se contratan en las instituciones del “México democrático”, del México del cambio, del de las manos limpias, aunque demostrado está que no de sangre? ¿A poco “los intelectuales a modo” hasta hoy descubren que quienes han formado parte hasta de la INTERPOL (con el panismo al frente del Ejecutivo) son delincuentes ex judiciales del pasado priísta?
¿Cuando García Luna culpabiliza a la sociedad de sus incompetencias laborales, que no es cualquier cosa, pues las cabezas de todo un país están en riesgo por lo mismo, a qué sociedad se refiere, a la alta sociedad, a la sociedad de banqueros que engruesan las listas del NARCO-FOBAPROA-TELETÓN o a la inmensa mayoría de mexicanos que salen de su casa al trabajo o a buscar uno en el sexenio del “empleo” o a la escuela sin saber si regresarán, por la noche o a la misma antes de toparse con los sicarios (del pasado que en el presente están en cada esquina)?
No. No nos equivoquemos, la culpa es el negocio. La corrupción la oferta. La necesidad, creada, la frustración. La doble moral empresarial, el desempleo, la desesperanza, la mentira, la desinformación, la enajenación, la falta de rigor de quienes se supone deberían ser los críticos del sistema independientemente de su especificidad profesional, crítica que puede ejercerse desde lo positivo, pero jamás desde la omisión. La culpa es de quienes sólo ambicionan el negocio particular y no el bienestar común. La culpa es de la IMPUNIDAD, de la que cada día, al parecer, nos hacemos más cómplices por nuestra ceguera voluntaria para no ver la realidad concreta que se nos presenta. La culpa es de la desigualdad social que nos aqueja. La culpa es del capitalismo feroz que se nos impone sin resistencia (salvo honrosas excepciones) de nuestra parte.
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