jueves, septiembre 11, 2008

Los grupos de solidaridad con Cuba del estado español abren una cuenta bancaria de ayuda a Cuba

El país requerirá una muy fuerte inversión en infraestructura

Rebelión

Con motivo del paso por Cuba del Huracán “Gustav” y con el objetivo de contribuir en el esfuerzo que hace el pueblo de Cuba para restañar los daños ocasionados, el Comité de Solidaridad con los Cinco en Madrid acordó habilitar una cuenta Bancaria para que los interesados puedan materializar su aporte en metálico.

Los datos de la cuenta bancaria en España son los siguientes:

Caja Rural de Toledo, cuenta No. 3081 0021 36 2383407927

Se pueden enviar donaciones también directamente a Cuba:

Banco Financiero Internacional S.A.
Oficina Central: Línea #1, Vedado, Municipio Plaza, (Apartado 4068), La Habana, Cuba
Telf: (537) 33-3423 (537) 33-3513
Telex: 51-2045 51-2452
Fax: (537) 33-3006

Cuenta Nº 033473, "Huracanes, restauración de daños".

En Argentina:
los depósitos deberán hacerse a través del Banco Credicoop (preferentemente) o Banco Provincia como segunda opción, en euros u otra moneda que no sea dólares estadounidenses.
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En solo nueve días, los cubanos han tenido que enfrentar tres mortíferos huracanes: Ike, Gustav, y Hanna.

Con una organización reconocida por agencias de las Naciones Unidas, toda la nación asumió el desafío como un llamado general de alarma de combate, a la postre el elemento clave.

La isla fue impactada por varios puntos de su caprichosa geografía por vientos que, en el caso del Gustav, llegaron a alcanzar la cifra récord de 340 kilómetros por hora a su paso por la provincia de Pinar del Río.

Es la primera vez en la historia de los registros meteorológicos nacionales, además, que tres huracanes azotan al estado insular caribeño en tan corto período de tiempo, como también lo es que dos de ellos –Ike y Gustav- entraron y salieron casi por los mismos puntos en el occidente.

Desolación y dolor; viviendas y edificaciones sociales demolidas; plantaciones de frutales, granos y vegetales desaparecidas; ríos desbordados; inundaciones y penetraciones del mar cientos de metros en la profundidad; ropa, alimentos, equipos electrodométicos y muebles destruidos.

Cultivos de importancia como el café, el arroz y de caña de azúcar arruinados; industrias detenidas; centros de producción avícola, porcina y lechera fuera de servicio; carreteras fracturadas o anegas; cientos de postes de transmisión de energía eléctrica y árboles arrancados o partidos.

Ike batió más de mil kilómetros de territorio sobre la isla. Más de 150.000 latas de café están en el suelo y la movilización para la recogida del grano será inminente.

El mundo ha observado una vez más la conducta de los cubanos frente a estas circunstancias excepcionales impuestas por la naturaleza en esta zona del planeta, donde el efecto del cambio climático es cada año más evidente y letal.

En todos los casos, tropas de las Fuerzas Armadas encabezaron en forma decisiva tanto las fases de preparación como de recuperación y apoyo a los damnificados.

Gustav impactó a 140.000 edificaciones, 90.000 de las cuales fueron viviendas.

Ike provocó la paralización de la producción de níquel, uno de los principales renglones de exportación de Cuba, y convirtió almacenes e instalaciones portuarias en zonas de desastre; tejas y cubiertas ligeras volaron de nuevo para convertirse en mortíferos proyectiles.

Cuatro personas murieron durante su paso: dos electrocutadas y las otras por derrumbes.

Ike, que penetró en Cuba con categoría cuatro en la escala Saffir-Simpson, de cinco, dejó medio centenar de muertos en Haití, entre estos 13 niños.

Casi dos millones de personas fueron evacuadas en Cuba en esta ocasión, como parte de las medidas de protección impuestas por la Defensa Civil. De las 14 provincias, 13 fueron puestas en fase de alerta o alarma ciclónica.

La mayor parte de Cuba estaba la noche de este martes sin servicio eléctrico, incluyendo esta capital, en una crítica situación que recordaba los grandes apagones que irrumpieron la década anterior tras el colapso de la Unión Soviética.

El huracán Ike completó en menos de dos días su recorrido destructivo por toda la isla, sin dejar un solo pedazo de terreno fuera de su descarga de vientos y aguaceros. Uno de los efectos fue el derrumbe de postes, transformadores, líneas de transmisión y torres de alta tensión, que pusieron de rodillas a la infraestructura eléctrica.

La provincia oriental de Santiago de Cuba tenía la noche posterior al huracán el 90 por ciento de suministro, mientras que el resto del país estaba en penumbras. Un informe de la empresa Unión Eléctrica dijo que los servicios de urgencia, como hospitales, panaderías y bombeos de agua, tenían energía por los grupos electrógenos, baterías portátiles, a base de diesel y fuel oil, que están diseminadas en todo el país. Con esa misma fuente se ponen en servicio los circuitos que no tuvieron daños.

Pero el conflicto no está en la generación, sino en la distribución aérea, sacudida por el huracán. En la capital, además, sufrió una avería la termoeléctrica de Tallapiedra, que surte a las líneas subterráneas del casco antiguo.

La verificación del estado de los circuitos de distribución se hacía intensamente en las ciudades, pero era imposible salir a carretera para revisar las líneas interprovinciales, por el mal estado de los caminos, señaló el informe de la empresa.

Aunque casi todo el tiempo se mantuvo en la categoría 1 de la escala de cinco niveles, la extensión de Ike provocó más daños que Gustav, que tenía categoría 4, pero sólo penetró en ráfaga en un corredor del occidente hace diez días.

El efecto combinado de ambos meteoros deja a Cuba con un daño económico de largo alcance. Aún no hay una cuantificación precisa, pero ya se sabe que hay una destrucción de vivienda en gran escala; derrumbes de postes de líneas telefónicas y árboles; daños a cultivos, a carreteras y a hoteles y centros turísticos; pérdida de techos y otros perjuicios en fábricas y talleres, además del golpe a la electricidad. En contraste, hasta ahora sólo se conocía de los cuatro muertos reportados el lunes.

Para resguardarse del meteoro, dos millones 615 mil 794 personas tuvieron que evacuar sus viviendas, de condiciones vulnerables, para refugiarse en casas de familiares o amigos o en albergues públicos, informó el coronel José Ernesto Betancourt, de la Defensa Civil.

El país requerirá una muy fuerte inversión en infraestructura, sólo para regresar al estado en el que estaba hace diez días. Luego hay que preguntarse la ruta que seguirá la rehabilitación del sector agroalimentario –ya debilitado por deficiencias estructurales–, así como la fórmula para que la isla disponga de comestibles en el corto plazo.

Un caso particular es el de la Isla de la Juventud, que resultó aniquilada por el paso del Gustav y que antes de Ike ya requería el envío de todos sus suministros. El Programa Mundial de Alimentos de la Organización de Naciones Unidas reportó el envío de 45 toneladas de galletas para los 86 mil habitantes de ese territorio.

Ike había repasado el lunes a toda la mitad oriental del país. El martes su centro salió al mar y recorrió un tramo del litoral sur, para volver a tierra por la provincia de Pinar del Río, en el extremo occidental, a la que atravesó en diagonal, para salir al Golfo de México.

Esa ruta final libró a la ciudad de La Habana de un golpe directo, pero condenó a un segundo latigazo a poblaciones de Pinar del Río que ya habían sido castigadas por Gustav: Los Palacios, Paso Real de San Diego, La Palma y Manuel Sanguily.

Aunque el centro del huracán había salido, sus bandas de lluvia seguían drenando al final del martes a casi todo el país. Había crecida de ríos en las provincias orientales de Granma y Camagüey y en la zona montañosa del Escambray, que se extiende por las provincias centrales de Cienfuegos, Sancti Spiritus y Ciego de Ávila.

Entre las localidades más dañadas estaban Unión de Reyes (Matanzas, occidente); Caibarién (Villa Clara, centro); Rodas y Cienfuegos (Cienfuegos); Camagüey (Camagüey); Baracoa y Maisí (Guantánamo, oriente); Holguín, Moa, Sagua de Tánamo, Banes y Mayarí (Holguín); Jesús Menéndez y Manatí (Las Tunas, oriente) y Guisa (Granma, oriente).

El presidente Raúl Castro habló hoy por teléfono con sus colegas Luiz Inacio Lula da Silva, de Brasil, y Daniel Ortega, de Nicaragua, quienes llamaron para interesarse por la situación en Cuba y para consultar sobre la forma de ayudar a la isla, según informaciones oficiales.

El país virtualmente se volcó para hacer frente a la catástrofe. Paso a paso, minuto a minuto, los cubanos tejieron de nuevo su complejo entramado de incontables medidas y acciones para prevenir y protegerse ante situaciones de este tipo.

Fidel Castro comparó las consecuencias del paso de estos fenómenos con un golpe nuclear.

Pero la temporada de huracanes en el Caribe no ha terminado. Una decena de estos se han generado hasta el presente y, según los pronósticos, antes del 30 de noviembre pueden formarse otros. Octubre es el mes de mayor probabilidad de torbellinos de gran intensidad.

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