Conjeturas
Alvaro Cepeda Neri
Relevo necesario, el de Fernando Gómez-Mont (su nombre completo, en el diccionario Los Panistas, de Mireya Cuéllar: Fernando Francisco Gómez-Mont y Ureta, quien fungió como asesor, en los sexenios de Salinas y Zedillo y, en ejercicio de su profesión, abogado de empresarios y ex funcionarios de notoriedad mediática) de todas maneras estaba en la agenda para los cambios que vendrán en el grupo calderonista.
Ideológicamente no hay duda sobre él: es militante del PAN, en el ala de “pisa y corre” al estilo de su amigo y compañero de litigios, Diego Fernández de Cevallos y Ramos. Sus habilidades como técnico en derecho penal lo ha hecho indispensable para cierta clientela con recursos y siempre dispuesto a confrontarse, defendiendo a capa y espada, las causas que ha representado en los tribunales y en sus apariciones en la escena política.
Ha sido Fernández de Cevallos su impulsor en lides políticas. Esto siempre que el “jefe” Diego ha sido tomado en cuenta, con Salinas, Zedillo (Fox lo ninguneó, entre otras cosas porque al guanajuatense lo tiene sin cuidado, por su ignorancia, cualquier manifestación de la cultura) y ahora con Calderón.
Cuando el salinato prefirió el tenebroso Cevallos directamente, pero desde las sombras, asesorar al desdibujado PRI que empezó con López Portillo. Con Zedillo puso en la PGR a Lozano Gracia. Con Fox se mantuvo a distancia. Y con Calderón decidió intervenir tras lo que se ha tipificado, al margen todavía del dictamen penal, de “accidente” donde perecieron varios funcionarios, entre ellos Vasconcelos y Mouriño.
Aunque formado, profesionalmente, en la Escuela Libre de Derecho, no simpatiza con el jusnaturalismo, como que sabe, por su práctica de hábil litigante, que sólo tiene validez y está en vigencia el derecho escrito, el derecho positivo. Y para él: el derecho penal de los códigos, la jurisprudencia y las mañas y experiencia del trabajo penal.
Por eso no deja de preocupar que, al haber aceptado entrar al tercer relevo en la secretaría de Gobernación, en lugar de que prive en el manejo de los asuntos políticos de la dependencia, el derecho político: la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, como norma de conducta (y así, por ejemplo, por mencionar una guía teórica, de Ekkehart Stein, su Derecho político) vaya a tomar la delantera el derecho penal. Y que se pretenda criminalizar la vida política de la nación.
En su discurso de toma de posesión, Gómez-Mont y Ureta (con sus confesiones en la tentativa de desafuero de AMLO, sus polémicas confrontaciones, etc.) se mostró con otra personalidad, como si el texto no lo hubiera redactado él.
Era un Gómez-Mont inédito, o cuando menos desconocido para políticos y periodistas, cuya trayectoria lo hacía mejor para la PGR, CISEN o la Secretaría de Seguridad Pública Federal. Pero lo nombraron en Gobernación, donde el derecho político debe ser el principio, el imperativo y no el derecho penal. La alternativa es, pues, ¿con Gómez-Mont: derecho penal o derecho político?
cepedaneri@prodigy.net.mx
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