Barómetro Internacional
Por Kintto Lucas
La ironía de algunos periodistas y analistas sobre el rol de la Central de Inteligencia Americana (CIA) en Ecuador y América Latina me causa gracia.
No sé si se debe a que en Ecuador muchos personajes de izquierda abusaron en declarar agentes de la CIA a sus ex compañeros transformados en enemigos políticos; o que luego de las denuncias de Philip Age todo lo relacionado con la Agencia se asume como normal, o si es culpa de la ignorancia de esos periodistas y analistas.
Cuando denuncié que Mark Sullivan era el Jefe de la CIA en Ecuador, muchos sonrieron. Luego de que el Presidente Rafael Correa confirmó la denuncia, lo más fácil fue decir que era una forma de distraer la atención del caso Chauvin.
Es tal la incapacidad de algunos periodistas y analistas, que en lugar de investigar quién es Mark Sullivan se dedicaron a cuestionar la acción del gobierno al expulsarlo.
Sin levantarse de la silla, sin recurrir a una investigación muy profunda, sin romperse la cabeza, solo recurriendo al Internet, se podrían haber informado de que el señor Sullivan es nada más y nada menos que el Director del United States Secret Service desde mayo de 2006, y que fue un destacado agente de la división de protección presidencial cuidando las espaldas de George Bush padre y Bill Clinton.
Además, podrían haberse enterado de otras perlas de su biografía, que no voy a contar en este artículo porque se las dejo como tarea para que investiguen un poco. No se van enfermar por eso. Pero sí voy a contar como se produjo exactamente la expulsión de Sullivan.
Si los medios públicos y privados hubiesen averiguado un poco, no mucho, lo necesario. Si hubiesen consultando algunas fuentes diplomáticas, militares y policiales, se habrían enterado que el gobierno de Ecuador, antes de expulsar a Sullivan utilizó todos los mecanismos diplomáticos para no llegar a ese extremo, solicitando a la embajadora que regresaran al diplomático agente a Washington. Sin embargo, como Sullivan no respondía a la embajadora, ni siquiera al Departamento de Estado (Cancillería de Estados Unidos), solo podía retornar con la venia de la institución que representaba, o sea la CIA. Pero hasta el momento de su expulsión, la Agencia no había dado la venia. Pasaron los días y la realidad obligó al ejecutivo ecuatoriano a expulsarlo.
La respuesta del gobierno estadounidense fue prudente porque era mejor dejar las cosas por ahí y que no se destape la actuación de la Central de Inteligencia Americana en el país.
Seguramente, si se investigara un poquito más, se podrían encontrar datos interesantes sobre la actuación de Sullivan en otros países. Eso es un poco más difícil que buscar en Internet, no mucho, nada sacrificado, y tal vez se los cuente en un futuro artículo.
En todo caso, si quieren contextualizar algún artículo sobre el rol de la CIA en Ecuador y América Latina, los medios públicos y privados tienen abundante bibliografía para consultar, incluyendo algunos documentos desclasificados de la propia Agencia.
Entonces podrían averiguar sobre el papel de la Central antes y durante las dictaduras militares, podrían escudriñar en las denuncias de Philip Agee, o estudiar quién fue Dan Mitrione.
Sería interesante que los medios públicos y privados comiencen a profundizar en el periodismo investigativo. Tal vez descubran que la CIA no es un cuento, que solo se adapta al momento histórico…
kintto@yahoo.com
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