Economía Moral
Con Márkus respondo la crítica de Cohen a la antropología filosófica de Marx
Con Márkus respondo la crítica de Cohen a la antropología filosófica de Marx

El  filósofo político Gerald A. Cohen
Julio Boltvinik
En la entrega anterior (07/01/11) dejé  pendiente la respuesta a la tesis de Cohen (expresada en el capítulo 13  de Teoría de la Historia de Karl Marx. Una Defensa, THKM) que la  antropología filosófica de Marx es unilateral puesto que deja fuera la  necesidad humana de identidad y, por tanto, resta importancia a  fenómenos como el nacionalismo y la afiliación a grupos religiosos.  Señalé, sin embargo, que Cohen no cita (por lo que supongo que no  conoció) el libro de György Márkus Marxismo y Antropología (Grijalbo,  1973 y 1985) que contiene la sistematización plena (y única) de la  antropología filosófica de Marx, cuyo examen (aunque sea parcial y  sucinto) puede ayudar a discernir si Cohen tiene razón.En  primer lugar, Fromm ha señalado que la mayor parte de los individuos de  las sociedades modernas son incapaces de asumir una identidad  individual y se refugian en una forma modificada de la identidad del ser  humano primitivo (yo soy nosotros): yo soy la muchedumbre (véase nota  al pie Nº 3 de la entrega anterior). En segundo lugar, debo señalar que  ni Marx ni Márkus formularon una lista o un esquema de necesidades  humanas, por lo cual señalar la omisión de alguna de ellas y, sobre  todo, convertir dicha omisión en algo que vuelve falsa la antropología  filosófica de Marx, resulta desacertado y desproporcionado. Tampoco en  el esquema de necesidades de Maslow se incluye la necesidad de  identidad, pero sí la de pertenencia (grupal). En cambio en las  concepciones de necesidades de Fromm y de Max Neef y coautores, la  identidad o sentido de identidad es una necesidad explícita.1 En tercer  lugar, es necesario afirmar claramente que las personas necesitamos  pertenecer a un grupo social pero que ello no necesariamente conlleva  que nuestra identidad (que también, en mi opinión, es una necesidad  universal) no pueda ser individualista-universalista. Maslow dice que  las personas autorrealizadoras (las que han logrado realizar sus  potencialidades centrales) “Se identifican con toda la humanidad. Tienen  un profundo sentimiento de identificación, simpatía y afecto por los  seres humanos en general, como si todos fuesen de una sola familia. Sin  embargo, pocos los entienden: son como extranjeros dondequiera que  vivan”. Nadie clasificaría como falsa la teoría de necesidades de Maslow  por omitir la necesidad de identidad. A pesar de que Marx y Márkus no  elaboran una lista de necesidades humanas, encontramos en la  antropología filosófica del primero, sistematizada por el segundo, una  serie de elementos que, en mi opinión, apuntan hacia la necesidad  identidad grupal (cito juntando extractos no necesariamente literales de  la obra de Márkus y los voy comentando entre corchetes):
Ante  todo, el hombre es un ente genérico, esto es, un ser social y  comunitario.2 Esta descripción del ser humano como comunidad significa,  por una parte, que el hombre no puede llevar una vida humana, no puede  ser hombre como tal más que en su relación con los demás y a  consecuencia de esa relación. Por otra parte, significa que el individuo  no es individuo humano más que en la medida en que se apropia de las  capacidades, las formas de conducta, las ideas, etcétera, originadas y  producidas por los individuos que le han precedido o que coexisten con  él, y las asimila (más o menos universalmente) a su vida y a su  actividad. Así pues, el individuo humano concreto como tal es un  producto en sí mismo histórico-social. La historia de un individuo  singular, dice Marx, no se puede en modo alguno arrancar de la historia  de los individuos precedentes y coetáneos, sino que está determinada por  ésta (Ideología Alemana). La individualidad concreta específicamente  humana no se origina sino a través de la participación activa en el  mundo producido por el hombre, a través de una determinada apropiación  de éste. [Hasta aquí queda claro que el hombre, independientemente de  sus percepciones, está inserto objetivamente en la comunidad –y  parcialmente determinado por ésta– y cambia al cambiar ésta]. Pero, por  otra parte, las interrelaciones entre los individuos no son nunca  relaciones naturales inmediatas, tienen siempre como presupuesto las de  tráfico [intercambio] material y espiritual que encuentran dadas dichos  individuos. La socialidad del hombre no se reduce al acto de producción.  Marx atribuye una particular función en el proceso genético de la  sociedad a la humanización de las relaciones naturales entre los sexos y  entre las generaciones. La socialidad es un rasgo esencial del  individuo entero y penetra en todas las formas de su actividad vital  [Por tanto, la socialidad es también un rasgo esencial de su conciencia,  que incluye su sentido de pertenencia e identidad]. La vida colectiva,  social, produce también nuevas necesidades individuales, ante todo la  necesidad de trato humano. La producción adquiere carácter social en el  sentido concreto que los individuos empiezan a producir los unos para  los otros, sus productos se complementan recíprocamente, su trabajo se  convierte en auténtico componente integrante de un trabajo total social,  y los productos se convierten en producto común del trabajador  colectivo [Con la división ampliada del trabajo la comunidad o sociedad  empieza a cambiar]. La actividad del individuo se hace objetivamente  dependiente de la actividad de un ámbito de individuos cada vez más  amplio; al mismo tiempo se constituyen para los individuos las  condiciones históricas más elementales, en las cuales pueden apropiarse  de las experiencias, el saber y la riqueza del mundo acumulados por la  humanidad entera, y utilizarlos. Proceso en el cual el hombre deviene  ente social universal. La historia de las hordas, las tribus y las  etnias origina paulatinamente la historia universal, y el individuo  mismo se convierte en un ente universal, en un ser histórico-universal.  Esa ampliación del tráfico entre los hombres produce las condiciones de  la autonomía del hombre individual respecto de su propio entorno y,  sobre la base de esa autonomía, las condiciones del despliegue de la  interioridad humana, de la individualidad humana real. El hombre no  deviene realmente individuo, sino en el curso de la evolución histórica,  precisamente porque a través del tráfico cada vez más universal, dicha  evolución disuelve aquellas pequeñas comunidades. [Marx ve la  posibilidad de un nuevo sentido de identidad, que rebasa al comunitario,  al de la nación, similar a la de los autorrealizadores de Maslow antes  citada]. En este sentido la universalización y la individualización del  hombre son un proceso unitario, aunque esa unidad no se realice, durante  toda una gigantesca época histórica, sino a través de contraposiciones  (la universalización es en la era de la alienación la unidad de la  individualización y la despersonalización).
La antropología  filosófica marxista contiene todos los elementos, aunque no están  explícitos, como se aprecia, para fundar la necesidad de identidad. Pero  visualiza ésta en un sentido dinámico: de la identidad de la familia y  el clan, pasando por la de la tribu y la nación, hasta llegar a la  identidad de la especie, la identidad genérica. Creo que Cohen no  apreció esta tendencia positiva a superar lo parroquial. En todo caso,  podemos concederle a Cohen que Marx subestimó las resistencias y las  dificultades que supone el tránsito del yo soy nosotros al “yo soy yo,  miembro de la especie Homo sapiens, pero plenamente individualizado”.
A  mis lectores(as) les anuncio que, aunque en construcción y muy  incompleta, está ya disponible mi página web en la dirección  www.julioboltvinik.org. Contiene buena parte de mis colaboraciones para  La Jornada, mi tesis doctoral, mi CV, mi bibliografía comentada, y  todavía muy pocas de mis publicaciones académicas.
1 En los  capítulos 3, 4 y 5 de mi tesis doctoral (consultable en mi página web  que anuncio al final de la entrega) se analizan las teorías de  necesidades de Maslow, Fromm y Max Neef et al.
2 El término ser  genérico aparece como species being (ser de la especie) en las  traducciones al inglés de los manuscritos de 1844. Eso hace más claro su  significado. En español, el sustantivo especie no admite adjetivo, ya  que específico se usa en un sentido mucho más amplio.
http://www.julioboltvinik.org  • jbolt@colmex.mx
Fuente:  La jornada

 
 
 
 







 
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