Antonio Gershenson
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), parte del gobierno federal, de derecha como sabemos, ha sido ahora el encargado de golpear al Gobierno del Distrito Federal (GDF), de izquierda. La imaginación se les va agotando, y llegan al absurdo. Según esta institución federal, no se debe sustituir el drenaje superviejo del Centro Histórico por otro más resistente y que soporta sin romperse incluso los hundimientos desiguales. Esa cañería obsoleta es, según ellos, una joya arqueológica. Y pararon la obra en un tramo de la calle Uruguay.
El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), también federal, decidió que el edificio de Las Lomas en cuyo lugar se planteó construir el edificio del bicentenario de la Independencia sea "monumento artístico" (¿alguien sabía que Las Lomas es zona de esos monumentos?). En La Jornada de ayer sábado, junto a la información sobre la medida del INBA, viene una foto del tal edificio, en estado desastroso. Se llama Súper Servicio Lomas.
Recordaremos que antes se prohibió agregar más altura a la zona de disposición final de basura llamada Bordo Poniente. Pero ahora se autoriza una carretera del estado de México que bordea ese tiradero. El pretexto para negar una solicitud bien documentada en el sentido de que se aumentara la altura fue que con el peso adicional se podían romper ductos de agua subterráneos que estarían ahí abajo. Pero la carretera tiene mucho más peso por metro cuadrado que la basura, y esa sí la autorizan. ¿Por fin?
Ante el ridículo de la Comisión Nacional del Agua de que no se eche más basura ahí pero sí una enorme mole de concreto de la tal carretera, ya sólo falta que llegue el INAH al rescate y diga que esa montaña de basura combinada con materiales especiales es también joya arqueológica. O que el INBA la declare monumento artístico.
Debemos aclarar una cosa. En el Centro Histórico, la obra parada por el gobierno federal no es sólo de agua y drenaje. Ese era el primer paso, lo que va más abajo. Luego hubiera seguido, como sucedió en otras cuadras de la misma calle de Uruguay, la instalación de líneas eléctricas por Luz y Fuerza del Centro, de líneas telefónicas de Teléfonos de México, líneas y postes de alumbrado, etcétera. Era como lo fue la obra anterior que transformó Madero, Cinco de Mayo y otras calles céntricas en años anteriores.
De modo que el afán de perjudicar al GDF ha llevado al gobierno federal a afectar todos los servicios de ese centro y, por tanto, a quienes trabajan allí, viven ahí, y tienen ahí diferentes tipos de negocio o empresa. Y esto, además, frena una gran cantidad de obras similares, ya proyectadas y programadas, en otras calles de ese mismo sector de la ciudad.
A estas alturas ya no puede uno estar seguro de si, por ejemplo, un grupo de vecinos de la delegación Benito Juárez, que se opone a que se haga un pozo en un parque para aliviar la escasez de agua en la zona, lo haga por convicción, o por instrucción.
Es importante que demos a conocer los absurdos a los que recurren las autoridades federales como pretextos para frenar o tratar de parar obras de lo más diversas entre sí en el Distrito Federal. Y también la confabulación del gobierno priísta del estado de México con el gobierno federal derechista, en casos como el de la mencionada carretera, llamada Circuito Mexiquense. Y no dejemos de tener presente que a menudo este tipo de obras tiene un fondo adicional, al hacer subir terrenos de valor, en beneficio de especuladores.
Tratemos de difundir por los medios al alcance de cada quien esta y otras partes de la realidad, pues quienes arman estas farsas se atienen a que ellos controlan la mayor parte de los medios de difusión, y que pueden repetir mil veces una mentira, hasta que se crea que dijeron la verdad.
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