jueves, octubre 25, 2007

Las Cúpulas Católicas atacan de nuevo (Venezuela)

Omar Marcano
Aporrea

Como era de esperarse, las cúpulas católicas, representadas por la más retrógrada organización eclesiástica de toda la historia de Latinoamérica, la Conferencia Episcopal Venezolana, los arzobispos y obispos de Venezuela se oponen al fondo de la reforma (léase revolución dentro de la revolución), a lo esencial de la misma, a la construcción del socialismo y de la economía socialista en el país.

Acostumbradas a participar del poder capitalista, de los privilegios de las elites oligárquicas, continúan atacando de manera permanente nuestra revolución bolivariana, contraviniendo las enseñanzas del Hijo de Dios Maestro de Maestros, las enseñanzas cristianas que ellos deberían defender por sobre todas las cosas, incluyendo sus propias mezquindades.

Esta claro que la jerarquía católica, aliada de la oligarquía venezolana, construye mentiras y manipulan la información para que los cristianos se alejen del proceso de la revolución bolivariana en curso, a favor de los humildes y la justicia fraternal por la que se empeñó Jesucristo. Por eso ordenaron a todos los padres oficiantes de las misas del domingo 21 de octubre, que leyeran el comunicado en lugar de predicar el evangelio. Obviamente eso lo hacen para conservar sus privilegios, y porque saben que una distribución equitativa de la riqueza, como lo propone el auténtico cristianismo, disminuirá drásticamente sus groseros privilegios y los de sus aliados oligarcas.

Los voceros de la jerarquía católica declaran que a Cristo no le habría gustado el proceso revolucionario bolivariano. Eso es falso. La revolución bolivariana tiene como objetivo fundamental redimir a los pobres, a los que sufren, a los que amó Jesús. Jesucristo mismo fue pobre. Nació en un establo. Era hijo de un carpintero. Buscó a sus discípulos entre pescadores y campesinos. Predicaba que quien pretenda seguirlo dejara sus riquezas porque es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja antes que un rico se salve. Y cuando fue necesario utilizó la fuerza, como cuando sacó con un látigo a los mercaderes del templo. Para su doctrina fraternal, cada ser humano es un templo vivo del Espíritu Santo y es preciso amarlo y ayudarlo. Si él estuviera aquí y viera cómo sufren los seres humanos en su inmensa mayoría, y cómo lo profanan e irrespetan todos los días, también tomaría el látigo contra los oligarcas que buscan seguir humillando, empobreciendo, saqueando, engañando y dominando al pueblo pobre que tanto amó. Jesús castigaría a los acaparadores de los alimentos, de la leche de los niños, a los acumuladores de la riqueza, porque El dispuso que la tierra y sus bienes sirvan para todos, porque todos somos hermanos.

Estos jerarcas de la iglesia católica que atacan al proceso revolucionario y bolivariano, pretenden que los pobres sigan como antes, resignados y sometidos a los poderosos. Hoy, como siempre, atacan y atacarán a todo proceso que ansíe ayudar a los desvalidos y poner la riqueza de la nación al servicio de todos sus hijos. Y para alejar al pueblo de estos caminos de justicia social pacífica, estos Judas mienten y difaman todos los días. Y de modo permanente hablan que la revolución bolivariana va a quitar los bienes a los pobres, como si los pobres tuviesen bienes exagerados y como si los seres solidarios, los verdaderos cristianos, los verdaderos revolucionarios estuviesen en contra de los humildes. Pero los pobres de nuestra patria no se dejan engañar, saben muy bien que la revolución bolivariana está en busca de hacer realidad los sueños del Libertador, expresados muy claramente en el Discurso de Angostura, otra mentira de los arzobispos y obispos quienes declaran que el socialismo es contrario al pensamiento de Simón Bolívar sin citar el texto preciso de dicho Discurso.

La revolución bolivariana busca que todos vivamos con el producto del trabajo digno y no de la explotación del hombre por el mismo hombre. Que ningún ciudadano oprima y explote a otro hermano, tal y como vivían los auténticos cristianos según lo referido por los textos de "Hechos de los Apóstoles", donde no había entre ellos ningún necesitado, donde nadie llamaba propio ninguno de sus bienes y se repartía a cada uno según sus requerimientos. Ese es el verdadero mensaje bíblico, cristiano y del Libertador Simón Bolívar, eso es lo que queremos desarrollar en Venezuela y América Latina, que no existan necesitados, que todos puedan satisfacer sus necesidades vitales y nadie padezca hambre, desocupación, falta de tierra, insalubridad, ignorancia, carencia de techo o seguridad social. Que todos los seres humanos ejerzamos el derecho irrenunciable a la vida y a la felicidad.

Ese afán genuinamente cristiano y fraternal, sueño de nuestro Libertador, de redimir a todos los excluidos, es lo que hoy en día llamamos Socialismo del siglo XXI el cual se consagrará definitivamente y para siempre, Dios mediante, el día domingo 02 de diciembre de 2007 mediante la aprobación mayoritaria de la Reforma Constitucional en la querida patria de Bolívar, Venezuela.

El socialismo es el único sistema económico que existe en la historia de la humanidad capaz de provocar un verdadero despliegue de la democracia, ya que la misma permite una distribución equitativa del poder popular. En este caso los hombres no actúan solamente por el deseo económico o el simple análisis de costo-beneficio, sino que también lo hacen en correspondencia a valores y metas comunes, hecho que los une para la acción colectiva. Con el sistema económico socialista, se facilitan las formas de decisión democráticas que ponen el énfasis más en la discusión y en la comunidad que en las impersonales y alienantes relaciones de mercado. por ese motivo siempre he sostenido, que la mejor forma de ser cristiano en estos tiempos es ser socialista.

Fuerzas oscuras y malévolas continúan acechando peligrosamente nuestro proceso bolivariano, por ello resulta imprescindible la unión de todas las fuerzas progresistas del país, de las fuerzas del bien y especialmente la de los cristianos socialistas quienes somos la gran mayoría, porque separados y aislados somos frágiles y vulnerables. Por ello se precisa el concurso y apoyo, la colaboración y participación política solidaria en este proceso que avanza de manera incontenible de todos y todas, y particularmente la de todos los partidos socialistas de Venezuela. Urgimos que nadie sea indiferente, porque si las personas honestas no contribuyen con la revolución en marcha, estamos brindando ventajas a los bribones que aspiran a perpetuarse, a recuperar el poder político para seguir saqueando la riqueza de nuestra patria mediante un artero golpe de estado financiado desde los antros del poder oligarca mundial.

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