miércoles, octubre 10, 2007

Fuentes, Chaderton y Cisneros

Escrito: mier 3 oct 07
Palenque

Carlos Fuentes, Roy Chaderton y Gustavo Cisneros

Julio Pomar
Ha surgido el inevitable diferendo con las cosas venezolanas, pero ya no en las filas oficiales mexicanas, sino en los ánimos de un destacado intelectual-novelista llamado Carlos Fuentes. Resulta que el nuevo embajador de la República Bolivariana de Venezuela en México, Roy Chaderton Matos, en un foro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, aludió el jueves 28 de septiembre al escritor Carlos Fuentes, quien no se ha cansado de vituperar al presidente venezolano Hugo Chávez Frías, al que --lo menos-- ha tildado de "payaso" o "bufón". El embajador Chaderton con fina ironía le restregó lo siguiente:
Dijo que había leído un artículo en que "un personaje" (alusión a Carlos Fuentes) escribió sobre Hitler, Mussolini y Chávez y dijo que el autor es quien "abandonó la región más transparente, cambió de piel, ahora tiene el aura de converso y en su avanzada senilidad ha terminado convertido en un gringo viejo".
Decir eso desató la furia en el escritor mexicano. En una carta al diario que le publicó el artículo sobre Chávez, el novelista declaró que Chaderton Matos es un diplomático "novato" que "no distingue entre la libertad del escritor y la discreción del embajador. Sólo comprueba que él es emisario fiel de su amo, que merece su sueldo y que equivoca su función". Para rematar, dijo Fuentes que "hay en el continente americano dos bufones: uno, el de Washington, es el más peligroso. El otro, el de Caracas, es el más risible" y del embajador Chaderton afirmó que "demuestra tristemente, que él es sólo el bufón de un bufón" y que tiene nombre de pescado, "bien pensado, quiero decir sin columna vertebral". Todavía dijo Fuentes: "El continente americano merece algo mejor. Espero ver un gobierno demócrata en Washington y un gobierno democrático en Caracas". Y de EU no dijo democrático, sino demócrata.
El intercambio, ríspido, como se advierte, tiene colas mexicanas y venezolanas. Las mexicanas son la actitud que Carlos Fuentes asumió en la campaña presidencial del 2006, sacándole el bulto al apoyo a Andrés Manuel López Obrador, siguiendo la postura de su amigo Cuauhtémoc Cárdenas, otro sacador de bultos, y se sumó a la diatriba del historiador Enrique Krauze, quien en la misma campaña se convirtió en vocero histórico de la derecha mexicana al calificar a López Obrador como un "mesías tropical". De eso, que es un calificativo casi igual al que la derecha venezolana y de América Latina le endilgan a Hugo Chávez, no hay sino un solo paso. Como se ve, la explosión de Fuentes tiene que ver con ese tinglado anterior de actitudes, donde se advierte a un personaje deseoso de mayor fama de la que ya tiene (por ejemplo, dicen los enterados, por conseguir un Premio Nobel de Literatura, presumiblemente por lo cual ha ido dejando atrás su discurso izquierdista para ser más grato a los otorgantes de la Academia Sueca, que no se pasan de cierta raya en eso de premiar "con libertad").
Una cola venezolana es del mismo Carlos Fuentes. De un puesto callejero de libros (esquina de Reforma y Lieja) conseguí una biografía publicada en 2004 por Editorial Planeta de España --otra instancia que habitualmente no mira hacia la izquierda-- que el escritor mexicano prologa encomiásticamente. El libro se llama "Gustavo Cisneros, un empresario global". Este personaje cuya biografía prologa Fuentes es el Carlos Slim Helú o el Emilio Azcárraga Milmo de Venezuela, el más rico de allá. Dueño de Venevisión, la Televisa de allá, accionista de Pepsi Cola local y pretenso de la Coca Cola, zar en la cibernética, etc. Y dice Fuentes que la experiencia de Cisneros es una saga empresarial "digna de ser descrita por un Balzac o un Dreiser, si no por los Fuggar renacentistas". En suma, para abreviar, Gustavo Cisneros es un empresario trasatlántico e interamericano y "escudero de la lengua española en el corazón de Angloamérica".
Más explícitamente, dice Fuentes que en Venezuela se creó "el vacío apropiado para que la eterna tentación autoritaria latinoamericana regresara por sus fueros en la figura de Hugo Chávez. Electo como Hitler, histriónico como Mussolini, populista como Perón, Chávez ha desatado (porque no ha gobernado) una marea de divisiones, regresiones económicas y espejismos sociales que podrían ser contagiosos en una Iberoamérica que se felicita de ser democrática pero se pregunta, ¿a qué hora el pan, el techo, la escuela, la salud?". Elude Fuentes mencionar los golpes de estado intentados contra Chávez, naturalmente por los "democráticos" de allá y por Bush.
También señala que "ganarle la batalla a la tentación autoritaria es deber de la ciudadanía democrática de la América Latina. Gustavo Cisneros se ubica en el centro democrático y sufre por ello los ataques, las calumnias y demás balística del sótano chavista... Cisneros representa la capacidad de organización de la cual carece el gobierno autoritario. Representa el balance social contra el desequilibrio divisivo..." etc.
Lo escrito por Carlos Fuentes en el prólogo del libro no tiene desperdicio, como se mira. ¿De qué otra manera quería que lo trataran en Venezuela? ¿Que después de comparar a Hugo Chávez con Hitler y Mussolini, dictadores al servicio de los plutócratas alemanes e italianos, que provocaron la más grande conflagración bélica de la historia, asesinos de judíos, y ensalzar al "centrista" Cisneros, casualmente millonariazo y miembro del poder fáctico televisivo de allá, que no hizo nada para sacar de la miseria a un 80 por ciento de la población, los venezolanos le rindieran al escritor mexicano loores y honores? El que se ríe se lleva, decimos los mexicanos. El que critica no puede estar al margen de la crítica. Que cada cual agarre su voz en este coro. Ya sabemos qué voz escogió el Carlos Fuentes de hoy, ya casi opuesto al de "La región más transparente", "Las buenas conciencias" y "La muerte de Artemio Cruz", incluso "Aura", meras anécdotas, ya, en su vida. Y con él otros más, que en México solapan el fraude electoral del 2006 y otras cosas no menos perjudiciales y peligrosas.

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