Alemania: Nokia, líder en ganancias y despidos
Foto: archivo
Berlín, 28 de enero (apro).- "Nokia: suprimiendo gente". Así reza la pancarta que una manifestante levanta entre la multitud frente a la planta de la empresa en la ciudad de Bochum. La frase está en inglés, "Nokia: deleting people", y contradice expresamente el eslogan de la empresa finlandesa, primera productora de teléfonos celulares a nivel mundial: "Nokia: connecting people", (“Nokia: conectando gente”).El abrupto cierre de Nokia, donde ya se dan los primeros despidos, concluirá a mediados de este año. La empresa trasladará la producción a Rumania, con el fin de abaratar los costos. El cierre significa la pérdida de 2,300 puestos directos y dos mil más de proveedores y trabajadores. Las consecuencias serán graves para la economía de esta ciudad industrial de la región del río Ruhr. La reacción de políticos y sindicatos, aunque enérgica, difícilmente puede impedir la medida. La imagen de Nokia ha sufrido ya un daño considerable. Un boicot a la utilización de sus celulares se lleva a cabo con cierto éxito. El caso Nokia ha reavivado el debate acerca de la utilidad de subvencionar desde el Estado a consorcios que un día se establecen en una región, y poco después la abandonan, en busca de otra que les garantice mayores beneficios. Voces críticas vinculan la avidez de los consorcios y su creciente falta de responsabilidad social.
Muerte anunciada
Las 15 mil personas que se reunieron el martes pasado frente a la planta, pidieron a la empresa que dé marcha atrás con el anuncio. Pero nadie, ni siquiera los trabajadores afectados, parece confiar en que esto ocurra. Algunos manifestantes volvieron a llevar un ataúd en el que Nokia era enterrada simbólicamente. La conducción de Nokia justificó el traslado de su planta en Bochum, debido a los altos costos de producción. Los costos salariales en Rumania representarían, según Nokia, sólo el 10% de los que hoy paga en Alemania. "En Bochum producimos el 6 por ciento de nuestros celulares, pero la planta representa el 23 por ciento del total de nuestros costos salariales directos", señaló el jefe de Nokia, el finlandés Olli Pekka Kallasvuo, justificando el cierre. Argumentó que los proveedores de Nokia no quisieron establecerse en la zona y que, además, las maquinarias de la planta se han vuelto viejas y deben ser renovadas.El jefe del sindicato metalúrgico alemán IG-Metall, Berthold Huber, señaló que la empresa había tenido enormes ganancias en los últimos años, lo que había sido posible gracias al trabajo duro de sus empleados. "La planta en Bochum no cierra debido a su falta de competitividad, sino por la desenfrenada avidez de dividendos de la empresa", dijo el sindicalista. Huber criticó el objetivo expreso de la conducción de Nokia, de duplicar el patrimonio de sus accionistas cada cinco años: "Esto socava los fundamentos económicos y el engranaje comunitario de cualquier sociedad", dijo. La polémica alcanza también a los dirigentes políticos del país. "En lo que a mí respecta, a mi casa no entra un solo celular más de Nokia", señaló el jefe del Partido Socialdemócrata, Kurt Beck. Un boicot contra el uso de celulares de la empresa finlandesa había sido anunciado ya por el jefe de la fracción Verde en el Parlamento, Fritz Kühn, y por el ministro de Agricultura y Protección a los Consumidores, el socialcristiano Horst Seehofer.El mensaje parece haber calado hondo entre la gente. De acuerdo con una encuesta realizada por la consultora Forsa, el 56% de los alemanes evitará comprar en el futuro celulares de ésta marca. El jefe del Instituto Alemán de Valoración de Marcas, Michael Hartung, cree que la decisión traerá a Nokia más pérdidas que utilidades. Incluso a mediano plazo, el perjuicio contra Nokia va a ser más significativo que lo que pueda ganar en productividad. Hartung calcula que el volumen de negocios de la empresa en Alemania caerá entre el 10% y el 15%, e incluso más. Subvenciones cuestionadas
La ciudad de Bochum se encuentra en el estado de Renania del Norte-Westfalia. Históricamente, se concentraban aquí las siderurgias y las minas de carbón germanas. Tras su cierre, a principios de los años 80, los sucesivos gobiernos buscaron atraer empresas a partir de tentadoras subvenciones. En los últimos 10 años, 120 empresas recibieron el apoyo del Estado. En el tope de la lista se encuentra Nokia, con un monto de 88 millones de euros. Tras el anuncio de cierre, la ministra de Economía de Renania del Norte-Westfalia, la democristiana Christa Thoben, calificó de escandaloso el trato de la empresa con sus empleados. Al mismo tiempo, trascendió que el Estado se reserva el derecho de exigir al consorcio la devolución de casi la mitad de estos fondos. El malestar entre los políticos es comprensible, no sólo por los problemas sociales que generará el cierre. El proyecto Nokia fue apuntalado con dinero de los votantes.Günter Verheugen, vicepresidente de la Comisión Europea, se pronunció a favor de eliminar en el futuro los subsidios estatales a empresas privadas. "El caso Nokia nos brinda la oportunidad de analizar en su totalidad la política de subvenciones", señaló. Y calificó como riesgosas esas inversiones, que sólo llegan cuando se les asegura que recibirán subvenciones estatales. Además, reclamó el uso de esos fondos para la educación, la formación profesional y la construcción de una infraestructura de excelencia. Verheugen cree que los cierres abruptos como el de Nokia se deben a fallas de la política empresarial, que no realizó a tiempo los cambios y reestructuraciones necesarias. "La falta de responsabilidad empresarial frente a los trabajadores, sólo para maximizar la ganancia, corroe la confianza en la seguridad y la justicia de la economía de mercado", señaló el político. "Uno no puede exigir amor de una prostituta", dijo Franz Lehner, director del Instituto de Trabajo y Técnica de Gelsenkirchen. "Cuando a una firma sólo se la atrae con dinero, por dinero se va también a otro lugar". Lehner opina, sin embargo, que los políticos no pueden negarse a que se instale una firma que promete generar puestos de trabajo. Y que en el futuro, la próxima que así lo haga, será recibida calurosamente con subvenciones.
Mal ejemplo
La decisión de Nokia podría mostrar una tendencia, no sólo dentro de la industria de las telecomunicaciones. "Artículos de consumo masivo, como zapatos, ropa, automóviles baratos o electrodomésticos, no se pueden producir a precios competitivos en Alemania", dice el director del Instituto de Economía de Hamburgo, Thomas Straubhaar. "Incluso, con el actual impulso económico, existe la amenaza de que estos puestos se trasladen a países donde el salario es barato", agrega."Los trabajadores industriales de todos los sectores deberían temer a largo plazo por sus puestos", señala Hans-Werner Sinn, director del Instituto-Ifo de Munich. En la actualidad, la industria alemana se concentra en las últimas etapas de la producción, mientras que las primeras se realizan en el extranjero. Hay puestos para mánagers e ingenieros, no para trabajadores jóvenes. El traslado de la producción al extranjero no ha significado el posterior traslado de los departamentos de investigación y desarrollo. Las empresas alemanas resguardan así su capacidad de innovación y se protegen de este modo de la piratería industrial.El tema Nokia ocupa actualmente a Angela Merkel. La canciller federal prometió ayuda a los trabajadores de la empresa. "Si como todo indica Nokia no da marcha atrás en su decisión, habrá que hacer todo para darles a las personas damnificadas una perspectiva", dijo. Lo anterior apunta a que los trabajadores cesados obtengan una salida menos tortuosa. "Queremos encontrar una solución justa y aceptable", dijo el jefe del consorcio finlandés, Olli Pekka Kallasvuo, quien enfrenta una serie de críticas, no sólo por la medida adoptada, sino por la frialdad con que se la comunicó a la prensa y a los damnificados. El de Nokia amenaza con convertirse en el cierre más caro de la historia de Alemania. La suma total ascendería a varios millones de euros, por concepto de indemnizaciones, acuerdos y la creación de las denominadas "Sociedades de empleo", entidades transitorias en las que se brinda formación y entrenamiento profesional a los despedidos, en espera de que consigan otro puesto y no terminen en el desempleo. "Hacer algo como esto, es caro en todas partes, especialmente en Alemania", señaló el jefe del consorcio, Olli-Pekka Kallasvuo. El costo del cierre no debería afectar demasiado las arcas de la empresa. Según el balance anual de 2007, presentado el pasado 24 de enero, Nokia extendió su liderazgo en el mercado mundial de teléfonos celulares, con una participación del 40%. Las ganancias netas del consorcio alcanzaron en 2007 la cifra récord de siete mil millones de euros.
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