Jaime Avilés (Enviado)
Milpa Alta, 25 de enero. Después de recorrer sólo 300 kilómetros en cuatro días, la caravana Sin maíz no hay país ha recogido, a su paso por los estados de Puebla y de México, las más diversas variedades de ese grano precursor de las culturas de Mesoamérica.
“Es extraordinario, la gente nos ha dado el maíz que crece en su tierra, y en un tramo tan chiquito como éste hay por lo menos tres tipos de maíz amarillo, no sé cuántos de rojo, de morado, de negro, de blanco, de pinto, de cacahuazintle enano, mediano, grande y muy grande, aparte de que una señora nos regaló una mazorca cuatera, que es algo increíble”, dijo la actriz Jesusa Rodríguez al hacer un primer balance del viaje.
La caravana sostuvo anoche un encuentro en Santiago Xalizintla, Puebla, con los comisariados ejidales de los pueblos aledaños, durante el cual, el representante de San Nicolás de los Ranchos llegó tarde y en franco estado de ebriedad, lo que le dio valor para leer un documento escrito a mano por otra persona cuya letra desconocía, pero que le permitió mover la boca emitiendo ruiditos, como para ver si era chicle y pegaba. Lo que no advirtió es que su auditorio se doblaba de risa.
De allí, la columna de automóviles y camionetas a la que se habían agregado personas de Orizaba y de Cholula llegaron al refugio entre el Popo y el Izta, que la gente conoce como Paso de Cortés, pero en un acto de búsqueda en las raíces históricas, a propuesta de doctor Alejandro López, los caravaneros le restituyeron su nombre original: Tlamacaxco, que significa “el paso de arriba”.
En ese lugar, en medio del bosque, y ante las luces de las ciudades de Puebla y Cholula, bajo el cielo estrellado y envueltos por las voces del aire que, explicó Jesusa, para los huicholes, “cuando sopla fuerte, quiere decir que algo importante está sucediendo”, los caravaneros aprovecharon la pausa para presentarse y conocerse entre sí, contarse sus historia de vida y de lucha, intercambiar opiniones acerca de sus perspectivas ante la negra coyuntura en que se encuentran el país, el mundo y la humanidad entera.
Por la mañana, luego de dormir a la intemperie en torno a una fogata que resintió el embate del viento matutino, los caravaneros bajaron a Amecameca, el pueblo donde se formó académicamente Sor Juana Inés de la Cruz, y volvieron a plantar maíz en las cuatro esquinas de la plaza central, encomendándoles a los habitantes que cuiden las cañas cuando crezcan, y las conserven como símbolo de la lucha nacional que está naciendo en defensa del maíz mexicano ahora que el Tratado de Libre Comercio ha abierto las fronteras al de Estados Unidos y, sobre todo, al de la multinacional Monsanto.
Más tarde, debido a una confusión de la guía de aquella zona, que intentó conducirla hacia un antiguo cuartel que en 1914 acogió a las tropas de Emiliano Zapata que se dirigían a la ciudad de México para participar en la Convención Nacional Revolucionaria de Aguascalientes, la caravana, por desgracia, se extravió y anduvo dando vueltas y vueltas sin encontrar el rumbo, hasta que por sugerencia del antropólogo Julio Glockner se encaminó a la plaza delegacional de la villa de Milpa Alta, donde hace tiempo que las tierras de cultivo dejaron de producir maíz y ahora están convertidas en un asombroso bosque de nopales.
Al ser recibidos con todos los honores por las autoridades locales, de extracción perredista, que dieron lectura a un manifiesto en defensa del maíz y de quienes lo defienden en todo México, Jesusa explicó que todos los granos que han recogido a lo largo del camino serán colocados a partir de este sábado, en punto de las 12 horas, en el centro del Zócalo, en una ofrenda en la que por supuesto figurará, con su extraña silueta, una doble mazorca, que para los mexicanos antiguos como para los actuales tiene grandes poderes curativos.
La caravana partirá de Milpa Alta a las nueve de la mañana, se detendrá a sembrar maíz en la ciudad deportiva de Xochimilco, luego hará una escala en el estadio Azteca y de allí, sin parar salvo ante la luz roja de los semáforos, se irá al Zócalo, para sumarse a las actividades del último día del Foro Social Mundial.
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