Son peores que los tecnócratas salinistas, advierte
Andrés Timoteo Morales (Corresponsal)
Jalapa, Ver., 25 de enero. Aunque la nueva camada de funcionarios en el gabinete de Felipe Calderón, encabezados por Juan Camilo Mouriño, titular de Gobernación, tiene parecido con los famosos “tecnócratas del salinismo”, su propósito es otro: “vienen con la consigna de hacer negocio, de obedecer a sus bolsillos y no a teoremas económicos” aseguró el investigador Lorenzo Meyer. Por eso, dijo, México debe “encender focos rojos” en todas las áreas; estos funcionarios “son más peligrosos que los anteriores, porque no llegan al poder con teorías, sino con negocios”. Del secretario de Gobernación opinó que arribó al cargo con la intención de desmantelar y vender lo que en otros sexenios no se pudo.
Lo anterior fue expuesto durante la conferencia magistral La democracia en México, sin raíces grandes y con problemas muy fuertes, presentada en el auditorio de la Escuela Normal Veracruzana en el contexto del 37 aniversario del Sindicato de Trabajadores Normalistas y de la Educación de Veracruz.
Entrevistado previamente, el politólogo dijo que lejos del dicho folclórico sobre una “segunda ocupación española en México”, con la llegada de Mouriño a Bucareli el peligro se encuentra en su origen y sus intenciones.
“Hay que ponerlo en la naturaleza del personaje, independientemente de que fuera de Tlaxcala o de Madrid, la clase social de la que procede, los negocios de la familia, la experiencia en el mundo político mexicano, ahí están las variables importantes y la peligrosidad.”
Manifestó que su nombramiento anticipa un periodo de autoritarismo y “juego no limpio” desde Gobernación. Si fue una de las personas que dirigieron la campaña de Calderón, que finalmente llegó apenas por un margen muy estrecho (de votos) a la Presidencia, “todos sabemos que se debió a una campaña de miedo, guerra sucia; ahí está la muestra de quién es él, quién es Calderón, quiénes están en el círculo interno”.
Estas prácticas, agregó, evidentemente se darán en los cabildeos y acuerdos para que prosperen las llamadas reformas energética y laboral, y así desmantelar los reductos nacionalistas que quedan en el país.
Afirmó que si bien puede ser válida en parte una comparación del grupo de jóvenes empresarios que llegan al gabinete de Felipe Calderón con los famosos “tecnócratas del salinismo”, la diferencia estriba en la peligrosidad de sus intenciones: los tecnócratas del salinismo eran economistas, y tenían un conjunto de principios muy claros y simples, los propios del neoliberalismo, pero en el caso de Mouriño tienen una relación directa con el mundo de los negocios, del gran dinero, de la gran empresa, algo que “no necesariamente tenían los tecnócratas del pasado”.
Recalcó que los integrantes del equipo calderonista tienen una “práctica más refinada, ellos sí saben lo que son los negocios; Ernesto Zedillo lo tenía en la mente, ellos lo tienen en el bolsillo, que es bastante diferente, tienen intereses personales muy claros, los otros tenían intereses teóricos”.
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