Carlos Fernández-Vega
Habla de “cierre definitivo” de yacimientos, pero en la BMV reporta prolongada vida útil
Si el consorcio minero más fuerte del país hubiera cumplido la mitad de sus recurrentes amenazas de cerrar en “definitiva” las zonas productivas bajo su explotación y concesionadas por el gobierno federal, no cabe duda que de tiempo atrás Grupo México –el de Pasta de Conchos– se habría declarado en quiebra.
No ha sido así: ni cierre “definitivo” de minas y mucho menos quiebra del consorcio. Simplemente, Germán Larrea le agarró el gusto a eso de amenazar a discreción, porque considera que esa es la forma idónea y civilizada para “resolver” los conflictos laborales con sus trabajadores.
Apenas a comienzos de diciembre de 2007, Larrea amenazó con “cerrar” Mexicana de Cananea y liquidar a los trabajadores. En junio de 2006 hizo igual anuncio, pero relativo al “cierre definitivo” de La Caridad, y en mayo del mismo año hizo lo propio con el centro productor ubicado en San Martín, en Zacatecas, la mayor mina subterránea del país. A la fecha, sin embargo, ninguno de los tres centros mineros ha cerrado.
El cuento de Pedro Larrea y el Lobo no concluyó con los tres casos citados, porque ahora tocó el turno, por segunda ocasión, a su unidad productora en Taxco, Guerrero, otra de las concesiones federales otorgadas a Grupo México. Ayer el consorcio, por medio de su subsidiaria Industrial Minera México, oficialmente comunicó que “debido al agotamiento de las reservas minerales explotables”, cerrará ese centro y “terminará el contrato colectivo de trabajo”.
Esa fue su justificación, pero ¡sorpresa! Tal afirmación contradice su propia información (oficialmente reportada a las autoridades, al mercado de valores y en cumplimiento de lo establecido en la Ley Mercantil), porque en su informe 2006 (entregada a la Bolsa Mexicana de Valores en el primer cuarto de 2007), Grupo México afirma que la vida útil de la mina concentradora en Taxco (la del “agotamiento de reservas” que produce oro, plata, plomo y zinc) aún tiene una vida útil no menor a ocho años, de tal suerte que, en el peor de los casos, tendría que declararse inexplotable allá por 2014. Su actual nivel de producción es de 730 mil toneladas, y de su capacidad instalada sólo utiliza 56 por ciento.
El informe oficial de Grupo México precisa que “hay más de 40 vetas en el distrito de Taxco, de las cuales, 10 se encuentran actualmente en extracción… La planta concentradora de flotación selectiva tiene una capacidad de 2 mil toneladas métricas de mineral al día. En 2003, 2004, 2005 y 2006 se extrajeron 328 mil 243, 352 mil 174, 362 mil 550 y 410 mil 584 toneladas métricas de mineral, respectivamente (…)”.
Es de suponer que difícilmente el informe oficial de Grupo México maneja datos equivocados sobre producción, vida útil, capacidad instalada, precios de los minerales, ventas y utilidades corporativas, porque entonces los inversionistas bursátiles tendrían que retirar sus capitales apostados a la salud financiera del consorcio de Germán Larrea.
De hecho, más allá de la capacidad productiva, nada mal le resultó a Grupo México el pasado lustro, porque el precio internacional del cobre se incrementó 386 por ciento, el del zinc 380 y el de la plata 192. En materia de utilidades netas, el panorama es paradisiaco (2004-2006): 48 mil millones de pesos de ganancia limpia de polvo y paja, y 148 mil millones en ventas. Y ningún centro productivo cerró “definitivamente”.
Lo mejor del caso es que en septiembre de 2007, Grupo México hizo pública su decisión de cerrar “definitivamente” su unidad productora en Taxco, al tiempo que “estudiaba” la suspensión de actividades en la mina San Martín, Zacatecas, por el pleito casado que tiene con el sindicato minero, el cual, desde luego, no es una perita en dulce.
Nada sucedió en ese sentido, y en el inicio de 2008, la mina concentradora de Taxco fue seleccionada por segunda ocasión para de nueva cuenta amenazar, lo que confirma que pocos empresarios son tan obcecados y mal asesorados como Germán Larrea, quien además muestra absoluta incapacidad para manejar y resolver los conflictos laborales, en el entendido que es la Secretaría del Trabajo la encargada de sacarle las castañas del fuego.
No se equivoca el empresario en cuanto a la dependencia pública, pero sí en lo de las castañas. Apenas el martes pasado (día 22) se escuchaba al secretario del Trabajo, el pianista Javier Lozano Alarcón, vociferar contra los huelguistas (el movimiento del sindicato minero “es un chantaje”) y dejar en claro que “este próximo viernes (25) se declarará la inexistencia de la huelga en Taxco”, cuando el jueves (24) la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje declaró legalmente existente tal movimiento, estallado el pasado 30 de julio, de tal suerte que Larrea no erró de funcionario, pero sí de comal.
Grupo México asegura en su informe oficial que la vida útil de la mina concentradora en Taxco fácilmente se prolonga hasta el año 2014; el sindicato minero, por medio de su secretario de Asuntos Políticos, Carlos Pavón, sostiene que en 2021, pero ninguno pretexta “agotamiento de reservas” para cerrar la mina y despedir a los trabajadores. De allí la necesidad de que Pedro Larrea y su famélico lobo brinquen de nueva cuenta a la palestra, que para eso la Secretaría de Economía le sigue otorgando concesiones federales.
Las rebanadas del pastel
Con excedentes petroleros se “mitigará” la ola recesiva que se avecina, afirma el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, quien no debe recordar que en el sexenio foxista tales excedentes sobrepasaron los 100 mil millones de dólares, sin el menor efecto en el crecimiento del país, y los dos (“cambio” y “continuidad”) utilizan el mismo manual. Por ello, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz resumió: “México esta en una situación vulnerable y su economía no es más resistente ahora que en el pasado para enfrentar los problemas financieros de Estados Unidos, por lo que habrá que tomar medidas al respecto”.
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