viernes, enero 25, 2008

Debe activarse el factor Fox-Bribiesca


Por Alvaro Cepeda Neri

Huele a corrupción la malograda alternancia foxista. Los hechos investigados (muchos de los que la PGR y la Secretaría de la Función Pública, no quieren sacar de sus fosas sépticas) cada vez más confirman las sospechas de presuntas corrupciones. Estas cometidas usando a trasmano el poder presidencial de Fox y las influencias de Mart(h)a, con la complicidad de funcionarios, para un sinnúmero de favores en la administración pública federal (Aduanas, para la internación ilegal de mercancías, por ejemplo) y la creación de más de 700 fideicomisos con dinero público que, al ser liquidados precipitadamente por Gil Díaz, sus fondos millonarios no regresaron ni a la Tesorería ni a Hacienda.

El señor Calderón ha dicho que eventualmente conversa con Fox y que no sea para hablar de su involucramiento en la corrupción, cuya punta de lanza son los Bribiesca, no vemos parar qué han de hablar, en privado y en secreto, los dos panistas, pues Fox fue un presidente del montón y su administración dejó al país en manos del narcotráfico, mayor pobreza, fraudes (Megabiblioteca, Enciclomedia, pavorosa y peligrosa concentración de la riqueza, crisis cultural en CONACULTA, etc.). Y como fue el fallo electoral en el TRIFE, cuando dejaron asentado que “Fox puso en peligro el proceso electoral”.

El presidencialismo ejercido por Fox dejó a la institución fuera del centro de gravedad de la política y es el Congreso (diputados y senadores), que inició su reivindicación desde el delamadridismo, donde ahora soplan vientos de reforma a los tres poderes. Así la Comisión Legislativa es la que, retomando a la que se creó en el sexenio pasado, se avoque a investigar, tras los alardes de la riqueza foxista por parte de la vanidad de Mart(h)a, lo que hay detrás de esa fortuna que todo indica fue mal habida.

El año pasado, la BBC (agencia de información inglesa) en una entrevista al ex presidente de Ecuador, el tal Bucaram, mucho muy parecido políticamente a Fox, declaró que lo habían echado del poder, en palabras textuales, “por loco, no por ladrón”. Y, ciertamente, fue declarado retrasado mental. Fox no fue, psiquiátricamente, un demente. Se hizo el mandilón. Pero estuvo consciente de los abusos de su esposa y ésta se hizo de la fama, mientras los Bribiesca hicieron de las suyas. Al reportero Miguel Badillo, Manuel Bribiesca (y está documentado en una entrevista publicada en la revista Contralínea) le dijo: “Nos quitaron la partida secreta”. Y entonces se dedicaron a los negocios turbios.

A Fox debe investigársele hasta sus últimas consecuencias, porque él facilitó a funcionarios y familia suya los medios para enlodarse en la corrupción. Ni los Bribiesca ni Mart(h)a (ésta solamente un año, encubriendo con su función de directora de Comunicación Social, la de amante de Fox) fueron funcionarios y así, astutamente, eluden las responsabilidades directas. Entonces, se debe someter a Fox, implacablemente, tras las investigaciones legislativas, las averiguaciones penales y hasta el juicio político.

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