Rosa Elvira Vargas
Mientras para la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) la movilidad social sólo puede alcanzarse con la educación, esto es, que no importe a quién se conoce sino cuánto se sabe, porque además, no es “cuestión de pagarla”, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) dijo que es preciso cobrar la enseñanza superior para, por esa vía, asignar más recursos en la enseñanza básica.
El argumento del titular del INEE, Felipe Martínez Rizo, es que ya hay “muchos servicios públicos que se pagan”. Admitió que el tema “es polémico, pero hay que pensarlo”.
Sin descartar su propuesta, “apoyar a los muchachos de bajos recursos que llegan a la educación superior”, el responsable de evaluar la enseñanza mexicana insistió: “pagamos la gasolina y la electricidad, y son públicas; pagar un servicio público no es privatizarlo, porque esto significa que el control, el dueño, sea un particular, pero hay muchos servicios públicos que se pagan”.
Al encabezar con Andreas Schleicher, jefe de la División de Indicadores y Análisis de la Dirección de Educación de la OCDE y especialistas de otros países, una mesa de análisis sobre el Programa Internacional para la Educación de los Alumnos (conocida como prueba PISA), y cuyos resultados, insistió, no deben servir para vender más periódicos ni rasgarse las vestiduras.
Indicó que si el análisis indica que la telesecundaria está mal o que también lo están Guerrero, Tabasco, Chiapas y Oaxaca, “¿Qué hemos hecho para que eso cambie? ¿Qué apoyo especial les hemos dado a las escuelas más necesitadas para que cambie esta situación? No debería sorprendernos que vuelva a salir el mismo resultado si no se han tomado las acciones adecuadas” para que mejoren sus niveles.
Aseguró además que la evaluación que se practica en México ya influye en las decisiones de política educativa oficiales, y dio el ejemplo de la recientemente incorporada Reforma a la Educación Secundaria (RES). Gracias a las propuestas del INEE, aseguró, se logró reducir de 11 a siete las asignaturas en ese nivel escolar.
Con todo, en su exposición, el también ex rector de la Universidad de Aguascalientes había criticado la superficialidad con la que se imparten los programas de secundaria debido a su exceso de contenidos, lo cual imposibilita al maestro a fomentar el desarrollo de competencias complejas.
En consecuencia, indicó, “el maestro se ve presionado a pasar superficialmente, por encimita, en un montón de temas”.
Asumió entonces como “gran reto” para el país que todos los jóvenes de 15 años de edad estén en la escuela y una vez obtenido esto, que alcancen el nivel dos –de seis posibles– en la evaluación que aplica cada tres años el organismo internacional.
Cumplir ambos objetivos simultáneamente, admitió Martínez Rizo, implicaría echar del sistema educativo a todos aquellos que alcanzaron puntajes de cero o uno, pero “eso no es obviamente lo que necesita el país” y de ahí que el interés primero debe ubicarse en que “no se nos vayan”.
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