De la Redacción
La investigadora de la London School of Economics, Sarah Thomas, presentó ayer su reporte Estado mundial de la infancia en situación de calle: violencia, en el cual destacó que los niños que viven y trabajan en esa situación en todo el mundo, “no son un juego de números, no son millones que han salido de hogares de pobreza para sostener a sus padres, ellos dejan sus hogares por la violencia en sus casas y la de los gobiernos. Les hemos fallado”.
Ellos, ahí están, aseveró Thomas, “en las esquinas, en las calles de las ciudades del mundo, son un reflejo de la violencia intrafamiliar, son menores maltratados, explotados laboral y sexualmente, a los que no se ha sabido apoyar desde las políticas de los gobiernos ni desde la sociedad”.
Después de 30 años de estudios, de publicaciones sobre los menores que viven y trabajan en las calles, “los gobiernos siguen utilizando métodos violentos contra ellos”, apuntó la investigadora, y refirió que el análisis es producto de un año de trabajo, en el cual colaboraron más de 70 personas y se hace un llamado a los gobiernos para poner a los niños en el centro de las políticas públicas, pero que no sean sólo discurso, sino realidades”.
En el libro publicado por el Consorcio paras Niños en Situación de Calle –una organización civil en Gran Bretaña– se dan a conocer los resultados de una investigación en 69 países de todas las regiones del mundo, y en él la autora hace una crítica tanto a organizaciones de la sociedad civil como a los gobiernos por no hacer lo suficiente para proteger a los menores, que día a día son sometidos a la violencia, situación inadmisible.
Thomas destaca que hay organizaciones y gobiernos que usan imágenes de niños en la calle para ilustrar pobreza extrema y vulnerabilidad, pero fracasan en ayudarlos con políticas necesarias y acciones concretas, y refiere que la apatía de los gobiernos muchas veces ha resultado en el uso de tácticas violentas para cubrir el problema o aparentar que no existe.
El número exacto de niños que viven y trabajan en las calles en el mundo nunca será conocido con exactitud, pero esas cifras cuentan con cientos de millones, afirmó.
Sin embargo, los grupos conservadores que están en contra del aborto no se manifiestan para defender a esos niños que sí han llegado a desarrollarse y a convertirse en seres humanos. Una muestra más de la hipocresía de la derecha.
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