Alvaro Cepeda Neri
Sobreviven los mexicanos, agrego: sus mayorías empobrecidas, sus trabajadores con salarios de hambre, sus campesinos en la hambruna, sus indígenas marginados, su niñez abusada por los pederastas, sus mujeres cuando no maltratadas víctimas de homicidios en masa y así sucesivamente; sobreviven, pues, en condiciones que inexplicablemente los mantienen esperanzados, pacientemente esperando, que sus gobernantes quieran ejercer el buen gobierno democrático y republicano, con apego a lo que disponen las leyes para que tengamos un gobierno constitucional sin concesiones de ninguna especie.
Pero, mientras llega ese día (y es de proponerse que sea cuanto antes, no vaya a ser que se agote la paciencia social), los mexicanos, la nación, sufre todas las injusticias, mientras las oligarquías-plutocráticas (es decir los ricos, los millonarios y los multimillonarios, en un país con la total concentración de la riqueza en unas cuantas familias) disponen a su antojo del destino inmediato de los más de 100 millones que ya somos. Cada vez hay menos maneras par defender las causas sociales, los reclamos económicos y los derechos políticos. Ya las manifestaciones dejaron de ser eficaces. Y las peticiones son echadas a la basura.
Es, verbigracia, el caso de no pocos trabajadores-empleados de la administración pública, del estado de Coahuila. Quisieron crear un sindicato y de inmediato el secretario de gobierno o cuando menos por su propia iniciativa los subsecretarios de Asuntos Jurídicos, cesaron a los dirigentes del nuevo sindicato. El pseudoargumento fue que los funcionarios solamente quieren tratar con el sindicato ya existente. Fue un pretexto, ya que el objetivo era desterrar toda posibilidad a quienes se decidieron a organizarse para la defensa de sus derechos tras el cumplimiento de sus obligaciones. Parece que el Gobernador de Coahuila no está enterado y le han concedido el beneficio de la duda los ahora echados a la calle con despidos ilegales.
Los funcionarios de segundo rango: Alejandro Froto García y Armando Luna Canales (argumentan que los instruyó al respecto el segundo de a bordo del Gobernador: Homero Ramos), fueron quienes cesaron a los empleados de la burocracia que pensando en la vigencia de la Constitución y los derechos a organizarse sindicalmente, prohibieron arbitrariamente esos actos laborales. Cientos de esos trabajadores son ahora desempleados y sus familias sufre las consecuencias de querer hacer valer el apartado B del Art. 123, que reglamenta la relación laboral entre los gobiernos y sus trabajadores. Estos, dice la Constitución, tienen el derecho de asociarse para la defensa de sus intereses comunes. Pero en Coahuila, algunos funcionarios, han interrumpido la vigencia y validez constitucional, prohibiendo que se creen sindicatos, con el pretexto de que ya existe uno y la existencia de otro complicaría la relación laboral. Los burócratas quieren la vida fácil y han puesto un letrero en sus escritorios: "Prohibido formar sindicatos".
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