miércoles, enero 02, 2008

NO al TLC

Por Esto!

* Más de 1,100 productos agropecuarios, entre ellos el maíz, el frijol y la leche de México, Estados Unidos y Canadá, quedaron libres de aranceles a partir de ayer para su comercialización / Estallan las protestas de campesinos mexicanos y la Oposición en la frontera norte del país y en la Ciudad de México

La Confederación Nacional Campesina (CNC), la principal organización de agricultores de México, propone sacar el frijol y el maíz del TLCAN y advierte del riesgo de que países ajenos al TLCAN de Asia o América Latina triangulen sus productos a través de Estados Unidos y lo ofrezcan a menor precio. (UNIVERSAL) * Muro humano en Ciudad Juárez, primer acto de repudio / Entre gritos y pancartas de “Sin maíz no hay país, sin frijol tampoco” y “Disculpe las molestias, esto es una revolución”, agricultores el Plan del Chamizal en el que detallan sus proclamas

* Prácticamente todos los sectores económicos, sociales y académicos del país sostienen que el TLCAN tiene que renegociarse / El gobierno espurio de Felipe Calderón ha prestado oídos sordos a las demandas de la Campaña Nacional sin Maíz no hay País y sin Frijol Tampoco

MEXICO, D.F., 1 de enero (AFP/LA JORNADA).- Más de 1,100 productos agropecuarios, entre ellos el maíz, el frijol y la leche de México, Estados Unidos y Canadá quedan libres de aranceles a partir de este martes para su comercialización, lo que desató protestas de campesinos mexicanos y la oposición en la frontera norte y en la capital.

El TLCAN llega al décimo quinto año de su implementación y con ello entra en vigor el anexo 302 del acuerdo, que libera totalmente de impuestos la importación de productos agropecuarios, procedentes principalmente de Estados Unidos, que según cifras oficiales en 1994 tenían aranceles de 250% y en 2007 de 11%.

El primer acto de protesta en contra de esta liberalización comercial tuvo lugar en la frontera norte de México, en Ciudad Juárez, donde unos 200 campesinos formaron un “muro humano” en el puente fronterizo con la localidad estadounidense de El Paso, Texas.

El bloqueo del puente fronterizo fue intermitente, si bien los manifestantes mantuvieron cerrados todos los carriles durante 20 minutos.

Durante la realización del “muro humano”, los activistas, que llevaban pancartas con leyendas como “sin maíz no hay país, sin frijol tampoco” y “disculpe las molestias, esto es una revolución”, dieron lectura al denominado el “Plan del Chamizal” en el que detallaron sus proclamas.

“El gobierno de Felipe Calderón ha prestado oídos sordos a las demandas de la Campaña Nacional sin Maíz no hay País y sin Frijol Tampoco y de prácticamente todos los sectores económicos, sociales y académicos del país que sostienen que el TLCAN tiene que renegociarse”, dijo el diputado izquierdista Víctor Quintana.

Añadió que del acuerdo comercial se debe “excluir por lo menos el maíz y el frijol, dado que ha sido un desastre para el campo mexicano, para la seguridad alimentaria de la población, e incluso para la seguridad nacional y la gobernabilidad democrática del país”.

Los sectores campesinos mexicanos y la oposición advierten que la liberalización del comercio de productos agropecuarios dejará en franca desventaja a los campesinos mexicanos, incapaces de competir en precios y volúmenes con los grandes productores del norte.

La Confederación Nacional Campesina (CNC), la principal organización de agricultores de México, propone sacar el frijol y el maíz del TLCAN y advierte del riesgo de que países ajenos al TLCAN de Asia o América Latina triangulen sus productos a través de Estados Unidos y lo ofrezcan a menor precio.

En el terreno de los subsidios al campo, los productores mexicanos también quedarán rezagados porque, según la CNC, mientras un agricultor de Estados Unidos recibe un apoyo anual de unos 20.000 dólares, un mexicano se tiene que conformar con 770 dólares.

En contraste, la secretaría de Agricultura de México aseguró el lunes que están dadas las condiciones para la apertura comercial, ya que “el proceso de desagravación fue paulatino” y en 2007 ya se había cumplido en 90% la eliminación de aranceles, por lo que en 2008 no debe haber “cambios significativos”.

Al mediodía, en la Ciudad de México, unos cien manifestantes de la denominada “resistencia civil pacífica” del Presidente Legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, realizaron un plantón en las afueras de la residencia oficial de Los Pinos.

Los manifestantes, según reportes de la emisora Formato 21, colocaron mazorcas en las afueras de la residencia presidencial, fuertemente custodiada por policías locales.

Para este miércoles, esta organización, una sección del sindicato nacional de maestros y la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca convocan a una manifestación en la Ciudad de México, durante la cual protestarán ante la Embajada de Estados Unidos y la sede del Congreso mexicano.

En respuesta a lo que describieron como “política de guerra” del gobierno en contra el campesinado, cerca de un centenar de agricultores de una decena de organizaciones rurales, de trabajadores y sociales de México y Estados Unidos construyeron en el primer minuto del 2008 el muro humano en el puente Córdoba-Las Américas, con el cual iniciaron una nueva etapa de resistencia para defender la soberanía alimentaria del país, así como al maíz, frijol, azúcar y leche en polvo, cuyos aranceles fueron eliminados como lo establece el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Enarbolando la bandera mexicana y un par de caballos, los campesinos llegaron minutos antes de la media noche del 2007 a lo que aquí se conoce como “la joroba” del puente Córdoba, colocaron sus mantas de protesta contra la entrada en vigor de la última etapa del capítulo agrícola del TLCAN y portando sus carteles en los que advertían que están en “pie de lucha” y “esta es una nueva revolución” bloquearon tres de los cuatro carriles del puente y signaron con su participación el Plan del Chamizal.

El Plan del Chamizal -definido como un símil, guardando toda proporción histórica, al Plan de Ayala pero del México rural del siglo 21- es un llamado a la nación a unificarse para detener el desastre del campo, defender la seguridad nacional –uno de cuyos ejes es la producción de alimentos suficientes para la población-, y la gobernabilidad democrática del país.

Es una advertencia de que el TLCAN y el constante incremento de las importaciones de alimentos son “una contrarrevolución social y contrarreforma agraria que pretende volver a concentrar en una veintena de grandes corporaciones agroalimentarias mexicanas y transnacionales los vastos recursos que en 1910 y a lo largo del siglo 20 recuperaron campesinos e indígenas”.

También significan, sostiene el documento de siete cuartillas, “la deportación masiva de la población rural hacia las ciudades y regiones agrícolas modernas de México y hacia Estados Unidos para sostener la competitividad y las altas tasas de ganancia en el modelo maquilador y agroexportador y sostener la desfalleciente economía estadounidense con fuerza de trabajo abundante, precarizada e ilegalizada”.

Hace un llamado a la UNT, Frente Sindical Mexicano, Congreso Nacional Indígena, CNTE, secciones democráticas del SNTE, Convención Nacional Democrática, Frente Nacional contra la Represión, Foro Social Mexicano, EZLN, APPO, organizaciones campesinas, de derechos humanos, estudiantes, académicos, intelectuales, artistas, científicos y a los ciudadanos en general a sumarse a la lucha campesina.

Los campesinos traen la esperanza en el corazón pero si no hay unidad social, cientos de miles de hombres y mujeres jóvenes seguirán emigrando a Estados Unidos, estimamos que el número se incremente en diez por ciento en este año, pese al endurecimiento de las medidas anti-inmigración estadounidenses; con el consecuente riesgo de que llegue algún momento en que las importaciones de alimentos sustituyan la producción nacional, destacaron. Cobijados con el calor de sus consignas, sombreros y alguno que otro gabán, los campesinos soportaron una temperatura de tres grados bajo cero; algunos de ellos tomaron las cartulinas con cada una de las letras y consonantes para destacar: “sin maíz no hay país, sin frijol tampoco”.
Sonrisas, aplausos, gritos de alegría y recordando a Francisco Villa y a Emiliano Zapata, volvieron a unir sus voces como el 16 de noviembre y octubre de 1993, y diciembre de 2003 -fechas en las que también realizaron movilizaciones de protesta en los puentes internacionales de la frontera norteña- para asentar: “¡Estamos en pie de lucha, mantendremos nuestra rebelión pacífica!”. Así iniciaron 2008.

Hasta “la joroba” del puente fronterizo llegó a solidarizarse con el campesinado Alberto Torres, fundador del PAN en Chihuahua. “Estoy convencido de que esta lucha es justa y es una forma legítima de llamar la atención porque el campo está desatendido y en el abandono; el TLCAN y el Tratado Internacional de Límites y Aguas son injustos”, comentó.

Propietario de un rancho localizado entre Ojinaga y Juárez, el panista afirmó que la lucha campesina tiene una nueva etapa y no podrá concluir hasta que los legisladores y gobernantes comprendan que deben beneficiar al agro mexicano y no someterse a los intereses comerciales e industriales de Estados Unidos. “Urge una revisión al capítulo agropecuario del TLCAN y al Tratado de Límites y Aguas; los agricultores no piden nada gratis, pero este es un llamado a no dejarlos solos”, sostuvo.

El frío amanecer del 1 de enero, fue gratificante para el centenar de campesinos al recibir en voz de Carlos Marentes, dirigente de la Unión de Trabajadores Agrícolas de la Frontera, la solidaridad de la Unión de Trabajadores del Suroeste de San Antonio, Texas; Asociación de Campesinos de Florida; Coalición Rural de Campesinos e Indígenas de Estados Unidos; Unión de Pueblos Fronterizos, Agrupación Sur de Nuevo México y del Paso, Texas, y Asociación de Trabajadores Fronterizos, quienes en un breve mensaje aseguraron que “harán todo lo necesario para frenar la embestida destructiva del TLCAN”.

Y aunque a esa hora el muro humano estaba distribuido en pequeños grupos tratando de calentarse con un poco de café y engullendo algunos taquitos de barbacoa, volvieron a alzarse las voces de ¡Zapata y Villa, juntos! cuando se enteraron de que en el Zócalo de Cuernavaca, Morelos, -tierra zapatista- integrantes de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo, Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas y la Alianza Nacional de Productores Agropecuarios y Pesqueros- El Barzón, acompañados representantes de otras organizaciones sociales del estado, daban a conocer públicamente el Plan del Chamizal y como bienvenida al año nuevo, habían colocado una ofrenda con maíces blanco, amarillo, rojo y azul, e integrado un gran cartel con la consigna: ¡Fuera maíz y frijol del TLCAN!”.

“Es una nueva etapa de lucha del campesinado mexicano, es simbólico que en la tierra de Villa y en la de Zapata se unan los campesinos no sólo del país sino de Estados Unidos y de otras regiones del mundo – como los de Vía Campesina, en la que participan agricultores de 80 países- para defender su derecho a producir alimentos con el respaldo gubernamental”, dijo por vía telefónica Emilio García Jiménez, de la CNPA.

Sabemos, abundó, que el 2008 será un largo año de movilizaciones y de lucha constante para arrancar algunos beneficios para el sector rural. “No nos hacemos ilusiones de que haya un cambio repentino en la política gubernamental, pero tenemos la certeza de que con una presión constante se podrá detener la aplicación de algunas políticas públicas negativas para los campesinos e indígenas”, dijo.

La mañana de este martes también llegó a solidarizarse con el campesinado el coordinador de la fracción parlamentaria del PRD, Javier González Garza, quien hizo un llamado a la unidad de todos los movimientos sociales para “evitar que el gobierno ilegítimo de Felipe Calderón siga entregando los recursos naturales del país, elimine derechos laborales y privatice los servicios del IMSS y del ISSSTE y siga poniendo en riesgo la soberanía alimentaria con la entrada de alimentos a través del TLCAN. Este año será difícil”.

“Hay amenazas claras de que quieren entregar el petróleo y las riquezas nacionales y por eso todos debemos entender que salvar al país dependerá de toda la fuerza de las organizaciones campesinas, sindicales y sociales; necesitamos estar unidos”, destacó a los manifestantes, mientras un helicóptero de la policía fronteriza de Estados Unidos sobrevolaba la zona.

González Garza inyectó ánimo a los campesinos al asegurar que hoy en la Cámara de Diputados propondrá un punto de acuerdo para que las secretarías de Economía y de Hacienda establezcan las medidas necesarias en el país para frenar la desproporcionada importación de alimentos y con ello siga fomentando la migración a Estados Unidos.

Aseguró que la defensa legislativa de la soberanía alimentaria no ha concluido, ya que el gobierno mexicano debe entender que no puede someter a la oferta y la demanda la producción de alimentos porque se corre el riesgo de sufrir un deterioro mayor al actual ya que los productores estadounidenses están subsidiados en 70 por ciento, “pueden seguir produciendo, nos pueden inundar con sus mercancías, provocar una caída en la producción nacional por no ser costeable y al rato vamos a pagar lo que sea por los alimentos y eso es un problema muy grave”.

Esta lucha, dijo, es fundamental para evitar la destrucción del país; “hay que entender que la soberanía alimentaria está por encima de los intereses políticos partidarios. Esto no es un asunto partidario y por eso la sociedad está construyendo organizaciones políticas y sociales para eliminar toda esa nata de la clase política nacional que no ha entendido que hay mucha gente viviendo en el campo y que la estamos obligando a irse a Estados Unidos arriesgando su vida por la falta de oportunidades. Es obvio que al Ejecutivo lo único que le interesa, estrictamente hablando, es dinero y no comprende que tenemos un problema de soberanía alimentaria”.

Así, cientos de campesinos de México bloquearon el primer minuto del martes el puente fronterizo entre la mexicana Ciudad Juárez (norte) y la estadounidense El Paso en protesta por la entrada en vigor del capítulo agrícola del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Por su parte, organizaciones sindicales y de campesinos convocaron para este miércoles a una manifestación en la Ciudad de México para protestar contra esta medida.

El bloqueo del puente fronterizo fue intermitente, si bien los manifestantes mantuvieron cerrados la totalidad de los carriles por espacio de 20 minutos, según reportes del rotativo El Diario de Ciudad Juárez.

Por su parte, Alejandro Encinas consideró que con la apertura a las importaciones de maíz, frijol, leche en polvo y azúcar se evidenciará la “enorme asimetría entre las economías de los países” asociados en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y la discrecionalidad con la que Estados Unidos, México y Canadá subsidian a sus productores agrícolas.

En un análisis al respecto, afirmó que esto redundará en el incremento de la desigualdad, y en una mayor brecha económica que, “lejos de integrar a los países de la región, los divide”.
Cuestionó que a 14 años de la entrada en vigor del TLCAN, se incubara la “falsa ilusión” de que la firma del acuerdo conduciría de lleno a México al primer mundo, a épocas de bonanza en la economía, los negocios y en la calidad de vida.

Pero con la apertura comercial en realidad el gobierno mexicano “privatizó el patrimonio del país, y si bien en los primeros años se registró un crecimiento en las exportaciones, se crearon nuevos negocios, se abatió la inflación y se redujo el déficit fiscal, el paso de los años y un mercado voraz y desigual llevaron a la quiebra a miles de negocios, al abandono del campo y a la pérdida de empleos, lo que redujo los ritmos de crecimiento económico esperados e incrementó la migración y la concentración del ingreso”, sostuvo el ex jefe de gobierno capitalino.

El propio Fondo Monetario Internacional ha reconocido en su informe de octubre pasado, recordó, que la apertura comercial no generó los beneficios que se esperaban para México. Inclusive, resaltó, el Banco Mundial señala que si bien el comercio duplicó su participación en el Producto Interno Bruto, al igual que la inversión extranjera directa, “los salarios reales cayeron y la pobreza se incrementó”.

Cuestionó que mientras la economía creció en 2.2% en promedio anual entre 1982 y 2006, la Población Económicamente Activa superó los 26 millones de personas, y “únicamente se generaron poco más de 8 millones de plazas, con lo que el déficit en el empleo formal ascendió a más de 18 millones de personas” en ese lapso.

Encinas sumó a ello la caída que sufrió en 2007 el salario mínimo, de hasta 11.01 pesos diarios –cálculo que presentó con base en precios de 1994, y el “fracaso” de las privatizaciones y de la apertura financiera, que “aunado a la desmedida concentración del ingreso en un pequeño grupo de corporaciones, ha llevado a la quiebra de aerolíneas, al rescate carretero, prácticamente a la desaparición del ferrocarril y al control del sistema bancario por instituciones financieras extranjeras”.

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