Esto es lo que AMLO evitó a través de los plantones y de canalizar la protesta por la vía de la resistencia civil pacífica:
Incendian una iglesia donde se refugiaban unos 400 simpatizantes del presidente Kibaki
Huyen de los disturbios unas 70 mil personas; “es un desastre nacional”, afirma la Cruz Roja
Países de Europa y África condenan los enfrentamientos y llaman al diálogo y la concertación
Reuters, Dpa y Afp
Una víctima del incendio provocado en una iglesia cerca de Eldoret, donde murieron unos 30 feligreses que se refugiaban ahí de los combates étnicos desatados en el país Foto: Ap
Nairobi, 1º de enero. A 300 se elevó el número de muertos por la ola de violencia postelectoral en Kenia, incluidas 30 personas que fallecieron quemadas vivas al interior de una iglesia en Eldoret, al oeste del país. El presidente relecto Mwai Kibaki convocó a dirigentes políticos a frenar la violencia que fue condenada por la Unión Europea, Amnistía Internacional y la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Por lo menos 30 personas perdieron la vida cuando el fuego terminó con una iglesia cerca de la aldea de Eldoret, donde se habían refugiado 400 personas de la tribu Kikuyu, del presidente Kibaki, temerosas de la violencia.
Este ataque hizo recordar las matanzas en iglesias de decenas de miles de víctimas en el genocidio de 1994 en Ruanda, y el suicidio masivo de cientos de integrantes de un culto de Uganda en el incendio de una iglesia en 2000.
La policía, los reporteros y un alto funcionario de seguridad dijeron que una pandilla de jóvenes inició deliberadamente el fuego en la iglesia pentecostal Asambelas de Dios.
Un pastor del templo, Jackson Nyanga, declaró a la BBC que muchas de las personas fueron golpeadas antes de que el inmueble fuera incendiado. “Después de prender fuego a la iglesia, varios niños –cerca de 25– y cuatro ancianos murieron. Nuestra gente que trató de encarar a los atacantes resultaron heridos”, declaró.
“Esta es la primera vez en la historia que un grupo ha atacado una iglesia. Nunca creímos que el salvajismo iría tan lejos”, dijo el vocero de la policía Eric Kiraithe.
Por lo pronto, durante la jornada de hoy, en las calles del país había fuerte presencia policial en el primer día del año, y por la mañana la situación estaba más tranquila.
Docenas de policías fuertemente armados patrullaban las calles de Nairobi y otras ciudades con la orden de Kibaki de “encargarse de los alborotadores”.
La mayoría de las muertes hasta ahora se debieron a disparos de la policía contra los manifestantes, de acuerdo con testigos.
La policía reportó 143 muertos. Pero medios locales dieron cifras entre 153 y 164, pero con las muertes ocurridas durante la noche del lunes al martes, el total habría aumentado a unos 300 o “ligeramente más”.
Además, al menos 70 mil personas huyeron de sus hogares en el oeste del país. “Es un desastre nacional”, declaró el secretario general de la Cruz Roja keniana, Abbas Gullet.
Uganda, vecino de Kenia, es uno de los países que ha recibido a por lo menos 450 refugiados y el número continúa en aumento, informaron fuentes fronterizas al canal francés de noticias France 24 en su edición digital. De igual forma, se desató una crisis energética en Uganda debido a que las exportaciones de petróleo desde Kenia se han visto afectadas.
Kibaki llamó a los dirigentes de los diferentes partidos políticos a que se reúnan con él para pedir que vuelva la calma al país.
Durante una reunión con Ahmed Tejan Kabbah, jefe de la misión de observadores de la Commonwealth (comunidad de ex colonias británicas) para las elecciones generales del 27 de diciembre, Kibaki explicó que pidió a “los dirigentes de los partidos políticos que se reunieran con él inmediatamente para pedir públicamente que retorne la calma”.
La víspera, Odinga convocó a una manifestación masiva en Nairobi para el próximo jueves, en protesta contra lo que considera un “golpe de estado civil”.
Desde Londres el primer ministro británico, Gordon Brown, pidió el fin de la violencia y exigió a Kibaki y a Odinga que se reúnan y “exploren” la idea de un gobierno de unión.
La Unión Europea pidió una investigación independiente sobre los comicios del 27 de diciembre, y en el mismo tenor se pronunció Amnistía Internacional.
La Comisión de la Unión Africana urgió a “las partes involucradas” a que “se inscriban resueltamente en la lógica del diálogo y la concertación para arreglar los problemas suscitados por el reciente escrutinio”.
El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, manifestó su preocupación por los sangrientos incidentes en Kenia y Estados Unidos, que primero felicitó a Kibaki y luego cambió de posición, y también expresó sus “serias preocupaciones” por el desenlace de los comicios, indicó el Departamento de Estado.
Hasta ahora, Odinga ha soslayado las demandas internacionales y reivindica su victoria.
En la noche del domingo, Odinga acusó a Kibaki de haber introducido por lo menos 300 mil papeletas fraudulentas. La diferencia de votos entre los dos candidatos es de 231 mil 728, según los resultados oficiales.
Los partidarios de Kibaki desmintieron las acusaciones de fraude y acusaron a su vez al partido de Odinga de haber manipulado los votos en sus feudos.
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