Pedro Echeverría V.
1. López Obrador, el presidente en campaña permanente, acaba de denunciar que hay que tener cuidado con las visitas al nuevo y joven secretario de Gobernación porque para entrar en confianza y lograr los acuerdos que quiere, generalmente te agarra la pierna. No dijo AMLO si lo hace igual con mujeres y hombres, con jóvenes y viejos o sólo con los políticos de derecha, centro o izquierda. Sin embargo agarrarle la pierna a alguien no es malo; puede ser para entrar en confianza, para medir musculatura, para sentir su temperatura, para adivinar su grosor, para medir si se está nervioso. Si no se tocan las piernas se ignora todo lo anterior y la comunicación puede fallar. Por eso el señor secretario de Gobernación, que tiene que investigar a fondo la situación del país (sobre todos en estos meses que comienza a subir la temperatura política) tiene que agarrarle las piernas a quien lo visite sea hombre, mujer, o todo lo contrario.
2. Pero las piernas que no podrá agarrar el joven secretario Mouriño son las de los campesinos, los obreros, los ciudadanos que saldrán a manifestarse este jueves 31 contra la funesta política calderonista. Son piernas que han caminado cientos de kilómetros para llegar a la Ciudad de México desde los estados de la República. Están tan disgustados y desesperados los trabajadores contra el poder que si les agarraran la pierna estarían dispuestos a lanzar una buena patada al trasero. Esas piernas sirven para caminar kilómetros en caravanas, en manifestaciones y para correr y no dejarse de la policía y los gases lacrimógenos. Esas piernas no aceptan ni requieren apapachos de funcionario alguno; sólo necesitan estar sanas para el trabajo y para defenderse de la permanente agresión de que son víctimas. Aunque también las piernas de los policías y militares les sirven para correr cuando huyen de la combatividad de los manifestantes.
3. El presidente ilegítimo Calderón y su secretario Mouriño le acarician las piernas a los altos dirigentes del PRI para lograr la aprobación de las reformas privatizadoras en PEMEX y en electricidad. La luna de miel entre los más poderosos funcionarios del gabinete y los directivos de esos partidos se inició desde el gobierno de De la Madrid, pero la entrega total entre ellos se registró en los sexenios de salinista y los siguientes. No solo se ha tratado de un juego de manos y piernas, los panistas y priístas siempre han dormido en la misma cama. Así que la denuncia de López Obrador es mínima ante la realidad. ¿Podemos acaso imaginar cuánto ha tenido que entregar (y aún debe) el gobierno de Calderón al PRI para lograr la aprobación de esas reformas privatizadoras? El secretario Mouriño para amarrar acuerdos usa piernas, manos, billetera y hasta amenazas. No es una táctica nueva, es la misma que desde el Porfiriato se ha usado.
4. El peor nivel de la política es el que se registra en las reuniones de recámara, en lo oscurito, es decir, a espaldas del pueblo. El secretario de Gobernación, en vez de abrir un gran debate u organizar un plebiscito entre la población sobre la política petrolera y eléctrica, quiere arreglarse con los dirigentes de una fracción del PRD para que no abandone la sesión decisiva del congreso en la que PAN y PRI aprobarán las reformas. ¿Cómo es posible que a estas alturas el PRD y la izquierda no estén en las calles para evitar la aprobación? Si el gobierno panista de Calderón consigue la aprobación de las reformas energéticas no habrá argumento que demuestre que el gobierno no se ha fortalecido y muy cerca de consolidarse. Ya podrá pensarse que la batalla presidencial de 2012 será entre PAN y PRI. Que las gloriosas batallas de la Convención Nacional Democrática (CND) han llegado a su fin. Que lo que quedará es el voluntarismo.
5. Pareciera que la izquierda socialdemócrata del PRD y del lópezobradorismo confía más en los acuerdos entre bambalinas que en el movimiento de masas. Controlan las movilizaciones porque al parecer le tienen miedo a las concentraciones libres de masas que les podrían descomponer con “su anarquismo” y “radicalismo” los acuerdos entre la clase política y poner en peligro sus diputaciones, senadurías y demás cargos que les otorgan muchos privilegios. Es de esperarse que la gran concentración del jueves 31 obligue al gobierno ilegítimo y al PRI a dar pasos atrás en la aprobación de las reformas; pero parece que el gobierno de Calderón ha decidido y no habrá nada que lo frene. ¿O, acaso, se esperará el día 18 de marzo, aniversario de la expropiación petrolera, para lanzar el amargo y cobarde llanto de protesta? Lo que suceda el 31 será muy importante. ¿Después de la gran marcha se retirarán a descansar a su casa los manifestantes?
6. Un vecino mal pensado me decía: Yo, al sentir la mano del secretario en mi pierna, me retiraría de manera automática de su lado y le miraría a los ojos, sorprendido y con cierto miedo. No sabría cómo respondería él, pero si me lanza una sonrisa pensaría entonces en sus “malas intenciones”. ¿Qué tal si se enoja?, le pregunto. Ni modo, aunque me acusen de no ser moderno y no entender “la finura y delicadeza” de nuestro alto funcionario, debo comportarme a la altura. Yo vengo del meritito Norte y esas costumbres no se dan allí porque la gente es más sincera, más directa, no se anda con rodeos. Me daría miedo, en adelante, visitar a solas a un funcionario y en las reuniones escogería muy bien el lugar para sentarme. Otro amigo ha confesado: yo le agarraría la pierna para que estemos iguales y así ver quien retira la mano primero. ¿Qué harás entonces? No sabría que hacer, pero creo que el funcionario retiraría primero las manos de fuego.
7. En fin, esta noticia de las “piernas agarradas” ha sido exagerada por los medios de información con el fin de continuar desprestigiando ante la opinión pública a López Obrador, dividiendo al PRD y calumniando a la izquierda. La legisladora perredista Ruth Zavaleta, de Nueva Izquierda, cayó fácilmente en el juego porque AMLO representa una posición política en la que ella no está de acuerdo. Otra vez los medios de información quieren ensañarse contra el principal líder de oposición electoral exagerando una noticia. La realidad es que no es un asunto de quién agarra piernas, sino de estrategias políticas que sirvan para ganar batallas a favor de los trabajadores. La defensa del patrimonio del pueblo contra las llamadas “reformas estructurales” es la tarea más importante en estos momentos. O, como ha pasado siempre, ¿nos pondremos a llorar nuestra derrota porque no supimos ni quisimos defendernos del enemigo?
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