Carlos Fernández-Vega
Que la economía mexicana siempre no es un “navío de gran calado”; que la perspectiva recesiva en Estados Unidos siempre no nos hace lo que el viento a Juárez; que siempre no “los riesgos” se convirtieron “en oportunidades”; y que al inquilino de Los Pinos siempre no le “emociona un poquito” el “escenario preocupante” ni su especialidad es “navegar contra corriente”, o lo que es lo mismo, que siempre sí fue real lo que de tiempo atrás todos advirtieron y que el gobierno de la “continuidad” reiteradamente negó.
Vicenlipe Foxderón, toma dos: tal cual le sucedió a su antecesor, el de las ideas cortas y la lengua larga, al actual inquilino de Los Pinos la recesión estadunidense (la segunda en seis años) lo agarra con el micrófono activo y los dedos en la puerta. Allá por mayo de 2001, cuando todo el mundo había tomando providencias para enfrentar la sacudida estadunidense (la primera de baby Bush) Felicente Caldefox sonreía porque “el futuro se ve brillante, se ve próspero”, el país “está en marcha”, la economía “va caminando” y “estamos alentando el desarrollo y las acciones productivas”, todo ello en medio de recortes al presupuesto federal y la advertencia del Banco de México sobre el “crecimiento cero” de la economía mexicana.
Seis años después, Vicenlipe Foxderón se burló de aquellos que pronosticaban (entre ellos algunos funcionarios de Hacienda) una nueva ola recesiva en el vecino del norte, y a cambio repartió cualquier cantidad de dichos ocurrentes (entre ellos los citados) para evadir el tema, porque, como decía su antecesor, la economía mexicana “está muy sólida”. Por cierto en este segundo round, algunos funcionarios del Banco de México no fueron tan precisos como en 2001, como en el caso del director de Análisis del Sistema Financiero de esa institución, quien en agosto pasado descartó “algún riesgo de contagio” por la crisis hipotecaria estadunidense, porque, decía, “está muy acotado”.
Pues bien, el “navío de gran calado” se tambalea, y el inquilino de Los Pinos mandó a su secretario de Hacienda, Agustín Carstens, y éste a sus subsecretario, Alejandro Werner, a dar la cara y reconocer que, “haiga sido como haiga sido”, siempre sí pegará fuerte la recesión del vecino del norte, ergo comenzaron los recortes y el relativo al ritmo de crecimiento económico en primerísimo lugar.
En aquel mayo de 2001, el 7 por ciento de crecimiento económico se redujo a 4.5 y a lo largo del año fue a la baja como boxístico conteo de KO: 3, 2, 1, 0, aunque en realidad fue de -0.3 por ciento. Parece que a la “continuidad” le gusta ese juego: a principios de 2007 estimó 3.6 de crecimiento, que en el mejor de los casos rondará el 3 por ciento. Para 2008 estimó 3.5 por ciento sin “reforma fiscal”, que elevó a 3.7 por ciento por “el positivo efecto” de dicha “reforma.
Como la recesión estadunidense nos haría lo que el viento a Juárez, ayer la Secretaría de Hacienda consideró “pertinente” (Werner dixit, el mismo que con Fox presumía que “las remesas no sólo deben verse como un fenómeno de la migración; también son fruto de la estabilidad económica que ha logrado México”), como resultado del “contexto internacional desfavorable”, recortar el pronóstico de crecimiento económico para 2008: el 3.7 por ciento (con “reforma fiscal”) original se reduce a 2.8 por ciento, casi un punto porcentual en vía de mientras, en un “navío de gran calado” que no pudo convertir “los riesgos” recesivos “en oportunidades”, “navegar contra corriente” ni dejar a un lado el micrófono para tomar oportunas medidas para contener una sacudida que se previó desde finales de 2006, y cuyo heraldo fue, ni más ni menos, que el propio Alejandro Werner, al que parece nadie tomó en serio en el gobierno federal.
Y en su alfombra voladora surca los aires Eduardo Sojo –hoy en funciones, dicen algunos, de secretario de Economía– quien para “enfrentar” los efectos de la recesión estadunidense en 2008 propone las mismas recetas que presentó en sociedad en aquel mayo de 2001 (el año del “crecimiento negativo”, como dicen los economistas). Por ejemplo, celebraba seis años atrás, “promover la competitividad del aparato productivo; ejecutar oportunamente los proyectos de infraestructura pública anunciados para este año, que tienen un efecto directo en cuanto a generación de empleo y de actividad para las empresas; promover la construcción de vivienda y una estrategia para inversión pública y privada”. Resultado: la economía cayó 0.3 por ciento, pero en 2008 insisten.
Las rebanadas del pastel
De la lectoría y su viacrucis con las empresas de mister Forbes: “Slim no desea perder su primer lugar como el más rico del mundo, por eso ahora ‘regala’ a plena luz y en la calle el módem infinitum 1000, prometiendo Internet gratis por todo un mes y sin cargos por cancelación, no importando si la víctima es menor de edad. La estafa inicia cuando el cargo de 299 pesos llega en el recibo telefónico del mismo mes. Además, la devolución del aparato se vuelve todo un calvario. Es necesario insistir y casi rogarles varias veces por teléfono para después llegar hasta la sucursal, entregar el moderno accesorio y poder cancelar el contrato firmado, del cual el vendedor callejero no dio comprobante, sólo un número. Luego será obligatorio esperar varias semanas para obtener una respuesta, de otro modo ‘copela o cuello’.... con la línea telefónica. No, pues si quiere Don Slim, mejor le hacemos una colecta para que se mantenga firme en la encuesta Forbes; más vale pedir que robar ¿no? Le sugiero que sólo teclee en su buscador ‘fraudes Telmex’ y le recomiendo mucho ojo... cuénteselo a quien más confianza le tenga. Descarte a Profeco y a la PGJ” (Miguel Palma, Morelos, Mpalmavargas@gmail.com / www.miguelpalma.mexico.com)... Urgente: “¿alguna asociación de abogados ampara contra el IETU? Hacienda obliga a pagarlo a contribuyentes cautivos y sobre todo profesionistas y pequeños contribuyentes, es tan injusto que como siempre las grandes empresas no pagarán un centavo” (Mara Enríquez, maraep@yahoo.com.mx).
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