La Recesión en EU Claro que Truena a México
Ante el pujante crecimiento económico en otras partes del mundo, la economía de Estados Unidos entra en recesión y, desde luego, repercute en la de México que se le unió parasitariamente desde el salinato, a pesar de todos los "blindajes" declarativos
Por Dagoberto Márquez
Se trata de los Estados Unidos de Norteamérica, eso que ni qué. Pero de eso a que “sólo les afecte a ellos...” ni lo sueñe y si usted lo piensa así, déjeme decir que está en un error, en un craso error y veamos porqué.
Es cierto que la crisis de los últimos meses ha empezado a afectar severamente a la población norteamericana y que esto empieza -aparentemente- con el asunto inmobiliario donde miles o millones de personas ya no pueden con el crédito ni tampoco pagar más. Como también es cierto que la cosa no es tan simple ni tan sencilla aunque aquí en México se diga que “no hay purrún”. Y eso es así porque, si usted recuerda, el gobierno del presidente George W. Bush autorizó carretadas de millones (de dólares) para incursionar militarmente en Asia Central, gastándose hasta lo que no.
Por otro lado tenemos el asunto del “crecimiento” que no da para más, el cual no sólo es complicado sino que, además, no basta con estimularlo al bajar las tasas de interés y controlar los índices de la macroeconomía para decir que ya está. En consecuencia, el asunto es mucho más complejo y profundo de lo que aparenta, algo ligado a la economía de abajo pero también a la superestructura. ¿O cree usted que es gracioso o una mera broma que la reserva federal norteamericana inyecte 150 o más de 200 mil millones de dólares en muy corto tiempo para contener y dar confianza a los mercados, cuando los sistemas de valores acusan de contracción y de volatilidad ?. No, ¿verdad? El asunto es, por tanto, mucho más complejo de lo que podemos suponer.
Algo está pasando que no se nos dice, pero que de alguna forma es posible imaginar. Para colmo de males se ha dicho que cuando Estados Unidos estornuda, es a México al que le da gripe cuata, neumonía, un fuerte resfriado o --mínimamente-- una implacable y muy lastimosa tos. Y es cierto, por una razón muy simple y sencilla: nuestras economías, la de ellos que es muy fuerte, y la nuestra que aunque debiera serlo también, no lo es tanto. ¿O cree usted que estamos en un error?
Estimado lector, Fina lectora, digamos que el doctor Rogelio Ramírez de la O lo explicó rápida, pero puntualmente desde el Distrito Federal. La economía norteamericana (pero la mexicana también), dada la situación que atraviesa, no da para más. Lo dijo de otra forma, pero a eso se refirió en esencia. Se trata del modelo económico, el cual debido a otros factores de puja y de crecimiento en otras partes del mundo tiende, si no a contraerse, sí a entrar en una cierta fase de recesión.
Esto podemos interpretarlo como el fenómeno que se refiere a un espacio de tiempo donde no va a ser posible seguir enriqueciéndose (creciendo) más, (entre otras cosas) porque otros también producen (y fuerte) y la competencia podría crear entre los gringos algún tipo de estancamiento, baja en sus finanzas, pérdidas económicas, aumento en la emisión de papel moneda, depreciación del dinero, exceso de circulante y por ende inflación, hasta llegar a la enigmática y un tanto absurda recesión.
Dicho en otras palabras, porque hay economías también fuertes que desde hace décadas luchan por sobresalir, librando una competencia no vista tiempo atrás. Esto no gusta mucho, no al menos a las grandes empresas, conglomerados y capitales norteamericanos que durante mucho tiempo monopolizaron el mercado (prácticamente) con su poderosísima producción. En esto tenemos de todo, alimentos, sustancias químicas, la industria metalmecánica, artículos para el hogar, bienes y servicios, tecnología en muy diversos campos, textiles, ropa, combustibles, gas, papel, productos del campo, agroquímicos, inversiones, inyecciones de capital y especulación. Un asunto impresionante si comparamos lo que ocurre ahora contra lo que ocurría sólo tres décadas atrás. Y sí, es cierto, los norteamericanos controlaron muy bien su inflación. Pero cómo no van a hacerlo, si ellos han tenido una producción excelente, buenos sistemas de administración, gobiernos más cautos, impuestos severos, una moneda fuerte y por si fuera poco, menos corrupción.
Pero nada está escrito. Por lo menos no en lo que se refiere a ese asunto. Y ahora resulta que los Estados Unidos sí pueden entrar (otra vez) a una etapa de una incierta y medio peligrosa recesión. Y puede usted creer que esto se aprecia así, dado que múltiples indicadores lo señalan con claridad, pudiéndose citar lo visto recientemente en la preocupación misma del presidente Bush, quien ha ido a Medio Oriente a pedir petróleo barato por no poder pagar más. También, en la caótica jornada en el sistema de valores donde desde hace meses los altibajos y los desequilibrios no se han hecho esperar. Por si fuera poco y aunado al problema de las hipotecas y de lo relacionado al negocio inmobiliario donde millones de personas están atoradas con su patrimonio y mucho más, tenemos una cierta depreciación, la del dólar frente a otras monedas como el euro y el yen japonés.
Pero los indicadores más claros los tenemos con lo que ocurre en los sistemas de bolsa donde el nerviosismo, la volatilidad y el stress parecen no sólo reactivarse sino aumentar. Por si usted no lo sabía, aquí en México el gobernador del Banco de México (la institución encargada de planificar, emitir, ordenar, retirar y operar lo relacionado con el papel moneda) ha dicho que, indudablemente, por lo que ocurre en Norteamérica, México sufrirá. Y viniendo de quien viene, pues mínimamente un poco de credibilidad. ¿O no?
El doctor Ramírez de la O ha dicho, por su parte, que la retórica puede ofrecer un tono positivo para fortalecer la moral pública (cuando se discute sobre economía, estancamiento y recesión) pero que cuando está divorciada de la realidad causa pérdida de credibilidad sobre el gobierno, sobre los líderes empresariales y sobre los analistas también, y tiene razón. Dijo, asimismo, que como técnicamente la recesión se define por dos trimestres de crecimiento negativo, de acuerdo como son las cosas tenemos que esperar hasta el otoño venidero para confirmar si ésta existe o si no. Después, ya entrado en el asunto, pero en referencia al problema inmobiliario (cuyo referente más importante es el financiamiento de vivienda para la población), ha dicho que “Como no se reconoce que los canales de crédito en el mundo están interconectados, aquí se sigue repitiendo que los proyectos de infraestructura y de vivienda nos van a permitir navegar en medio de una tormenta que envuelve sólo a Estados Unidos...” aunque no se diga cómo van a financiarse aquí si la falta de liquidez suficiente va a impedir su concreción aunque pueda haber proyección ciertamente. Un asunto de maquillaje y de necesidades en el terreno de la mentira.
Ramírez de la O ha señalado: “La realidad es que los desarrolladores de vivienda no pueden financiar sus proyectos sin antes encontrar inversionistas que compren sus emisiones de papel. Esos inversionistas forman parte del mercado global y este mercado ofrece crédito pero más escaso y más caro cada vez”. Por otro lado ha dicho “También se escucha que podemos estimular el aumento del consumo y así apoyar la actividad económica y compensar la debilidad de las exportaciones. Pero se olvida que para consumir más, habría que tener un incremento en los ingresos, una reducción de ahorros, o un aumento de deuda. El incremento de ingresos no es factible en grado significativo. La reducción de ahorros ya ocurrió el año pasado, al igual que el aumento de la deuda. Por eso el aumento de la cartera vencida de tarjetas de crédito fue de casi el doble en el año anterior”. También ha citado “Por su parte, las empresas sufren por márgenes de utilidad muy bajos debido al aumento de costos de energéticos y materias primas de años pasados, mismos que no pudieron trasladar a precios. Como en 2008 será difícil que aumenten precios en grado suficiente para reconstituir sus márgenes, se mantendrán renuentes a invertir más o a otorgar altos aumentos de salarios (al trabajador)”. Y es cierto, aunque el doctor Ramírez de la O, respetuoso como es de las formas, se abstenga de citar lo de la fatua voracidad de los dueños del capital al realizar la ecuación que permitiría mejores aumentos (al trabajador) sin sacrificar tanto sus márgenes de utilidad, los cuales de por sí son ya excesivos, dignos de la peor usura.
Para que quede más claro, el doctor Ramírez de la O fue enfático diciendo en relación con una mañosa iniciativa que atenuaría o inhibiría un aumento o un disparo en la inflación “Pero en las actuales condiciones de costos y de márgenes de la industria ese programa carece de todo realismo (porque) las industrias han sufrido el aumento de tarifas eléctricas de 8% y de gas de 15% por encima de los aumentos de años anteriores”. También ha dicho “Y el gobierno promete que la inflación se mantendrá este año por debajo de 4%. Esto a pesar de que Estados Unidos indicó que su última cifra de inflación es de 4.3%, cuando los descuentos de precios en aquel país son mucho más agresivos y extendidos que aquí, en donde la inflación es oficialmente de 3.76%. Lo que ocurre es que ya hay demasiados precios (productos) en México bajo control que hacen la medición de la inflación artificialmente baja” ...Lo que dicho en otros términos significa que aquí se hacen las cosas a modo (del gobierno en turno) importándoles un carajo el verdadero desempeño de la economía real. El doctor Rogelio Ramírez de la O es analista económico profesional, no un grillo de la política.
De manera que las cosas son claras, clarísimas. Por más que haya voces y corifeos que tratan de atenuar en la psicología de la gente, los indicadores económicos no mienten y esa es la realidad. Una cierta fase de recesión está en puerta y no hay error en tal apreciación ni en tal sentido. El problema es que este asunto no va a afectar sólo a los Estados Unidos sino a la mayor parte del continente porque la economía de otras naciones está ligada a la norteamericana desde tiempo atrás. La única medida que podría atenuar la cosa es produciendo organizadamente, con la más alta calidad, más y mejor. Lógico, esto sin pasar por alto que los gobiernos deben hacer un esfuerzo para controlar los niveles de injusticia, inseguridad, maltrato social y los de corrupción. Si las fórmulas se siguen, las cosas podrían no ser lastimosas pero una cosa es cierta, no va a haber más crecimiento económico porque dadas las actuales circunstancias resulta imposible crecer todavía más. Si entendemos que la economía tiene límites habría que hacer más conciencia para distribuir mejor la riqueza y de esa forma habría al menos, menos incertidumbre, un poco más de equilibrio, menos pobreza, paz social y en cierta forma algo de tranquilidad.
Sin embargo, si se empecinan en ir contra la lógica, pues qué le vamos a hacer, podríamos hasta encontrarnos frente a disturbios o cerca de una nueva revolución. ¿O usted cree que no...?.
Es todo.
Es cierto que la crisis de los últimos meses ha empezado a afectar severamente a la población norteamericana y que esto empieza -aparentemente- con el asunto inmobiliario donde miles o millones de personas ya no pueden con el crédito ni tampoco pagar más. Como también es cierto que la cosa no es tan simple ni tan sencilla aunque aquí en México se diga que “no hay purrún”. Y eso es así porque, si usted recuerda, el gobierno del presidente George W. Bush autorizó carretadas de millones (de dólares) para incursionar militarmente en Asia Central, gastándose hasta lo que no.
Por otro lado tenemos el asunto del “crecimiento” que no da para más, el cual no sólo es complicado sino que, además, no basta con estimularlo al bajar las tasas de interés y controlar los índices de la macroeconomía para decir que ya está. En consecuencia, el asunto es mucho más complejo y profundo de lo que aparenta, algo ligado a la economía de abajo pero también a la superestructura. ¿O cree usted que es gracioso o una mera broma que la reserva federal norteamericana inyecte 150 o más de 200 mil millones de dólares en muy corto tiempo para contener y dar confianza a los mercados, cuando los sistemas de valores acusan de contracción y de volatilidad ?. No, ¿verdad? El asunto es, por tanto, mucho más complejo de lo que podemos suponer.
Algo está pasando que no se nos dice, pero que de alguna forma es posible imaginar. Para colmo de males se ha dicho que cuando Estados Unidos estornuda, es a México al que le da gripe cuata, neumonía, un fuerte resfriado o --mínimamente-- una implacable y muy lastimosa tos. Y es cierto, por una razón muy simple y sencilla: nuestras economías, la de ellos que es muy fuerte, y la nuestra que aunque debiera serlo también, no lo es tanto. ¿O cree usted que estamos en un error?
Estimado lector, Fina lectora, digamos que el doctor Rogelio Ramírez de la O lo explicó rápida, pero puntualmente desde el Distrito Federal. La economía norteamericana (pero la mexicana también), dada la situación que atraviesa, no da para más. Lo dijo de otra forma, pero a eso se refirió en esencia. Se trata del modelo económico, el cual debido a otros factores de puja y de crecimiento en otras partes del mundo tiende, si no a contraerse, sí a entrar en una cierta fase de recesión.
Esto podemos interpretarlo como el fenómeno que se refiere a un espacio de tiempo donde no va a ser posible seguir enriqueciéndose (creciendo) más, (entre otras cosas) porque otros también producen (y fuerte) y la competencia podría crear entre los gringos algún tipo de estancamiento, baja en sus finanzas, pérdidas económicas, aumento en la emisión de papel moneda, depreciación del dinero, exceso de circulante y por ende inflación, hasta llegar a la enigmática y un tanto absurda recesión.
Dicho en otras palabras, porque hay economías también fuertes que desde hace décadas luchan por sobresalir, librando una competencia no vista tiempo atrás. Esto no gusta mucho, no al menos a las grandes empresas, conglomerados y capitales norteamericanos que durante mucho tiempo monopolizaron el mercado (prácticamente) con su poderosísima producción. En esto tenemos de todo, alimentos, sustancias químicas, la industria metalmecánica, artículos para el hogar, bienes y servicios, tecnología en muy diversos campos, textiles, ropa, combustibles, gas, papel, productos del campo, agroquímicos, inversiones, inyecciones de capital y especulación. Un asunto impresionante si comparamos lo que ocurre ahora contra lo que ocurría sólo tres décadas atrás. Y sí, es cierto, los norteamericanos controlaron muy bien su inflación. Pero cómo no van a hacerlo, si ellos han tenido una producción excelente, buenos sistemas de administración, gobiernos más cautos, impuestos severos, una moneda fuerte y por si fuera poco, menos corrupción.
Pero nada está escrito. Por lo menos no en lo que se refiere a ese asunto. Y ahora resulta que los Estados Unidos sí pueden entrar (otra vez) a una etapa de una incierta y medio peligrosa recesión. Y puede usted creer que esto se aprecia así, dado que múltiples indicadores lo señalan con claridad, pudiéndose citar lo visto recientemente en la preocupación misma del presidente Bush, quien ha ido a Medio Oriente a pedir petróleo barato por no poder pagar más. También, en la caótica jornada en el sistema de valores donde desde hace meses los altibajos y los desequilibrios no se han hecho esperar. Por si fuera poco y aunado al problema de las hipotecas y de lo relacionado al negocio inmobiliario donde millones de personas están atoradas con su patrimonio y mucho más, tenemos una cierta depreciación, la del dólar frente a otras monedas como el euro y el yen japonés.
Pero los indicadores más claros los tenemos con lo que ocurre en los sistemas de bolsa donde el nerviosismo, la volatilidad y el stress parecen no sólo reactivarse sino aumentar. Por si usted no lo sabía, aquí en México el gobernador del Banco de México (la institución encargada de planificar, emitir, ordenar, retirar y operar lo relacionado con el papel moneda) ha dicho que, indudablemente, por lo que ocurre en Norteamérica, México sufrirá. Y viniendo de quien viene, pues mínimamente un poco de credibilidad. ¿O no?
El doctor Ramírez de la O ha dicho, por su parte, que la retórica puede ofrecer un tono positivo para fortalecer la moral pública (cuando se discute sobre economía, estancamiento y recesión) pero que cuando está divorciada de la realidad causa pérdida de credibilidad sobre el gobierno, sobre los líderes empresariales y sobre los analistas también, y tiene razón. Dijo, asimismo, que como técnicamente la recesión se define por dos trimestres de crecimiento negativo, de acuerdo como son las cosas tenemos que esperar hasta el otoño venidero para confirmar si ésta existe o si no. Después, ya entrado en el asunto, pero en referencia al problema inmobiliario (cuyo referente más importante es el financiamiento de vivienda para la población), ha dicho que “Como no se reconoce que los canales de crédito en el mundo están interconectados, aquí se sigue repitiendo que los proyectos de infraestructura y de vivienda nos van a permitir navegar en medio de una tormenta que envuelve sólo a Estados Unidos...” aunque no se diga cómo van a financiarse aquí si la falta de liquidez suficiente va a impedir su concreción aunque pueda haber proyección ciertamente. Un asunto de maquillaje y de necesidades en el terreno de la mentira.
Ramírez de la O ha señalado: “La realidad es que los desarrolladores de vivienda no pueden financiar sus proyectos sin antes encontrar inversionistas que compren sus emisiones de papel. Esos inversionistas forman parte del mercado global y este mercado ofrece crédito pero más escaso y más caro cada vez”. Por otro lado ha dicho “También se escucha que podemos estimular el aumento del consumo y así apoyar la actividad económica y compensar la debilidad de las exportaciones. Pero se olvida que para consumir más, habría que tener un incremento en los ingresos, una reducción de ahorros, o un aumento de deuda. El incremento de ingresos no es factible en grado significativo. La reducción de ahorros ya ocurrió el año pasado, al igual que el aumento de la deuda. Por eso el aumento de la cartera vencida de tarjetas de crédito fue de casi el doble en el año anterior”. También ha citado “Por su parte, las empresas sufren por márgenes de utilidad muy bajos debido al aumento de costos de energéticos y materias primas de años pasados, mismos que no pudieron trasladar a precios. Como en 2008 será difícil que aumenten precios en grado suficiente para reconstituir sus márgenes, se mantendrán renuentes a invertir más o a otorgar altos aumentos de salarios (al trabajador)”. Y es cierto, aunque el doctor Ramírez de la O, respetuoso como es de las formas, se abstenga de citar lo de la fatua voracidad de los dueños del capital al realizar la ecuación que permitiría mejores aumentos (al trabajador) sin sacrificar tanto sus márgenes de utilidad, los cuales de por sí son ya excesivos, dignos de la peor usura.
Para que quede más claro, el doctor Ramírez de la O fue enfático diciendo en relación con una mañosa iniciativa que atenuaría o inhibiría un aumento o un disparo en la inflación “Pero en las actuales condiciones de costos y de márgenes de la industria ese programa carece de todo realismo (porque) las industrias han sufrido el aumento de tarifas eléctricas de 8% y de gas de 15% por encima de los aumentos de años anteriores”. También ha dicho “Y el gobierno promete que la inflación se mantendrá este año por debajo de 4%. Esto a pesar de que Estados Unidos indicó que su última cifra de inflación es de 4.3%, cuando los descuentos de precios en aquel país son mucho más agresivos y extendidos que aquí, en donde la inflación es oficialmente de 3.76%. Lo que ocurre es que ya hay demasiados precios (productos) en México bajo control que hacen la medición de la inflación artificialmente baja” ...Lo que dicho en otros términos significa que aquí se hacen las cosas a modo (del gobierno en turno) importándoles un carajo el verdadero desempeño de la economía real. El doctor Rogelio Ramírez de la O es analista económico profesional, no un grillo de la política.
De manera que las cosas son claras, clarísimas. Por más que haya voces y corifeos que tratan de atenuar en la psicología de la gente, los indicadores económicos no mienten y esa es la realidad. Una cierta fase de recesión está en puerta y no hay error en tal apreciación ni en tal sentido. El problema es que este asunto no va a afectar sólo a los Estados Unidos sino a la mayor parte del continente porque la economía de otras naciones está ligada a la norteamericana desde tiempo atrás. La única medida que podría atenuar la cosa es produciendo organizadamente, con la más alta calidad, más y mejor. Lógico, esto sin pasar por alto que los gobiernos deben hacer un esfuerzo para controlar los niveles de injusticia, inseguridad, maltrato social y los de corrupción. Si las fórmulas se siguen, las cosas podrían no ser lastimosas pero una cosa es cierta, no va a haber más crecimiento económico porque dadas las actuales circunstancias resulta imposible crecer todavía más. Si entendemos que la economía tiene límites habría que hacer más conciencia para distribuir mejor la riqueza y de esa forma habría al menos, menos incertidumbre, un poco más de equilibrio, menos pobreza, paz social y en cierta forma algo de tranquilidad.
Sin embargo, si se empecinan en ir contra la lógica, pues qué le vamos a hacer, podríamos hasta encontrarnos frente a disturbios o cerca de una nueva revolución. ¿O usted cree que no...?.
Es todo.
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