lunes, febrero 25, 2008

Baja California: Electricidad con interés económico

Bahía de los Ángeles
Foto: archivo

Colima, Col., 25 de febrero (apro).- A finales del 2007, concluyeron los trabajos de introducción de energía eléctrica en Bahía de los Ángeles, al sur del municipio de Ensenada, a través del método convencional por quema de petróleo, un servicio que funciona de manera ya obsoleta y que es altamente contaminantePese a que desde hace varios años existe un proyecto para electrificar comunidades rurales del sur de Baja California mediante el aprovechamiento de la energía eólica, debido a la “poca visión” de quienes toman decisiones, se impusieron intereses económicos y políticos, sin tomar en cuenta la preservación del medio ambiente, considera la investigadora Ana Luz Quintanilla Montoya.La especialista obtuvo en 2006 el Premio Nacional de Energía Renovable, otorgado por la Secretaría de Energía a través de la Comisión Nacional de Ahorro de Energía (Conae); no obstante, pese al reconocimiento recibido en el ámbito federal, para decepción de la académica su propuesta se quedó archivada, pues ni el gobierno estatal bajacaliforniano ni el ayuntamiento de Ensenada mostraron interés por llevar a la práctica los resultados de la investigación.Por el contrario, el 26 de noviembre pasado, a menos de un mes de haber asumido el puesto, correspondió al gobernador José Guadalupe Osuna Millán poner en servicio la red de electrificación de la zona –por el método convencional por quema de petróleo--, con una inversión anunciada de 90 millones de pesos.En entrevista, Ana Luz Quintanilla califica como errada la decisión de los gobiernos estatal y municipal de hacer a un lado el proyecto de generación de electricidad con energía eólica, con el que, además, se habría podido hacer funcionar una planta para desalinizar y potabilizar agua del mar.“Desde mi perspectiva, fue un absurdo, porque en términos económicos costó más o menos lo mismo llevar a la comunidad todos los postes de madera desde Guerrero Negro —a lo largo de más de 30 kilómetros— que haber instalado los dos molinos de viento que se requerían”, explica.Además de las ventajas en materia ambiental, por tratarse de “energía limpia”, el proyecto pudo aprovecharse como un atractivo para beneficiar turísticamente a la región, pues “en el mundo ahora se vende bien el turismo ecológico”, añade Quintanilla Montoya.
—¿No le parece paradójico que un proyecto premiado a escala nacional no haya sido aceptado en el estado?
—Es paradójico, pero México es, como dice Paco Ignacio Taibo, un poco surrealista: estamos entre la mitología y el realismo mágico, y en México puede suceder cualquier cosa en cuanto a lo que hacen y deciden los políticos.“Nos han llevado a creer por los medios de comunicación que somos un país que no pensamos, que no entendemos, que no vemos, y yo creo que realmente para los que somos conscientes y queremos un mejor país resulta paradójico y absurdo que la propia Secretaría de Energía te otorgue un premio y te diga que está muy bien eso, y por otro lado, el gobierno del estado y el gobierno municipal, siendo todos del mismo partido, el PAN, lo hayan rechazado.”Quintanilla, quien es investigadora de la Universidad Autónoma de Baja California y desarrolla actualmente un proyecto en la Universidad de Colima, señala que nunca ha creído en los premios:“Para mí hubiera sido mucho mejor premio ver los dos molinos eólicos funcionando en Bahía de los Ángeles que recibir un premio, que eso se queda simplemente en papel y en un currículum, al que muchos ni siquiera le dan el valor que pudiera tener.”Refiere que los resultados de la investigación fueron entregados desde unos años antes al gobierno estatal de Baja California, que “desafortunadamente no aceptó o no apoyó definitivamente el proyecto; creo que hubo muy poca visión y se impusieron los intereses económicos y políticos de los tomadores de decisiones en el estado”.
—¿Cuál fue el argumento por el que no fue aceptado el proyecto?
—Nunca se nos han dado las razones y las versiones son múltiples, pero realmente sí me parece una visión errada totalmente del gobierno estatal y del gobierno municipal, era una gran oportunidad para mostrar a otros sitios del país que este tipo de proyectos realmente funcionan bien.
—¿Cree que el rechazo hayan obedecido a intereses de otro tipo?
—Sí, los intereses económicos del gobierno del estado, definitivamente.
—¿Intereses en qué sentido?
—Se hablaba mucho de que el gobernador que terminó recientemente su periodo (Eugenio Elorduy Walter) tenía negocios dentro del área de la colocación de postes de energía eléctrica, etcétera. Yo no sé si eso sea verdad o no, pero sí me parece errado que por una misma cantidad de dinero tú puedas proveer de un servicio limpio, nuevo, eficiente, innovador, y te vayas a un servicio que funciona ya de manera obsoleta, contaminante y que costaba lo mismo.Quintanilla refiere que el proyecto se basó en un estudio realizado en las comunidades rurales del sur de Baja California, cuya red de energía eléctrica sólo llegaba hasta el poblado de El Rosario, a 300 kilómetros de Ensenada.“El resto de comunidades del sur no tienen servicio de energía eléctrica y muchas de ellas tampoco tienen agua potable. Ahí hicimos el monitoreo y vimos qué posibilidades había de proveer a estas comunidades de energía solar, eólica o ambas mediante sistemas híbridos y resultó que, efectivamente, se podía proveer de energía eólica Bahía de los Ángeles, donde tiene origen el proyecto turístico de la Escalera náutica”.Con base en esos resultados, indica la académica, la compañía Preneal, la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) y el alcalde de Ensenada, César Mancillas, firmaron en octubre de 2005 un convenio en Madrid, España, para echar a andar el proyecto mediante el que se instalarían dos molinos de viento y una planta desalinizadora de agua de mar que proveería de agua potable a la comunidad.“Fue verdaderamente una pena, porque con base en ese convenio la compañía española Preneal iba a financiar gran parte del proyecto, iba a proveer parte de la tecnología a fondo perdido y ni siquiera así se consiguió hacer realidad el proyecto”, lamenta Ana Luz Quintanilla.En el estudio “Las energías renovables para un desarrollo rural”, incluido en su libro “Visiones para un desarrollo rural sustentable en las comunidades de Baja California”, la investigadora señala que si bien existen varios proyectos de la Comisión Federal de Electricidad para introducir energía eléctrica en las comunidades rurales del sur del estado, no es viable usar el sistema de generación centralizada basado en la quema de combustible fósil, por lo que propone electrificar a través de energías renovables.Agrega que entre las grandes ventajas de los sistemas eólicos está el que se puede generar energía, operar y dar mantenimiento a un costo muy bajo, además de que los sistemas llegan a tener tiempos de vida de hasta 25 años.En su reporte de investigación, Quintanilla realiza un análisis de los diversos factores que deben ser tomados en cuenta para la implementación de un proyecto de este tipo, sobre todo los tecnológicos, ambientales, económicos, políticos y sociales, y presenta resultados del monitoreo del aire realizado en la comunidad Bahía de los Ángeles.“Las comunidades rurales del sur del municipio de Ensenada —expone— mostraron interés en el uso de fuentes de energía renovable y el 75% de sus habitantes comentaron la disponibilidad para pagar parcialmente los costos de inversión en el caso de que se implementen programas de uso de este tipo de energías.”Así mismo, plantea la necesidad de invertir más recursos en la investigación sobre fuentes de energías renovables, así como en el desarrollo de tecnologías que reduzcan los costos de producción actuales, y permitan extender su uso y tener mayor conocimiento sobre la factibilidad y potencial que representan como recursos energéticos que pueden ser opciones muy importantes para considerar en el futuro.Después de la experiencia de la falta de apoyo para su proyecto de energía eólica en Baja California, Quintanilla menciona en la entrevista que los mexicanos “tendríamos que pensar como país hacia dónde queremos ir y crear las estrategias como lo ha hecho Alemania, que tiene un plan a 25 años en el que paulatinamente va sustituyendo energía convencional por energías alternativas. Creo que a eso es donde tendríamos que llegar: a crear un plan energético nacional a largo plazo”.

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