Está en juego el futuro de la nación, advierte
De la redacción
Quienes impulsan el despojo de la principal riqueza de México (el petróleo) conspiran contra la nación, pues de aprobarse la planteada “reforma” de Pemex “significaría la transferencia de fabulosas riquezas a manos privadas, principalmente extranjeras”, aseguran diversos académicos y líderes de opinión que conformaron el Grupo Sur.
En un documento titulado La privatización de Pemex: un crimen de lesa patria, personalidades como Guillermo Almeyra, Cristina Barros, Armando Bartra, Marco Buenrostro, Elvira Concheiro, Héctor Díaz-Polanco, Javier Flores, Víctor Flores Olea, Gerardo de la Fuente, Rosa Elena Gaspar de Alba, Arturo Huerta, Epigmenio Ibarra, Máximo Modonesi, Lucio Oliver, Carlos Payán, Consuelo Sánchez, John Saxe-Fernández, Gabriel Vargas Lozano y Sergio Zermeño afirman que de darse la privatización de la paraestatal “se cancelaría uno de los instrumentos fundamentales para proyectar nuestro futuro. Está en juego el porvenir de México como nación independiente y digna”.
Indican que Pemex es la empresa más rentable de México, ya que los ingresos derivados del petróleo representan alrededor de 50 por ciento del presupuesto federal. “Se trata de una gigantesca fuente de riquezas que siempre ha despertado el apetito de intereses privados de dentro y de fuera (del país)”.
La urgencia por privatizarla, argumentan, es que el manejo “ineficiente y sesgado” de los sucesivos gobiernos mantiene actualmente en “grave trance” a la economía del país. Explican que por un lado hay una fuerte deuda interna que proviene de los proyectos de inversión deferidos en el gasto; y por el otro, dicen, un hecho que la crisis económica en Estados Unidos tendrá fuerte impacto en nuestro país, ya que habrá menos compras de nuestros productos y menos empleos para los connacionales que han emigrado, lo que significaría que la segunda entrada de divisas a México, las remesas, se verían disminuidas.
“Ante esta perspectiva, a la pequeña oligarquía dominante, al PAN y a sus aliados en el PRI les urge privatizar a Pemex alegando que está en crisis.” Sin embargo, subrayan que no es la paraestatal la que se encuentra en crisis, sino el modelo socioeconómico que el grupo en el poder representa.
“Lo que quieren no es evitar una crisis en el país, sino salvar el esquema económico y político que han impuesto, e inclusive robustecer el régimen elitista mediante una nueva orgía de concesiones, negocios turbios y enriquecimiento fácil, mientras las mayorías se siguen empobreciendo”, indican.
El Grupo Sur señala que los procesos de privatización “no son el modelo a seguir” y que ejemplo de ello fue la venta de Telmex y la reprivatización de la banca durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, entre otras, pese a las cuales “la economía y con ella la sociedad van de mal en peor. Lo que se requiere es el cambio del modelo y la sustitución de ese grupo en el poder, que se ha caracterizado por su incompetencia, corrupción y carencia absoluta de sensibilidad social”.
Alertan que de presentarse estas modificaciones secundarias que “violentan el orden constitucional”, quienes adquieran acciones de la paraestatal u otras concesiones “muy pronto elevarían aun más los precios de los combustibles, presionarían al gobierno para que los impuestos con que hoy se sangra a Pemex no se aplicaran a ellos. Las ganancias volarían lejos de aquí, como ya ocurre; (y) como consecuencia se reduciría aún más el presupuesto para educación pública, el sistema de salud, el campo, la cultura; habría mayor deterioro y pobreza. Los impuestos que no ingresen vía Pemex tendrían que salir de nuestros bolsillos; hasta un sector de los empresarios se vería seriamente afectado. Tendríamos un gobierno aún más débil y sin capacidad de defender los intereses de la nación”.
Son Estados Unidos y las grandes corporaciones a quienes interesa intervenir directamente en la industria petrolera mexicana y ser los rectores del negocio, ya que apoderarse de los más importantes yacimientos “es parte de su estrategia de dominio global. Estamos en grave peligro como país; una vez que las empresas se asentaran aquí, nada las detendría; pronto verían la manera de tener el control, incluso militar, sobre nuestros yacimientos, plantas y gaseoductos”.
Por todo esto, advierten que “con la Constitución en la mano” la sociedad mexicana en su conjunto realizará movilizaciones nacionales “jamás vistas para impedir este atropello, este descarado despojo”. Indican que de forma organizada los mexicanos impedirán la privatización de Pemex e impulsarán “un cambio verdadero” que desterrará el gran desorden económico, político, legal y social que actualmente impera en México.
“Que no se equivoquen los privatizadores. Si se aventuran a lanzar su iniciativa, el destino de Pemex no se decidirá en las sombras de los gabinetes o los despachos, sino en las calles”, enfatizan.
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