Hedelberto López Blanch
Se puede decir sin temor a equivocaciones que la empresa nacional Petroleos Mexicanos (PEMEX) ya está prácticamente semi privatizada pues durante años se han ido entregando concesiones y contratos a compañías transnacionales extranjeras.
Una confirmación de este hecho es que ya ni el gobierno mexicano ni la transnacional estadounidense Halliburton necesitan esconderse para firmar convenios petroleros pues aunque las asociaciones en este sector con compañías extranjeras y privadas están prohibidas por la Constitución, sus directivas han sido violadas desde hace varios años.
Desde que en marzo de 1938 el ex presidente Lázaro Cárdenas nacionalizó la producción-distribución petrolera y los servicios de energía eléctrica, estos sectores se habían mantenido bajo control del gobierno
El artículo 27 de la Constitución establece que “tratándose del petróleo...o de minerales radiactivos, no se otorgarán concesiones ni contratos, y la Nación llevará a cabo la explotación de esos productos. Corresponde exclusivamente a la Nación generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicio público...”
Años antes de que México firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Estados Unidos comenzaron a penetrar, subrepticiamente, las compañías transnacionales en empresas claves de la nación.
En el 2000, cuando el presidente Vicente Fox llegó al poder aumentaron las presiones para que el Congreso autorizara la entrada de capitales foráneos en las ramas del petróleo y la energía como forma de atraer la inversión extranjera y poder salir de la deuda que acumulaba PEMEX.
El dirigente del Grupo de Ingenieros Petroleros Constitución de 1917, Francisco Garicochea, denunció que en el territorio azteca operan alrededor de 300 empresas transnacionales en el sector petrolero mediante contratos diversos.
Garicochea, cuya agrupación la integran ex directivos de Petróleos Mexicanos, agregó que las transnacionales actúan como una especie de “PEMEX paralela”, pues desplazan a los obreros nacionales en beneficio de extranjeros y son las mayores beneficiarias de los contratos que licita la empresa.
Entre enero de 2000 y 2005, Halliburton, basada en Houston, Texas y dirigida en esos momentos (aún mantiene el control) por el vicepresidente norteamericano Richard Cheney, consiguió 159 contratos con la división Perforación y Exploración (PEP) por 2 500 millones de dólares. En la actualidad la cifra alcanza los 4 000 millones de dólares.
El profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) John Saxe Fernández puntualizó que el actual debate sobre la privatización de PEMEX ya no tiene mucho de debate pues esa empresa ha subcontratado desde hace tiempo casi todas sus divisiones de exploración y perforación a transnacionales como Halliburton, Fluor-Daniel y Bechtel, entre otras, lo que ha convertido a la paraestatal en “un cascarón”.
En enero de este año 2008, la Halliburton obtuvo otra licitación por 683 millones de dólares de la estatal Petróleos Mexicanos para perforar 58 pozos en el sur de esa nación.
El documento indica que los trabajos deberán concluirse en tres años y consistirán en perforación y terminación de pozos en los campos de Samaria, Iride, Cunduacán, Platanal, Oxiacaque, Jacinto, Chinchorro, Palangre, Jujo, Santuario, Pijije, Tupilco, Costero y Tiumet, todos en el sudeste del país.
En México se desarrolla en estos momentos una campaña encabezada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), así como sectores sindicales y sociales para detener una iniciativa que intenta presentar en el Congreso el presidente Felipe Calderón del Partido Acción Nacional (PAN)para acabar de abrir oficialmente PEMEX al capital privado y extranjero.
La cláusula también estaría apoyada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que durante más de 50 años gobernó el país y que sus últimos presidentes, Miguel De la Madrid, Ernesto Zedillo y Carlos Salinas de Gortari influyeron sobre las primeras entregas y concesiones privadas dentro de la empresa estatal bajo la asesoría del Banco Mundial (BM).
La justificación para continuar con la entrega del petróleo mexicano al capital extranjero se basa en que el presupuesto de la empresa se ve reducido por las reparaciones a infraestructura en deterioro e impuestos que debe pagar, que ascienden a más de la mitad de sus ventas.
Afirman que el 95% de su patrimonio esta comprometido, y la deuda del pasivo laboral anda por los 100 OOO millones de dólares
Para el ex candidato presidencial y presidente del PRD, Andrés Manuel López Obrador la reforma energética tiene como única motivación "la continuidad del afán de lucro de una minoría que quiere apropiarse de bienes y recursos de todos los mexicanos". La paraestatal aporta el 40% del ingreso fiscal al país.
Obrador agregó que no existe ninguna justificación técnica o financiera para privatizar Pemex y que de imponerse esta reforma, se perdería la posibilidad de utilizar el petróleo para industrializar a México, generar empleos y convertir al país en una potencia energética y sacar a millones de mexicanos de la pobreza.
Muchas son las arbitrariedades denunciadas al respecto por organizaciones obreras y políticas de la nación azteca como un legajo de la Coalición de Trabajadores Petroleros (CTP) donde se explica “la manera en que se ha profundizado una política intencionada para debilitar a la empresa, cuya riqueza se esta yendo a las firmas extranjeras y al capital privado”.
Mientras ocurre la desnacionalización del petróleo mexicano, la Halliburton continua acaparando convenios millonarios en la nación azteca. La privatización de PEMEX ya casi es un hecho consumado.
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