miércoles, febrero 20, 2008
“Nunca ha sido un día de campo”
Ricardo Andrade Jardí
El usurpador en turno anuncia la inversión millonaria, que terminaremos pagando los mexicanos de a pie, con la que la iniciativa privada “relanzará la petroquímica” acaparando toda la ganancia, a cambio de que PEMEX financie, con combustible, a las empresas.
De nuevo los de a pie pagamos los aumentos del combustible, que los empresarios recibirán gratuitamente, parece un trabalenguas, pero se trata de la “lógica” de la irracionalidad tecnocrática de la actual clase política.
Toda la ganancia y ninguna obligación para los empresarios (capitalistas). Socializar todas las pérdidas y las obligaciones (los asalariados y carenciados).
Así es esto del neoliberalismo. Las empresas impulsoras de la competitividad. Lo que sea que eso signifique, son las beneficiarias absolutas de la ganancia, protegidas siempre de las posibles pérdidas.
México es como apostar en un casino donde la empresa paga al cliente por perder y nada recibe por las ganancias de éste.
México es el paraíso fiscal de cualquier trasnacional y el mejor ejemplo de (neo) coloniaje, lo que la Real Academia de la Lengua define como: De colonia. m. Am. En algunos países, período histórico en que formaron parte de la nación española, a lo que se le aumentaría, en nuestro caso hoy y del imperio yanqui.
No se equivoca AMLO cuando afirma que la defensa de nuestra riqueza energética “no será un día de campo”.
Efectivamente la defensa de la soberanía de un pueblo nunca ha sido “un día de campo”, y efectivamente este es un asunto más allá de la defensa del voto y de la imposición de un cretino usurpador por una mediocre oligarquía que ha pretendido hacer de México un gran negocio.
Lo que hoy se está jugando es el futuro soberano e independiente de nuestro país, es la defensa de lo que por derecho nos pertenece a todos los mexicanos y no a los Mouriño, falsamente ostentados como mexicanos.
Defender la memoria histórica de una nación nunca ha sido una tarea fácil, nunca pues ha sido “un día de campo” y no lo será ahora, pese a las estúpidas apuestas de la mediocridad tecnócrata que le está apostando todo a la pasividad y la enajenación de un pueblo.
La apuesta a las subjetividades de opresión y control, que se observan en las ciudades capitales, no son iguales a las subjetividades del campo y menos aún las subjetividades de resistencia que se están gestando bajo la concreta realidad del abandono. No es lo mismo la miseria del hambre que el confort del hambre. Efectivamente lo que viene “no será un día de campo” y hay que estar preparados, la soberanía de un pueblo no se discute… se defiende.
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