Por: Martha Zamarripa.
En la disputa por el petróleo mexicano surgen nuevos datos que revelan que tal como lo dijo Andrés Manuel López Obrador, sí hay un plan para privatizar la industria petrolera en el corto plazo, llevado a cabo por Felipe Calderón con el apoyo del aparato gubernamental, el control del PAN y su alianza con el PRI. Aunque lo negaron, hoy se sabe que existe un documento que revela que el gobierno prepara la privatización de PEMEX, para la que ya se tiene hasta la fecha. La iniciativa de reforma energética debe llegar el 19 de marzo a la Cámara de Diputados, para una evaluación de trámite y después una aprobación fast track.
No es un documento nuevo. Proviene del sexenio de Vicente Fox, que Calderón retoma y se titula:“ PEMEX: situación actual y perspectivas. Hay que recordar que la intención de entregar PEMEX a capital extranjero, es un antiguo proyecto que tiene ya 25 años de intentarse pero hasta hoy se ha topado con la Constitución Mexicana. El documento precisamente para poder concretar su plan, contempla modificaciones a la Constitución acordadas desde noviembre de 2006. El dirigente del PAN Germán Martínez Cázares confirmó la versión ( lo que responde a quienes han pedido pruebas) de la existencia de una iniciativa para llevar a cabo esta reforma. Otra voz cercana a Calderón, la de la Secretaria de Energía Georgina Kessel reveló que se preparan las reformas constitucionales, expresado por ella como si fuera tema menor, y con el mejor afán de restarles importancia. Quizá por eso, la funcionara mañosamente añadiera que "no necesariamente se harían" lo que confirma que ése es el plan.
A la iniciativa de reforma energética manejada con sigilo, tuvieron acceso varios legisladores. La mayoría de los considerados dinosaurios. Como el senador del PRI Manlio Fabio Beltrones y el también priísta Francisco Labastida y de oposición el perredista Graco Ramírez. Incluso otros actores políticos están al tanto, aunque sorpresivamente del lado de la acera privatizadora. Como Cuauhtémoc Cárdenas que con eufemismos, decide apoyar la privatización petrolera en los hechos, aunque de palabra lo niegue lo que conduce a la sospecha de que es de los pocos, que conocen la iniciativa calderonista tan bien resguardada.
Que el gobierno de Calderón tenga que enviar iniciativas de reforma de los artículos 27 y 28 de la Constitución, constituye una prueba de que está en marcha la privatización petrolera. Si no requiriesen hacer cambios significativos en el manejo de un bien estratégico propiedad de la nación, no tendrían por que modificar la Carta Magna. El que tengan que hacerlo, a pesar de la impopularidad y el costo político que esto les acarrearía, demuestra que la privatización de Petróleos Mexicanos es el objetivo en el que trabajan el gobierno federal, el PAN y el PRI.
Además de las modificaciones mencionadas, está contemplado un cambio a la ley reglamentaria del artículo 27, con lo que se promovería apertura de transporte, almacenamiento y la distribución de petróleo y petroquímicos básicos. Ahora ni modo de que sigan negando el proceso para vender PEMEX a capital extranjero, cuando la misma titular de Energía Georgina Kessel reconoce que existe una iniciativa de asociación con empresas extranjeras.
No es todo. Se conoce la intención de crear una nueva autoridad que regule “los derechos de los hidrocarburos” para dejarlos en total indefensión. Para hacerlo, de nuevo tienen que pasar por encima del artículo 27 constitucional. El objetivo es que dicha instancia, concentraría el control y sus facultades serían más que amplias: otorgar concesiones para la perforación y extracción de pozos, dar permisos y asignaciones. Lo que explica el creciente interés extranjero, en entrarle al gran negocio del petróleo mexicano.
La iniciativa energética a pesar de su trascendencia es manejada con total reserva, y se ha calculado que llegue al Congreso en los tiempos muertos de las vacaciones de Semana Santa, para hacer el menor ruido posible. Ése es el “momento oportuno” – se puede comprobar ahora - sobre el que alertaron a López Obrador que aguardaban, para proceder a enviar los acuerdos pactados con el capital extranjero. Su cálculo tiene sentido. En vacaciones la gente no está atenta a enterarse de las noticias. Para cuando los vacacionistas regresen, será un hecho consumado. O ellos piensan, tendrá que serlo.
Lo que no ha entendido este gobierno ni sus antecesores desde hace 25 años, es que los países pueden abrirse a la inversión extranjera, pero sin ceder una industria estratégica, como la del petróleo. Cuando el Estado controla la posesión del bien y la forma en que otorga permisos para su explotación, otra es la historia. Pero no es eso lo que están buscando las compañías extranjeras que como buitres, vuelan sobre lo que suponen serán los despojos de PEMEX. A pesar de la corrupción de gobierno y sindicato, Petróleos Mexicanos es una empresa muy productiva. Constituye la principal fuente de ingresos del gobierno. La prueba de la rentabilidad de PEMEX la ofrece la larga lista de compañías extranjeras que se pusieron en la fila a la espera del anuncio de su venta, para ser los mejores postores. Tanto interés no podría explicarse en una empresa con números rojos. El problema que enfrenta y bien lo sabe Felipe Calderón, como el PAN y como el PRI, es que a PEMEX le exprimen sus recursos para los gastos que el gobierno requiera en lugar de reinvertir en ella,
para su modernización.
Pero este gobierno como los que lo precedieron, no parece entender que el petróleo no es suyo, sino de la nación. Por eso su soterrada forma de actuar y su publicidad de que sólo quieren “modernizar” a PEMEX ¿Modernizarla significa deshacernos de ella? Nunca van a reconocer que tienen todo listo para venderla. Se pierden en el lenguaje y en la retórica, y vuelven a decir lo mismo que dijeron los gobiernos anteriores que se toparon con dos barreras: la Constitución y la oposición de todos los mexicanos.
El general Lázaro Cárdenas del Río, autor de la expropiación petrolera mexicana solía decir: “Gobierno o individuo que entrega los recursos naturales a empresas extranjeras, traiciona a la patria”. Resulta oportuno, recordarla, mientras ciertos personajes sin escrúpulos se frotan las manos, ante el gran negocio particular que suponen les redituará enormes beneficios económicos. Pero no se ha dicho la última palabra. López Obrador que tomó como suya la bandera de muchos mexicanos que están a favor de que México conserve su industria petrolera, informaría su plan para detener la privatización, en asamblea general, el domingo 24 de febrero. Habrá que esperar la respuesta de los mexicanos, ante el intento de un nuevo atraco nacional.
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