Juan Pablo Duch (Corresponsal)
Moscú, 14 de febrero. Rusia no quiere que nadie se sienta amenazado por su arsenal nuclear, pero dejó en claro hoy que Estados Unidos, al actuar de modo unilateral, la obliga a tomar medidas de respuesta y, por ello, no dudará en apuntar sus misiles contra cualquier país de Europa que permita la instalación en su territorio de componentes del polémico escudo antimisiles estadunidense.
“Si aparece (cerca de las fronteras de este país) ese sistema, que el estado mayor (del ejército ruso) considera que pone en peligro nuestra seguridad nacional, nos veremos obligados a tomar adecuadas medidas de respuesta y, en primer lugar, a apuntar parte de nuestros misiles hacia las instalaciones que nos amenazan”, advirtió este jueves el presidente Vladimir Putin.
Precisó que lo anterior se refiere no sólo a República Checa y Polonia, donde Estados Unidos quiere poner una estación de radares y una decena de interceptores de misiles. También incluye a Ucrania, cuyo gobierno solicitó hace poco –a reserva de que la decisión final se someta a referendo– empezar el procedimiento de adhesión a la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
A dos semanas de que se elija a su sucesor formal, Putin ofreció su última conferencia de prensa como presidente, la cual –en realidad– debería entenderse como la primera reunión con informadores del siguiente primer ministro de Rusia, cargo que sin duda ocupará a partir de marzo, cuando Dmitri Medvediev, su candidato, tome el relevo en el Kremlin.
“Definí (en la reciente sesión del Consejo de Estado) las tareas para el desarrollo de Rusia hasta 2020. Las cosas se están dando de tal manera que tengo la oportunidad de contribuir a que se alcancen esas metas. Sólo hay que alegrarse y ponerse a trabajar”, recordó por si hubiera alguna duda de su intención de permanecer activo en la política, al menos los próximos 12 años.
Putin, durante cuatro horas con 40 minutos, respondió un centenar de preguntas, la mayoría de poca sustancia, formuladas por representantes de medios locales (de los mil 364 periodistas en la sala, sólo había 200 corresponsales extranjeros).
Pero la ocasión también sirvió para reiterar la posición de Rusia respecto a asuntos relevantes de la agenda mundial. Al referirse a Kosovo, por ejemplo, el presidente ruso calificó de “amoral e ilegal” reconocer la declaración unilateral de la independencia de este territorio de Serbia y arremetió contra lo que llamó la política de “doble rasero” de los europeos.
“¿No les da vergüenza, europeos, aplicar un doble rasero a la hora de resolver los mismos problemas en regiones diferentes?”, inquirió Putin, y dijo que la Unión Europea no se apresura a reconocer la independencia de la República del Norte de Chipre, Abjazia, Osetia del Sur o Transniéster.
Rusia, añadió, sólo quiere que se elaboren las mismas reglas de conducta. “¿Por qué estimular el separatismo? En España no todos quieren vivir en un mismo Estado. Pues, apóyenlos también ahí”, lanzó Putin.
Dijo que, al margen de quién sustituya a Bush, Rusia está interesada en mantener una relación cordial y equitativa, sin confrontación, “siempre y cuando también lo desee el nuevo presidente de Estados Unidos”.
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