OBVIO Y HUMILLANTE
La privatización de Pemex, trasfondo de la visita a Nueva Orleáns
Ciro Pérez Silva
La asistencia de Felipe Calderón a la reunión de la Alianza para la Seguridad y Prosperidad en América del Norte (ASPAN) tiene como fin “rendir cuentas” al presidente de Estados Unidos, George Bush, de los “avances en materia de privatización del sector energético del país”, advirtieron diputados del PRD, mientras que el legislador priísta Samuel Aguilar, integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores, sostuvo que “el gobierno mexicano no puede hacer absolutamente ningún compromiso sin el consentimiento del Congreso en el terreno energético”.
En conferencia de prensa los perredistas Raymundo Cárdenas, José Jaques y José Antonio Almaraz recordaron que desde febrero de 2007 el Consejo de la Competitividad de América del Norte (CCAN), del que forma parte la cúpula empresarial mexicana, recomendó fortalecer la “colaboración” para permitir que corporaciones mexicanas celebren contratos para la compra de energía eléctrica a estadunidenses.
“Estimamos que este proceso requeriría unos tres años: el primero para obtener las autorizaciones gubernamentales y normativas necesarias; el segundo, para negociar contratos en el sector privado, y el tercero para construir la infraestructura necesaria”, establece el documento.
El CCAN recomienda en el mismo texto “liberalizar el comercio, almacenaje y distribución de productos refinados, aprovechando los beneficios y la experiencia legislativa que se ha ganado a través del proceso de liberalización de gas; esta recomendación también conllevaría una importante flexibilidad e incrementaría las opciones para los consumidores industriales de productos refinados”.
Se pretende “la construcción, posesión y operación de oleoductos. Las ramificaciones a nivel detallista representarían un salto adelante, al incorporar la presión y la disciplina del mercado a las operaciones de distribución de Petróleos Mexicanos. Separar las actividades de gas no asociado de Pemex para constituir una entidad estatal por separado llamada Gasmex”.
El texto considera que “un balance general por separado eliminaría las actuales restricciones presupuestales de capital para incrementar la producción de gas natural al paso requerido por los niveles de consumo. Esta iniciativa intermedia es consistente con el objetivo a más largo plazo de liberalizar el sector mexicano de hidrocarburos”.
Todo ello, sostienen los legisladores del PRD, “fuera de la Constitución: ése es el verdadero trasfondo de la reunión en Nueva Orleáns y de las iniciativas de reforma a Pemex”.
El priísta Samuel Aguilar advirtió que Calderón debe circunscribirse a los temas acordados en su solicitud para ausentarse del país y no otros que comprometan, sin aprobación del Congreso, a la nación. Por ello exigió que el tema de la seguridad nacional se entienda no como sumarse a la lucha de Washington contra el terrorismo, sino como la defensa de los intereses de México.
“La pregunta muy concreta es: ¿qué está haciendo el gobierno estadunidense para frenar el contrabando de armas en la frontera?; ¿para frenar la venta de armas en términos ilegales o para frenar la venta en los famosos tianguis de armamentos? Esos son temas fundamentales de seguridad. Calderón debe hacer el planteamiento de lo que son los intereses de nuestro país: el tema de seguridad y, sobre todo, el migratorio”, apuntó.
En este viaje “lo único que tenemos que demandar del gobierno, particularmente del Presidente, es el cumplimiento de la agenda que se nos dice que se va a tratar, es decir, que hay ciertos temas acordados y ésos sean los que se discutan, y no salgamos mañana con que hubo otros temas tratados, que a la mejor hasta más sustanciales, y que no se informó al Congreso. Debe haber absoluto respeto para que siga existiendo la confianza del Congreso en el Presidente, en los compromisos que como país y jefe de Estado debe seguir cumpliendo”.
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