Peligro para México
Por Ximena Peredo
La rapacidad de los medios electrónicos que vimos en el 2006 se sonroja ante lo que hoy estamos viviendo: un descarnado contubernio entre Televisa y TV Azteca y, ya no digamos el Gobierno, sino el poder económico, para el que trabaja la mayoría de los políticos de todos los partidos. Del tamaño del sapo es la pedrada: en el 2006 sólo se jugaba la Presidencia de México; hoy, en cambio, lo que está en juego es su petróleo, la joya de la Corona.
En noviembre del 2003, Jeffrey Davidow -ex Embajador de Estados Unidos en México- entrevistó a Felipe Calderón, entonces Secretario de Energía, para el Instituto de las Américas. En esa entrevista (en youtube.com), Calderón se confiesa un convencido del mercado y Davidow le pregunta cuándo podremos encontrar gasolineras de la firma Texaco, Shell y Exxon en el país, pero advierte parsimonioso Calderón, "step by step" (paso a paso): "No puedo hablar de muchas cosas porque es peligroso en términos políticos".
La propuesta de reforma de Calderón no tiene nada de "light". Ni los bonos ciudadanos, ni los permisos (contratos) que Petróleos Mexicanos otorgaría a particulares son pequeña cosa; con esto no sólo se pretende bursatilizar la empresa estatal, sino, además, legalizar los convenios que hasta ahora se han venido realizando al margen de la ley con empresas como Repsol, a quien en el 2003 le fuera otorgada la Cuenca de Burgos, con más de 2 mil 500 kilómetros cuadrados (entre Reynosa y Monterrey) y con reservas probadas de 57 mil 800 millones de pies cúbicos de gas. ¿De cuánto le llegó su último recibo emitido por Gas Natural, filial de Repsol?
Lázaro Cárdenas justificó en 1938 la expropiación petrolera aludiendo los privilegios de las empresas extranjeras, a las que criticaba por eludir el pago de impuestos e intervenir en la política nacional. En el discurso dirigido a la Nación, señaló el desinterés de estas empresas por retribuir a la sociedad con escuelas, hospitales o saneamiento de agua, pero, en cambio, subrayó los atropellos, abusos y asesinatos ejecutados en su beneficio. "Confort para el extranjero; mediocridad y miseria para los nacionales", sentenció Cárdenas. Setenta años después, el Gobierno federal pone todo su empeño en regresarnos a la misma infamia.
Pemex paga alrededor del 40 por ciento de todo el gasto público de Gobierno; es decir, 40 centavos de cada peso invertido en obra social es puesto por esta empresa. El Gobierno federal dice que está agonizando -antes no dijeron "amaneció moribunda", como si ellos no tuvieran responsabilidad en su estrangulamiento- pero a pesar de ello, nos sigue manteniendo. Lo lógico sería rescatarla sin poner en riesgo su soberanía; esto es, rentar o comprar maquinaria. El pretexto del Gobierno es que la inversión para explorar aguas profundas es enorme; pero, entreguista, sólo acusa una sola opción: la apertura a la inversión privada.
Noruega, país que reserva al Estado el negocio del petróleo, fue el segundo exportador de petróleo mundial en el 2004 y su fondo de pensiones, valuado en 220 mil millones de dólares, está alimentado por las ganancias en petróleo. La empresa noruega Ocean Rig renta la única plataforma movible para explorar aguas profundas hasta a 9 mil metros; ya la ha ofrecido al Gobierno mexicano, pero éste se negó rotundamente a rentarla, mientras que Exxon es cliente frecuente; no se sorprenda cuando Exxon rente a Calderón esa misma plataforma ("Erick Roude"), pero por más de los 250 mil euros por día que cobra Ocean Rig.
Éste es el Gobierno de las manos limpias, cuyo Secretario de Gobernación trafica con influencias y favores en beneficio propio y de su familia. Es el Gobierno del empleo, cuyo Secretario de Hacienda desangra al pueblo con el IETU, pero quien siendo subsecretario, en el 2001, autorizara la evasión fiscal de más de 3 mil millones de dólares en impuestos por la venta de Banamex a Citibank. No necesito llamar a Calderón, a Mouriño y a Carstens ni Mussolini, ni Hitler, ni Huerta; no necesito inventarles parentescos siniestros para alarmar a la ciudadanía, con lo que son basta y sobra.
Es una trampa mediática hacernos creer que si estamos en contra de la reforma petrolera de Calderón, estamos apoyando a AMLO. La situación trasciende a personajes: México está en peligro. Se está jugando el futuro del país, en el que Calderón y AMLO serán sólo recuerdos. ximenaperedo@yahoo.com.mx
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