domingo, abril 20, 2008

Poder sin control
Silvio Berlusconi


Silvio Berlusconi será por tercera ocasión primer ministro de Italia debido a “la estupidez” del gobierno de izquierda de Romano Prodi, que no entendió las principales preocupaciones de la sociedad italiana ni aprobó leyes que evitaran lo que Il Cavalieri representa: la simbiosis del poder político con el mediático. A la luz de los resultados electorales recientes, el politólogo Giovanni Sartori señala en entrevista con Proceso: ahora Berlusconi tendrá el control de todo.ROMA.- Sin mayores contrapesos en el Parlamento y con el control de la mayoría de los medios de comunicación, como primer ministro Silvio Berlusconi podrá “hacer lo que quiera, hasta modificar la Constitución” para mantenerse en el poder “durante 12 años”: cinco como primer ministro y siete como presidente de la República. Giovanni Sartori, prestigiado politólogo italiano y experto en medios de comunicación, analiza el resultado de las elecciones italianas realizadas los días 13 y 14 de abril, en que la coalición de partidos que apoyaron a Berlusconi –Partido de la Libertad, Liga del Norte y Movimiento por la Autonomía– obtuvo 47.2% de los votos, lo que le permite una amplia mayoría en el Parlamento.Con esta será la tercera ocasión que asuma como primer ministro de Italia. La primera fue en 1994 y la segunda en 2000. En 2002 perdió por escaso margen contra la coalición de izquierda encabezada por Romano Prodi. Su actual triunfo, señala Sartori, se debe en parte a la “estupidez” y “corrupción” de la izquierda, la cual desde el gobierno no atendió “las exigencias de la opinión pública” sobre temas como seguridad e inmigración, ni aprobó leyes que evitaran lo que Berlusconi representa: la simbiosis del poder político con el mediático.“La culpa también la tiene quien pierde… En Italia tenemos una derecha mala, pero a la vez tenemos una izquierda muy mala y muy estúpida. Merecía perder. Esto también le ayudó a Berlusconi”, dice Sartori en entrevista con Proceso.Berlusconi –de 71 años, también conocido como Il Cavalieri– es propietario de Mediaset, el más importante grupo mediático de Italia: controla tres de los siete canales de televisión abierta (tres son del Estado). Además, es dueño de publicaciones –entre ellos el diario Il Jiornale y la revista Panorama–, así como de la editorial Mondadori y del equipo de futbol Milán, A.C.En 2006, Berlusconi declaró una fortuna de 139 millones 245 mil 570 de euros, casi cinco veces más de lo que había declarado en 2005. Sin embargo, según la revista estadunidense Forbes, este año dejó de ser el hombre más rico de Italia. Ocupa el tercer sitio, después de Michele Ferrero, creador de los chocolates Ferrero Rocher, y de Leonardo del Vecchio, dueño de Luxottica.Ahora, señala Sartori, él “regresa al poder controlando toda la televisión italiana, la pública y la privada. Controla todo. Fabrica la opinión como en ningún otro país. Esto también explica porqué vence otra vez. Si tiene el poder de la televisión, le será siempre más fácil”.
Los errores
De hecho, la victoria de Il Cavalieri fue una avalancha que no sólo sepultó lo que quedaba del gobierno de Prodi, sino que arrasó completamente a la izquierda italiana: por primera vez en la historia de este país, el nuevo Parlamento no tendrá un solo legislador que represente a esta tendencia. Partidos como Izquierda del Arco Iris, Refundación Comunista o Partido de los Trabajadores –organizaciones políticas que participaron en la formación de la República Italiana– no recibieron los votos suficientes para estar en el Congreso. Más aún, a diferencia de otras legislaturas, en la que participaban muchos partidos –en la que recién concluye había 13–, en la legislatura que comenzará el martes 29 estarán presentes sólo seis: Partido Democrático, Italia de los Valores –ambos se aliaron para apoyar a Walter Veltroni, candidato perdedor a primer ministro–, la Unión Demócrata Cristiana que encabeza Pierferdinando Casini; y los tres partidos ya mencionados que forman la coalición que apoyó a Berlusconi.Sartori considera lo anterior como un “progreso enorme”, pues “limpió la fragmentación del sistema de partidos en Italia”. Explica que existen 177 partidos en el país, de los cuales eran “visibles” unos 20. Esta situación dio pie a alianzas frágiles que paralizaron al gobierno de izquierda de Prodi. Pero “él tuvo la culpa”, señala el entrevistado.Ahora, dice, al existir seis partidos en el Parlamento “es posible crear coaliciones de gobierno más homogéneas y, por tanto, más funcionales”. Concede “el mérito” de ello al candidato Veltroni, quien decidió participar en las elecciones sin aliarse “con partidos enanos de la extrema izquierda o de la izquierda alternativa”.
Pero, a su juicio, ello no exime a la izquierda de sus “errores”.
Sintetiza: “Berlusconi ganó porque la izquierda hizo mal las cosas”.
Ejemplifica: “Los problemas que más preocupaban al electorado eran los de la seguridad y la excesiva inmigración clandestina. Ante ello, el gobierno de Prodi fue permisivo y provocó la molestia de los ciudadanos. La Liga del Norte (partido que se alió con el Pueblo de la Libertad que lidera Berlusconi) lo capitalizó (...) La izquierda no fue pragmática ni respondió a las exigencias de la sociedad. No puede decirse ahora sorprendida”.A lo anterior añade otro error cometido por la izquierda cuando estaba en el gobierno: no aprobó una ley que evitara “el conflicto de intereses” que encarna Berlusconi: máximo representante del Estado con claros intereses empresariales. “No esperaba que la izquierda fuera tan estúpida para no aprobar esa ley”, afirma.Así mismo, se refiere a una ley que el Parlamento empezó a discutir desde 1994, cuando Berlusconi se estrenó como primer ministro. En mayo de ese año, el entonces senador Gianfranco Pasquino presentó una iniciativa de ley de un solo artículo que prohibía llegar al Parlamento a representantes o propietarios de empresas privadas que tuvieran concesiones del gobierno.En el verano de ese mismo año, el entonces senador independiente de izquierda Stefano Passigli presentó otro proyecto de ley que preveía el recurso llamado blind trust (confianza ciega), el cual establecía que si un empresario quería ocupar un cargo público debería delegar a un administrador el manejo de sus negocios sin que éste le proporcionara información del gobierno que pudiera favorecer sus actividades lucrativas. Pero varios legisladores coincidieron en que, en los hechos, esta ley era imposible de aplicar a Berlusconi. Sus amplias redes dentro del gobierno le daban acceso a información privilegiada para sus empresas.En ese año Sartori escribió en el libro El gobierno Berlusconi, las palabras, los hechos y los riesgos que el Parlamento debía aprobar una ley que obligara a Il Cavalieri a elegir entre su imperio mediático o la política.Ahora, durante la entrevista con Proceso, dice: “Es aquí donde radica la estupidez de esta izquierda que tenemos, porque cuando llegó Prodi al gobierno lo primero que tenía que hacer era afrontar este problema de conflicto de intereses e impulsar la ley que diera a elegir a Berlusconi: o la televisión o la política, pero que por ningún motivo pudiera tener las dos. Él (Berlusconi) quería dos esposas y ahora tiene dos esposas”.Sartori afirma que una ley de este tipo estaba lista y redactada. “Incluso había sido aprobada dos veces por una parte del Parlamento (…) Massimo D’Alema (presidente del Consejo de Ministros de 1998 a 2000) no quiso aprobarla, quién sabe por qué”, afirma.Recuerda también que el gobierno de Prodi insistió en “la ley de la “confianza ciega –lo que era imposible de aplicar con Berlusconi y su cadena televisiva– en lugar de sacar la otra ley que ya estaba lista. Por eso digo que la izquierda fue muy estúpida, pero también corrupta, porque peor que eso no se puede ser. Es inexplicable lo que ha pasado”.
“Populismo demagógico”
Sartori opina que en otra parte del mundo occidental un personaje como Berlusconi no hubiera sido elegido primer ministro. Pero reconoce que actualmente en Italia todo es posible.Explica que la televisión provoca la simplificación mental y ésta a su vez favorece al “populismo demagógico”. Comenta que esta tesis –que desarrolla en el libro Homo videns, la sociedad teledirigida– establece que la gente pierde la capacidad de abstracción, porque sólo ve la imagen y no comprende los problemas.Además, agrega, “la gente tampoco recuerda y los medios parece que tampoco quieren recordar nada. Entonces es difícil castigar a un político por las cosas mal hechas o no hechas del pasado, porque las personas las olvidan. La otra característica de Berlusconi es que cambia de ideas y de opinión cada día, lo que confunde a todos. Pero por otra parte tiene un sentido político extraordinario, aunque sin duda su gran fuerza radica en que controla la formación de la opinión pública”.
–¿Cree que ahora vaya a existir censura?
–Aquí la censura es blanda. No hay necesidad de censura porque existe lo que yo llamo “las expectativas anticipadas”. Es decir, la gente se da cuenta de que el país está dominado por Berlusconi. Entonces de manera voluntaria se inclina a servirlo, no porque se lo pidan, sino por tener una buena relación. Es saltar al vagón del vencedor.Afirma: “Berlusconi ha demostrado ser un vencedor. Habrá que esperar los cinco años de su gobierno. En ese lapso ajustará las leyes para que lo tengamos de presidente de la República, por lo que estará 12 años en el poder”.
–¿Así lo cree?
–Es muy posible. Aquí existe la divina providencia. (Berlusconi) se podrá debilitar físicamente, pero al final puede hacer lo que quiera, hasta rehacer de nuevo la Constitución. Puede hacer un sistema electoral que siempre le dé ventaja, controlando también gran parte del sistema económico”.A la pregunta de qué pueden esperar ahora los italianos, Sartori responde que existe “la esperanza” de que Berlusconi “pueda ayudar un poco a los demás” después de que “ha arreglado todos sus intereses económicos y sus problemas judiciales”, pues, recuerda, logró la aprobación de “una serie de leyes que lo limpiaron” de delitos como fraude, corrupción y asociación mafiosa, los cuales “hasta ya prescribieron”.Considera difícil que “un hombre de 71 años cambie”. Pero “si eso sucede, estaré contentísimo”. Reitera: “La esperanza de todos es que Berlusconi, quien ahora se ha liberado de sus problemas personales, se concentre más en satisfacer el interés general de los italianos... Ya veremos”. l

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