domingo, abril 20, 2008

También somos México

18 Abril 2008

Diario de Juárez
Edna Lorena Fuerte
Analista política


Referirnos al municipio como parte de nuestro sistema federal no resulta sólo un concepto o materia de discurso político, es sin duda, como autoridad, lo más cercano al ciudadano. Es, por tanto, el gobierno en acción en el Estado moderno.

Nuestra vida cotidiana con sus carencias y demandas, con los claroscuros que toda acción gubernamental supone, se enmarca en la representación municipal. Qué importante conocer y reconocer el valor que éste tiene, más aún cuando su ubicación geográfica se encuadra en la zona de mayor movimiento de personas en el mundo, es decir, los municipios de la frontera norte de México.

Se trata de un espacio territorial arraigado en la historia pero con los retos de la dinámica geopolítica al compartir vecindad con el llamado país más poderoso. Una convivencia que lucha por su identidad, donde en no pocas ocasiones pareciera un territorio lejano, que no precisamente por kilómetros, de las decisiones del centro político del país al que pertenecemos.

Por ello, la Segunda Sesión Plenaria de Ciudades Fronterizas que se celebró en Ciudad Juárez resulta de suma trascendencia. Es un esfuerzo de cooperación, apoyo y solidaridad de gestión entre comunidades con problemáticas comunes y con la necesidad de ser no sólo atendidas, sino reconocidas como generadoras de una buena parte del Producto Interno Bruto de nuestro país.

El reconocimiento político y administrativo que ha recibido el municipio como generador de espacios de convivencia social, cultural y económica ha sido relativamente lento, sin embargo, hay que recalcar los esfuerzos de quienes desde los años ochenta levantaron la voz, en la academia primero como es el caso del fallecido maestro Gustavo Martínez Cabañas, creador del área municipalista dentro del Instituto de Administración Pública (INAP), y en los foros políticos después, a fin de que lo que hoy se procesa en cada uno de los municipios de México sea una realidad en los eventos que en estos días se celebraron en nuestra ciudad.

Los temas y las propuestas se definieron puntualmente, se tienen claros los alcances y las necesidades. Ahora el reto es el seguimiento de los acuerdos y, sobre todo, la actitud con que se negocien los mismos, es decir, la actitud centralista ampliamente conocida que –por cierto, a veces aplicamos también en nuestro entorno inmediato– forma parte de una cultura política arraigada que se está puliendo pero que aún se niega a desaparecer.

Por lo tanto, es imprescindible atender y entender que no pueden romperse paradigmas actuando de la misma manera siempre y mucho menos con sumisión o poco decoro. El discurso debe concretarse en obras, en realidades. Nuestros políticos deberán contar con la habilidad para, en el marco del federalismo y su reconocimiento, atraer lo que las ciudades fronterizas necesitan para ser partícipes del desarrollo nacional así como para estar en condiciones de solventar toda la migración que indudablemente tiene un costo social y económico.

Es aquí donde podremos apreciar si una buena idea, un buen esfuerzo, tienen frutos y ofrecen resultados tangibles para los ciudadanos fronterizos, ésos para los que nuestras autoridades reclaman mayor atención presupuestal y a los que están obligados a servir.

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