viernes, mayo 09, 2008

Mouriño: el buceador de aguas profundas

Conjeturas
Alvaro Cepeda Neri

El teórico que puso en circulación, lo que en la jerga de la “grilla” mexicana (o “política a la mexicana”, como escribió José Revueltas) se ha traducido como “fuego amigo”, fue el ideólogo del nazismo: Carl Schmitt con su postulado de que la política tiene, como uno de sus ejes, lo de “amigo-enemigo”. Entre éstos y aquéllos se encuentra el ya apagado inquilino de la vieja casona de Bucareli donde hubo hábiles secretarios de Gobernación hasta Ruiz Cortines. Tal vez Díaz Ordaz (el criminal del 68) y después su ocaso y mediocridad de Echeverría a Creel, pasando por Moya; un interregno con la lumbrera política de Reyes Heroles, después el desastre con Roel, Bartlett; Gutiérrez Barrios, una excepción con sus pros y contras; el paso efímero de Carpizo; los cuatro inútiles con Zedillo: Moctezuma, Chuayffet, Labastida y Carrasco. Arturo Núñez solamente estuvo encargado del despacho.
Calderón se deshizo de uno de los tres jalisquillos: Ramírez Acuña (apurado ahora en ser el sucesor) pues los otros dos son: Cárdenas Jiménez (también con similar ambición) y el donador al clero: Emilio González, sustrayendo dinero del erario público para fines privados. Y fue entonces que, cuando iba a ser designado Medina Mora, el todavía Procurador General (de raíces financieras y banqueras, muy amigo de Bours) Juan Camilo (alias Iván) Mouriño Terrazo, le planteó a Calderón que le diera la oportunidad, sin medir las consecuencias de conformidad a la conocida frase de “su pasado lo condena”.
Llegó, pues, Mouriño. Y el escándalo político lo neutralizó. Ni las vísperas de una luna de miel duró su felicidad como secretario de Gobernación. Su doble personalidad: la de empresario y funcionario, con denuncias, informaciones, aclaraciones y hasta el insólito presentarse a la PGR para una solicitud de ser investigado, lo hundieron. Y desde entonces se ha dedicado a bucear en las aguas profundas, ya no del tesoro escondido en el fondo del mar de la contrarreforma privatizadora de PEMEX, sino de las aguas agitadas de la política. Solamente se le ve en fiestas, bodas, allá por el camino a Xochimilco, donde entrena el Cruz Azul, y se llega a saber de reuniones casi clandestinas con los “góber” panistas, uno que otro priísta y con Germán Martínez, Cortázar, Nava y su operador: Rodolfo Dorador-Pérez Gavilán, senador por Durango y rival en amores panistas con el “alacrán” Manuel Espino, duranguense avecindado en Sonora.
A la chita callando, Mouriño busca sobrevivir como buzo, en las aguas profundas de la grilla. Hasta los panistas, con fuego-amigo lo han criticado ya que dicen que el campechano, nacido en España, no da la cara ni por Calderón, ni por el PAN ni por Gobernación. Fue el folklórico Margarito Ramírez, el que auxilió a Obregón en la fuga vestido de fogonero, quien acuñó lo de: “sumar, sumirse y sumergirse”. Mouriño está restando y sumergido como anda, en una de esas muere asfixiado por no hacer política a la luz del día.
cepedaneri@prodigy.net.mx

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