El mito de la chispa del 4 de junio
Gilberto Balam Pereira
A mi inolvidable amigo vallisoletano, Prof. Ramón Mendoza Novelo, defensor de la cultura regional
Son tantos tópicos que se nos han presentado en estos momentos, que no sabe uno cuál elegir para opinar. Pero como en una charla de café, anoche, surgió una chispa muy polémica, al grado que me motivó a borronear algo y lo hago, antes que se esfume mi ánimo al respecto.
Bueno, entrando en materia, no recuerdo quién tuvo la ocurrencia de proponer a los legisladores locales que den por reconocida (¿ley, decreto, qué se yo?) la fecha del 4 de junio de 1910 como la “primera chispa de la Revolución Mexicana”, tan recordada en mi queridísima ciudad de Valladolid, así de sencillo, sin dar algún fundamento histórico. Pero, ¿cómo?, si los legisladores no se distinguen precisamente por su ilustración, vamos, ni siquiera por el hábito al estudio ni a la lectura. Pobres; entonces ¿cómo van a aprobar o desaprobar una sugerencia como la que les están haciendo?
En primer lugar tendrían que leer a Oswaldo Baqueiro Anduce (La Ciudad Heróica, 1943), Carlos R. Menéndez (La Primera Chispa de la Revolución, 1919), Crescencio Jiménez Borceguí, (Nostalgias,1911), Ceferino Gamboa (Alcancé a Vivir la Revolución Social, 1911), John Kennet Turner (México Bárbaro, 1911), Rogelio Alvarez (Enciclopedia de México 1977) , Eduardo Urzáiz Rodríguez (Del Imperio a la Revolución, 1971), Alvaro Gamboa Ricalde (Yucatán desde 1910, 1943), Antonio Betancourt Pérez (¿Primera chispa de la Revolución Mexicana?, 1983) cuando menos. Pero, la neta ¡qué flojera! “Si el tiempo de la grilla no da para tanto; de todos modos, gracias”. De nada.
Resulta que un 4 de junio de 1910, dos grupos de campesinos armados, procedentes de la finca “Kantemo” propiedad del general Francisco Cantón (de paso les diré que en español no existe el apellido Cantón, sino que este término es una desfiguración del apellido maya “Kantún”) se habían propuesto desarrollar un movimiento armado contra el gobernador estatal Enrique Muñoz Arístegui, pelele (está de moda) del oligarca Olegario Molina. Estos alzados lograron tomar el cuartel del centro de Valladolid y ensoberbecidos se echaron a la calle gritando ¡vivan don Porfirio Díaz, el general Francisco Cantón y Delio Moreno Cantón.
Como podemos inferir de la bibliografía referente, dicho movimiento fue de carácter local y de rivalidad política entre el general Francisco Cantón y Olegario Molina. Además, las porras a favor de Porfirio Díaz no podían tener ningún sentido ni vinculación con la Revolución de 1910.
Recuérdese que antes de ese 4 de junio, en los primeros años de la pasada centuria, en el noroeste de la República y en la misma península yucateca ya había verdaderos fuegos, no chispas, esos sí revolucionarios armados contra el régimen porfirista. Los hermanos Flores Magón desde antes, también se organizaban contra la dictadura porfirista y recordamos cómo terminaron.
En 1900 ya había en el país 125 clubes liberales en la lucha, muchos de los cuales fueron detenidos, encarcelados y masacrados.
En 1906, en Acayucan, Ver. , bajo la consigna de los Flores Magón se efectuó el primer movimiento armado en contra del Gral. Díaz, el 5 de septiembre de ese año.
En 1907 y 1908 se efectuaron los movimientos huelguísticos sangrientos apoyados por movilizaciones campesinas en Cananea y Río Blanco.
El 26 de julio de 1907, centenares de obreros se reunían en las calles 64 y 75 de esta ciudad de Mérida para enterarse de los avances revolucionarios. Un año después, los dirigentes de esos obreros sufrieron detenciones, encarcelamientos y la represión de su periódico “La Humanidad”.
Y dos días antes de la llamada “chispa vallisoletana”, Gabriel Leyva, maderista en Sinaloa se levantó en armas contra el régimen de Díaz y es considerado por la historia mexicana como el primer mártir de la Revolución que errónea y míticamente se dice que comenzó en 1910.
Bueno, ahí dejo algunas motivaciones a los vallisoletanos y a los legisladores para informarse mejor de nuestra historia, tan descuidada y desvirtuada actualmente por las oligarquía y demás políticos. “Gracias por la información”. Otra vez, de nada. Pero es que nuestra tendencia a los mitos quizá la heredamos de nuestras raíces mayas.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario