Monitor: ¿punto final o punto y seguido?
Quien pretendiera escribir el epitafio de Radio Monitor, en silencio por una huelga iniciada el 24 de mayo, tendría que olvidar la resurrección de esa experiencia radiofónica ocurrida el año pasado. Durante 65 días, por decisión unilateral de José Gutiérrez Vivó, sus emisoras interrumpieron el más completo servicio informativo de la radio. Él mismo, al anunciar la suspensión de labores el 29 de junio de 2007, habló de la muerte de su espacio noticioso, que con modalidades había encabezado durante 34 años (y había llegado a la edición número 41 mil 100). Y sin embargo, al comenzar septiembre el conductor emblemático estaba de nuevo ante el micrófono, intentando superar la crisis que parecía mortal y mostraba en ese momento no serlo. Podría, en consecuencia, estar experimentando de nuevo un momento de letargo, del que puede volverse a la vida.Es cierto que de septiembre a acá las cosas en Monitor empeoraron. En junio pasado iba a iniciarse la huelga que al fin comenzó en mayo siguiente porque subsistían, agravadas, las circunstancias que fueron el signo de ese servicio informativo en los años recientes y que se resumen en dos palabras: insolvencia económica, para enfrentar los compromisos laborales. Eso significaba atraso dramático en la paga del personal, cuyo número se redujo con lentitud, porque buena parte de los trabajadores y colaboradores de Monitor dieron una muestra de solidaridad y de paciencia y de esperanza al seguir bregando sin remuneración o con los salarios demorados y recortados.Quizá debido a la conciencia que suscitó en el público la interrupción de más de dos meses, la percepción clara de lo que se había perdido, el número de oyentes no disminuyó pese al silencio, sino que se incrementó: por eso Gutiérrez Vivó podía ufanarse, en la publicidad impresa de su emisión, de ser el primero en atención pública, según las mediciones convencionales de Internacional Research Associates (Inra) durante el semestre siguiente a su reaparición, por encima de otros servicios dotados de estabilidad y de mejores condiciones profesionales. ¿Cómo se produjo la paradoja de que el noticiario más oído no fuera el más solicitado por los anunciantes, al grado de que su ausencia condujera a la quiebra a su propietario y director?Dejando aparte el juicio sobre las aptitudes empresariales presentes de Gutiérrez Vivó y su talante humano, en que no faltan quienes ponen el acento, el fracaso (definitivo o temporal) de su largo esfuerzo parece nacer de dos causas: una vinculada a la estructura de la industria radiofónica mexicana y a un boicot publicitario orquestado desde la Presidencia de la República (iniciado por Fox y no cancelado por Calderón). Por efecto del modo de ser de la radiodifusión comercial, Gutiérrez Vivó fue expulsado como un elemento extraño que con éxito inicial (época en que brillaron sus dotes gerenciales) reu-nió en una sola persona las condiciones de concesionario y director periodístico, conductor directo de programas noticiosos. Éstos, por bien pagados que sean, por mucho prestigio que adquieran, no son sino empleados de los empresarios y en esa situación se les mantiene. Gutiérrez Vivó cometió la osadía de reunir ambas calidades y se le hizo pagar por ello, para que su ejemplo no cunda, para que se mantenga la gestión empresarial en manos de los negociantes, no a cargo de los periodistas.Gutiérrez Vivó aprovechó la venta de Radio Red, hecha por la familia Serna a la familia Aguirre, de Grupo Radio Centro, para situarse en el centro de la situación. Creó Infored y consiguió que su principal activo, el talento para informar, fuera tasado convenientemente. De ese modo, en 1998 suscribió con los Aguirre un contrato tan ventajoso para ambas partes que se estipuló que duraría 16 años y medio. Grupo Radio Centro adquiría de ese modo la exclusividad del mejor noticiario radial, e Infored se hizo pagar, además de las cuotas ordinarias por el servicio, con la concesión de dos estaciones de amplitud modulada, situadas en el 1560 y el 1320 del cuadrante, que ya no eran buen negocio para Grupo Radio Centro.Tardíamente los propios Aguirre u otras familias dominantes en la radiodifusión se percataron del error de hacer uno de los suyos a quien no lo era, y decidieron desandar lo andado. Grupo Radio Centro incumplió sistemáticamente el contrato hasta que Infored lo denunció y en 2002 solicitó ser resarcido de daños y perjuicios, a través del arbitraje, un sistema de justicia privada pactado expresamente entre las partes. En enero de 2004 el laudo arbitral condenó a los Aguirre a pagar 21 millones de dólares a Gutiérrez Vivó. En los siguientes dos meses Grupo Radio Centro no dio señales de que cubriría esa suma, o que dejaría de hacerlo. Inesperadamente, arteramente, el 3 de marzo obró en esta segunda dirección de modo contundente: a las 13 horas echó de las frecuencias de Radio Red los mensajes de Monitor y en vez de su edición del mediodía en el 1110 de AM y el 88.5 de FM apareció Jacobo Zabludovsky, que desde meses atrás actuaba en ese horario en otra estación de los Aguirre.Gutiérrez Vivó reaccionó inmediatamente y trasmitió Monitor a través de sus propias frecuencias, las que había recibido de los Aguirre, aunque no se hallaran en las mejores condiciones técnicas posibles. El daño, sin embargo, estaba hecho y fue ahondándose al correr de los días. A lo largo de ellos se percibió que no había sido casual la elección de la fecha que dio el golpe a Monitor: esa mañana, en entrevista con Gutiérrez Vivó (a la que acudía trimestralmente como otros jefes de gobierno en el pasado), Andrés Manuel López Obrador se proclamó aspirante a la Presidencia de la República. De ese momento surgiría la falsa especie de que Gutiérrez Vivó era partidario de López Obrador y ponía sus emisiones a su servicio.El doble golpe de Radio Centro a Monitor (echarlo de las frecuencias conocidas por el público y demorar para nunca el pago de lo adeudado) desequilibró a la empresa de Gutiérrez Vivó, que el año anterior había adquirido el diario El Heraldo de México para ingresar en los medios impresos y acaso con la esperanza de que sus finanzas resistieran ese empeño ante la inminente recepción de la creciente suma que los Aguirre se empeñaban (como hasta el día de hoy) en no cubrir. Para suplir la falta de una emisora de FM, Monitor tomó en arrendamiento una propiedad de la familia Vargas, de MVS, de la que tuvo que marcharse el 30 de noviembre de 2006, incapaz de cubrir la renta convenida.Es que estaba ya en marcha el boicot publicitario impulsado por Vicente Fox. Aunque habían llegado a tener algún grado de cercanía, el presidente no perdonó a Gutiérrez Vivó su presunta adhesión a López Obrador. En septiembre de 2004 hizo ostensible su distanciamiento con una grosería. Se hizo invitar a la fiesta de cumpleaños de Monitor, llegó hasta el salón preparado al efecto y se retiró sin entrar, al mismo tiempo que mandó decir con su secretario Emilio Goicoechea que no le sería posible asistir por un asunto urgente de última hora.En cenas en Los Pinos, convocadas ex profeso, Fox instaba a los anunciantes actuales o potenciales de Monitor a que dejaran de serlo, porque al patrocinar a Gutiérrez Vivó favorecían a López Obrador, conceptuado ya entonces como “un peligro para México”. Con la pérdida de su salida en frecuencia modulada, la situación de Monitor empeoró hasta llegar a la crisis, en que se consideró la venta de activos, incluido el colosal inmueble de la avenida de La Presa, para hacer frente a los crecientes pasivos, sobre todo laborales. Así se llegó a la suspensión de 2007, lapso en que Gutiérrez Vivó creyó haber derrotado el boicot, por lo cual pudo volver al aire. Pero la actitud del gobierno no se modificó y por lo tanto los anunciantes continuaron su renuencia a aparecer en Monitor, a pesar de su evidente fuerza vendedora. Instado por Eduardo Henkel, ambiguo personaje cercano a Fox, y a Gutiérrez Vivó al grado de haberle facilitado un crédito millonario, a pagar ese adeudo, el atribulado concesionario y comunicador se mutiló a sí mismo al entregarle uno de sus dos canales de salida, la estación del 1520 del cuadrante.La presión laboral, especialmente empujada por la dirección del sindicato de la industria, cuyos móviles y fines coinciden con los de los concesionarios por arreglos en la cúpula, logró consumar la huelga a que eran renuentes los trabajadores, quienes aguardaban, contra toda esperanza, una mejoría en las condiciones comerciales y financieras de la empresa que se reflejara en la regularización y mejora de sus salarios. En circunstancias así, la huelga puede ser mortal, pues se ciegan las fuentes de ingreso, por magro que sea. ¿Estaremos ya en el punto final? ¿O veremos que se trataba de punto y seguido cuando veamos de nuevo a Gutiérrez Vivó colocarse las orejeras que se convirtieron en símbolo de Monitor? l
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