Carlos Fernández-Vega
Conspiración de trasnacionales
Un par adicional de trasnacionales mordió el polvo en Bolivia, tras negarse a cumplir con la ley de aquel país, la cual las obligaba a transferir al gobierno nacional, mediante pago riguroso, las acciones (50 por ciento del total) que poseían en el consorcio Transporte de Hidrocarburos (Transredes), creado a raíz de la “capitalización” (la versión boliviana del “hacerse acompañar” del gobierno calderonista, pues allá tampoco le llamaron privatización) de la empresa estatal YPFB, a mediados de los 90.
Se trata de las trasnacionales Shell y Ashmore Energy Internacional, socias mayoritarias de Transredes (por medio de la empresa TR Holdings, en la que hasta el pasado 5 de mayo aparecía la Shell) las que no sólo violaron la ley que las obligaba a la citada transferencia accionaria, sino que aparecen involucradas en “un plan conspirativo” en contra del gobierno boliviano, de acuerdo con la denuncia pública que ayer hizo Evo Morales, quien subrayó: “saben los ministros que he soportado desde 2006 esta conspiración (...) también la paciencia tiene un límite, y no vamos ha permitir que otras empresas estén conspirando como la Enron o Ashmore… Tengo mucha información de que estaban permanentemente conspirando contra el gobierno y la democracia; bienvenidos los socios, pero no aceptamos patrones”.
Son los coletazos de las trasnacionales que se niegan a perder el jugoso negocio que para ellas representó la generosa “capitalización” (léase privatización) de la industria de los hidrocarburos en aquel país sudamericano (regalo del ex presidente Gonzalo Sánchez de Losada, alias el Goni o El Gringo, quien fue derrocado en su segundo mandato): mínima inversión, inexistente pago de impuestos y regalías, y crecientes utilidades, a costillas de la miseria boliviana.
Ante la negativa de las trasnacionales, Evo Morales promulgó ayer el decreto expropiatorio de Transredes, y junto con su gabinete lo firmó en Santa Cruz, frente a su secesionista oligarquía. Fue allí que el mandatario dio a conocer la negativa de las trasnacionales de cumplir con la ley, al tiempo que explicó que “Shell todavía participaba en Transredes, a pesar de que Ashmore anunció el año pasado la adquisición de todas las acciones del grupo anglo-holandés en la empresa boliviana operadora de ductos. Por ello, reiteramos que queremos socios y no patrones; no es posible que empresas trasnacionales vengan aquí a hacer actividades políticas; no aceptamos que vengan a conspirar contra la democracia; que las trasnacionales vengan a trabajar, no a conspirar, si no serán expulsadas”.
Un año atrás, el 30 de mayo de 2007, la trasnacional Ashmore informó haber adquirido las acciones de Shell en los negocios que compartían en Bolivia y Brasil, con lo que la última quedaba oficialmente fuera de empresas como Transredes. Sin embargo, todo indica que fue una operación simulada de compra-venta de acciones, pues en el más reciente informe financiero de Transredes (mayo 5 de 2008), el propio consorcio reconoce que 50 por ciento de las acciones pertenecen, a partes iguales, a la dupla Ashmore-Shell.
Dicho informe financiero precisa que TR Holdings (Ashmore-Shell) es propietaria del 50.00002 por ciento de las acciones de Transredes, mientras la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) posee 47.37834 por ciento: otros accionistas no identificados, 1.12609 por ciento; AEI Transportadora Holdings Spain (filial de Ashmore) 0.18611 por ciento, y el resto se diluye en porciones mínimas entre Sergio Roberto Bonifaz Paz, De Lassus Dufresne Bertrand Marie Pierre Roger, Vidaurre de la Peña Antonio Rolando, Torrico Mealla Franz Rene, Saracho Canido Ena Gael y Bustillo de Meave Silvia Mabel.
Oficialmente la Shell vendió sus acciones a Ashmore, y ésta tendría que negociar el traspaso accionario de Transredes al gobierno boliviano. No sucedió así, las trasnacionales simularon y a la hora de la hora se negaron a cumplir con el decreto respectivo. Resultado: Evo Morales nacionalizó, con la ley en la mano.
En su reporte a la bolsa boliviana de valores, Transredes explica así su historia: producto del proceso de “capitalización” de YPFB, el 27 de noviembre de 1996, se constituyó la empresa Transportadora Boliviana de Hidrocarburos. Esta sociedad, mediante escritura pública número 317/97, cambió su denominación social por la de Transredes-Transporte de Hidrocarburos y, mediante escritura pública número 2723/97, realizó la conversión a sociedad anónima. Dentro del proceso de “capitalización”, TR Holdings, conformada en partes iguales por Enron Transportadora Holdings y Shell Gas (Latin America) se adjudicó la licitación internacional que le otorgó 50 por ciento del derecho propietario y el control administrativo de la nueva empresa a cargo de los ductos e instalaciones, hasta entonces operados por YPFB.
La sociedad tiene por objeto principal realizar actividades petroleras, en especial el transporte de hidrocarburos, de conformidad con la Ley de Hidrocarburos y sus reglamentos. Transredes tiene una red de transporte de gas y una red de transporte de líquidos, con 6 mil kilómetros de ductos. Opera y administra la terminal marítima de YPFB en Arica-Chile y presta servicios de operación para Gas Trans Boliviano y Gas Oriente Boliviano. Todo lo anterior, con base en información de la Bolsa Boliviana de Valores.
En 2007 las utilidades de Transredes se incrementaron más de 130 por ciento, a pesar de que sus ingresos operativos cayeron más de 2 por ciento. ¿Qué trasnacional deja ir un negocio tan jugoso? Pero como no se quisieron ir, las fueron.
Las rebanadas del pastel
El inquilino de Los Pinos inició de muy buen humor el sexto mes del año, y para demostrarlo contó un chiste: “palabra que yo empeño es palabra que se cumple; mi gobierno cumple con los compromisos”… Y el director general de Pemex, Jesús Reyes Heroles G. G. le hizo segunda: la “reforma” petrolera del michoacano “es absolutamente constitucional”.
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