De Jorge G. Castañeda
Señor director:
A propósito del artículo de quien sigo considerando una querida amiga, Sabina Berman, me permito hacer dos comentarios.Si bien incluyo en el ensayo de Letras Libres como una de las razones del desencuentro entre Fox y los intelectuales la falta de interlocución gubernamental, es evidente que la referencia es oblicua, pero inconfundible, a Sari. Acepto que no lo hice de la manera explícita que acostumbro. Como explicación de mi elipticismo doy la siguiente: durante todo el período de transición del 2000 tuve una candidata para dirigir Conaculta; luché por ella de principio a fin, casi hasta el último día del sexenio de Zedillo, llegando incluso a tratar de reclutar a Felipe González para apoyarla. Fracasé y lo reconozco, y creo que Fox cometió un grave error, y también lo reconozco. Pero me parecería de mal gusto insistir hoy en los méritos de mi candidata, o en los deméritos de su rival vencedora. Sabina sabe a qué candidata me refiero.En cuanto al fondo, a saber, la relación entre la intelectualidad y el Estado, no puedo estar más de acuerdo con ella. No sé si la responsabilidad principal sólo recae en los gobernantes. Trataré de referirme a estos temas en el futuro y seguiré con atención las siempre lúcidas reflexiones de Sabina.
Atentamente
Jorge G. Castañeda
Respuesta de Sabina Berman
Señor director:
Le pido también difundir las siguientes líneas.
Hola, Jorge Castañeda:
Habrás notado que en mi texto no rebato lo que describes en tu artículo de Letras Libres. La relación entre los intelectuales y el Poder es un tema al que le conoces muy bien un lado y el otro. Y sí, me sonrío un poco de la delicadeza con que cuidas prestigios particulares, no sólo el de Sari, también de intelectuales particulares. Me sonrío, pero concuerdo, sacar el hacha en este tema no tiene caso. Yo escribo: Pero pongámonos serios, escuchemos ahora a los científicos, escuchemos a los artistas que detestan la cortesanía y quieren hacer arte socialmente relevante: la suerte de la Cultura implica, o más bien debiera implicar, más lados. Cuando hablamos de Cultura debiéramos poder considerar como factores de mayor trascendencia a la ciudadanía, al empresariado cultural, a los planes de desarrollo para la Ciencia, a la globalización, al turismo, a la educación pública.Muchos intelectuales, y yo diría que todos los presidentes de la República, han confundido, por desgracia para la Cultura, los dos temas. No es tu caso, lo sé, me consta, puedo presentar pruebas a quien lo dude.
De ahí la distancia que te permite la crítica a esa relación que se dio durante el priismo y que durante el panismo se ha vuelto un vacío.
Los intelectuales piden pan y el PAN sólo les da cuernos.
Atentamente
Sabina Berman
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