Barómetro Internacional
Por Ernesto Tamara
La liberación de Ingrid Betancourt y otros 14 prisioneros de las Fuerzas Armadas Revolucionarios de Colombia (FARC) en un aún oscuro episodio, arrojó un balón de oxígeno al presidente Alvaro Uribe, cuestionado por la Corte Suprema de Justicia ante la supuesta ilegalidad de su reelección.
Más allá de la forma en que se llevó a cabo el "rescate" de los retenidos por las FARC, llama la atención la "ingenuidad" de la guerrilla más antigua del continente. Algunas versiones hablan del pago de un rescate de 20 millones de dólares a un grupo de miembros de las FARC contactados tras la captura por parte de las Fuerzas Armadas de la esposa de uno de ellos.
La versión fue difundida por una radio suiza y rápidamente desmentida por los gobiernos involucrados en la supuesta maniobra de soborno. Una maniobra que estaba dentro de los recursos válidos en un enfrentamiento de este tipo y que en casi 60 años de existencia de las FARC -salvo algún contado episodio- no había dado resultado.
Junto a la versión del soborno, se mencionó otra maniobra, que no se contradice con la anterior, y que refiere a un operativo de inteligencia que involucró a los gobiernos de Colombia, Estados Unidos, Israel y Francia. Israel participa desde hace mucho tiempo en el conflicto interno colombiano organizando y estrenando a grupos de paramilitares y ahora a través de empresas de seguridad, centros de mercenarios que protegen empresarios, políticos o terratenientes.
Cabe recordar que un coronel retirado del ejército israelí, recién extraditado a Colombia por su papel como organizador y instructor militar de las Autodefensas Unidas de Colombia, reveló que llegó a este país a través de un acuerdo entre las cancillerías de ambos países.
Francia parece estar jugando, desde la presidencia de Sarkozy, un papel de sirena. Se presenta como mediadora, busca contacto con la guerrilla, y, oh casualidad, los negociadores terminan capturados o asesinados. Al principio el bombardeo de Colombia al campamento de las FARC en el norte de Ecuador donde murió Raúl Reyes y otros 22 guerrilleros, pareció un revés a las negociaciones que Francia estaba llevando a cabo para la liberación de Ingrid Betancourt. Hoy parece que la presencia de Reyes en el lugar fue una cita acordado con Francia, confirmada por los satélites de Estados Unidos y entregada a Uribe para asesinar a Reyes. Un episodio pudo haber sido casualidad, dos ya es una maniobra preconcebida.
Esta versión de la participación de varios servicios de espionaje tiene algunos elementos casi comprobables. Por ejemplo, se menciona que los custodios de los retenidos fueron engañados con la visita de una misión humanitaria extranjera. Horas antes del operativo el gobierno de Colombia reveló que había autorizado la visita al país de una misión francesa para que buscara contactar a las FARC a efectos de iniciar una negociación que culminara con la liberación de retenidos de la guerrilla. No sería extraño que la misión fuera un cebo para montar el operativo de "captura" previamente acordado en el pago de soborno.
La presencia de cámaras en este operativo y el ataque al campamento de Reyes evidencia también un trabajo de inteligencia previa, ya que las cámara estaban allí porque se conocía previamente lo que iban a encontrar. No sería la primera vez que las autoridades negocian montar un enfrentamiento para encubrir una negociación previa.
Cualquiera haya sido la operación de "rescate" parece un método más válido que el intento de entrar a bombazos y tiros a los campamentos de las FARC para liberar a los retenidos. Lo que no parece muy claro es la unidad y fortaleza de la organización guerrillera que enfrenta ahora una etapa crucial para su continuidad, supervivencia o transformación en una fuerza con mayor accionar político.
El silencio tras la pérdida de los retenidos más valiosos para la guerrilla -entre ellos 3 mercenarios contratados por la CIA- evidencia que la organización aún está asumiendo los cambios necesarios que precedieron a la muerte de dos de sus líderes más conocidos, Manuel Marulanda y Raúl Reyes.
El reclamo de una desmovilización general para integrarse a la lucha política no tiene aún ninguna garantía. No existe una organización política formada que los pueda contener, ni hay garantías de que respetarán sus vidas si abandonan las armas.
Desde lejos las FARC aparecen aisladas en las regiones que controlan sin influencia política significativa en las grandes ciudades y el resto del territorio colombiano. Las organizaciones legales de izquierda han tomado cierta distancia de las FARC, por lo que la decisión política que asuman tras este golpe, será todo un desafío.
Uribe revive
Por su parte, el presidente Alvaro Uribe revive tras el golpe recibido al cuestionarse la legalidad de su reelección, una vez comprobado que una diputada cambió su decisivo voto a favor de la misma a cambio de sobornos.
La maniobra que involucra al presidente, está siendo analizada por el Tribunal Constitucional tras una denuncia de la Corte Suprema de Justicia, y por una comisión legislativa por denuncia de diputados del Polo Democrático Alternativo.
Uribe había desafiado a la Corte de Justicia promoviendo un plebiscito para que se lo autorice a repetir las elecciones presidenciales del 2006. Ahora, tras este nuevo golpe a las FARC, las encuestas lo vuelven a elevar en la preferencia del electorado colombiano y lo convierten casi en un dictador populista, donde los otros poderes del Estado se deben inclinar ante sus deseos.
ernestotamara@gmail.com
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