Inmigrantes. Criminalización
Para el presidente francés Nicolas Sarkozy, quien actualmente encabeza la Unión Europea, la recién aprobada Directiva del Retorno para inmigrantes ilegales es insuficiente. Por ello impulsa el llamado Pacto Europeo de Inmigración y Asilo. Su objetivo: que los gobiernos de este continente adopten me-didas comunes para controlar los flujos migratorios. Sin embargo, ese pacto –que en los hechos criminaliza a los indocumentados y hace ver a todos los extranjeros como una amenaza– no ataca las causas profundas del fenómeno y se presta a la manipulación política.
PARÍS.- ¿La Unión Europea armonizará algún día su política de inmigración?El presidente francés Nicolas Sarkozy lleva dos años moviendo cielo y tierra para lograrlo. En septiembre de 2006 defendió por primera vez esa idea en una reunión informal de ministros del Interior de seis países europeos.Luego convirtió ese proyecto en uno de los caballos de batalla de su campaña presidencial. Apenas ocupó el palacio presidencial, Sarkozy encomendó a Brice Hortefeux, ministro de Inmigración y de la Identidad Nacional, una misión especial: convencer a los otros 26 dirigentes europeos de la “imperiosa” necesidad de definir una política de inmigración común. El tema es actualmente una de las grandes prioridades de Sarkozy como presidente de la Unión Europea (UE).Una prueba de ello: el lunes 7 y el martes 8 –una semana después de que Sarkozy asumió la presidencia de la UE–, Hortefeux reunió en la ciudad sureña de Cannes a los ministros del Interior de la unión para presentarles el Pacto Europeo de Inmigración y Asilo, elaborado por Francia pero corregido por España y Alemania.El documento fue aprobado por los ministros y ahora tiene que ser formalmente adoptado por el Consejo Europeo que se reunirá el próximo 15 de octubre.Con ese pacto, criticado por organizaciones no gubernamentales defensoras de los derechos humanos y numerosos analistas, se pretende controlar todos los flujos migratorios –legales e ilegales– que llegan a Europa. Sus impulsores instan a los dirigentes de la UE a que respeten cinco grandes compromisos: promover una “inmigración legal escogida” en función de las necesidades del mercado del trabajo europeo y limitar al máximo la reagrupación familiar; proteger a Europa de la inmigración ilegal reforzando el control de las fronteras; organizar el regreso efectivo de los extranjeros ilegales a sus países; elaborar una definición y una política comunes del asilo, y promover el codesarrollo y la ayuda al desarrollo de los países de origen de los indocumentados.
Hipocresía
Driss El Yazami, secretario general de la Federación Internacional de los Derechos Humanos (FIDH) y respetado historiador marroquí especializado en los problemas migratorios, explica a la corresponsal:“Por lo menos en la versión del texto aprobada en Cannes se canceló la obligación impuesta a los inmigrantes legales de firmar un ‘contrato de integración’. Esa medida, que figuraba en el primer documento presentado por Francia, implicaba ‘un aprendizaje de las identidades nacionales y de los valores europeos’. “Ahora ya no se menciona semejante aprendizaje. En cambio, se insiste sobre los valores fundamentales de los derechos humanos. También se recalca que los Estados tienen la obligación de llevar a cabo ‘políticas ambiciosas de integración de los inmigrantes’. Desafortunadamente, ese último punto amenaza con ser meramente retórico, porque no se recomiendan medidas concretas para lograr esa integración.”El directivo de la FIDH se muestra muy crítico sobre la política de ‘inmigracion escogida’ recomendada por el pacto: “Europa busca seleccionar a los inmigrantes que requiere su mercado laboral. Le interesan en particular técnicos y profesionales calificados. Al atraerlos favorece la fuga de cerebros que tanto perjudica a las economías de los países del sur. “Esa política es absolutamente incompatible con el quinto compromiso del Pacto Europeo de Inmigración y Asilo, en el que los europeos aseguran que impulsarán el desarrollo de los países de origen de los inmigrantes. Todo esto es a la vez contradictorio e hipócrita.”Precisa:
“En la actualidad, los países de África Subsahariana tienen más personal médico trabajando en Europa que en su propia tierra. Es una verdadera hemorragia. Cito ese ejemplo entre muchos otros…”La inmigración legal de trabajadores no calificados, tal como lo prevén los tecnócratas europeos, indigna también a El Yazami:
“Los dirigentes europeos están perfectamente conscientes de que esa mano de obra es indispensable para su economía. Pero pretenden acoger a los inmigrantes en sectores específicos, por períodos limitados y controlando sus movimientos. Es a la vez absurdo y cínico. Un gran pensador alemán, cuyo nombre se me escapa, dijo con justa razón: ‘Se quiso importar a trabajadores pero llegaron seres humanos’.“Hay un abismo entre la realidad y los planes de los burócratas. Los seres humanos no se dejan encerrar en los esquemas de los tecnócratas. Los flujos migratorios tienen su propia dinámica que escapa a las previsiones. Se trata de fenómenos sumamente complejos, con múltiples motivaciones. Tratarlos en forma simplista y caricatural, como lo hace el pacto, es inadmisible. Hacer creer a los pueblos europeos que están amenazados por los inmigrantes y que sólo una respuesta común de la UE puede protegerlos es un engaño y una manipulación.”Así mismo, subraya otra “contradicción” del Pacto Europeo de Inmigración y Asilo: “Los eurócratas se dan el lujo de reconocer que el derecho de los inmigrantes a la reagrupación familiar es un derecho fundamental y al mismo tiempo justifican la necesidad de limitarlo al máximo imponiendo drásticas condiciones socio-económicas a los trabajadores extranjeros. Seguramente piensan que el solo hecho de hacer el elogio de ese derecho a la reagrupación familiar les da carta blanca para violarlo (…)”.Los dos capítulos más densos y detallados del pacto están dedicados a la lucha contra la inmigración ilegal. Se busca dar muchísimo más medios a Frontex, agencia de vigilancia de las fronteras creada en 2004 por los miembros de la UE y que empezó a operar en 2005 con un presupuesto de 14 millones de euros. En 2006 ese presupuesto subió a 32 millones de euros y ascendió a 72 millones de euros en 2007.Frontex dispone de modernos barcos de intercepción en alta mar, helicópteros de combate y una flotilla de aviones de vigilancia equipados con tecnología de punta. Pero no les parece suficiente a los promotores del pacto, que insisten en transformar a esa agencia en una poderosa policía europea de las fronteras.Expresa El Yazami: “Frontex se movilizó en las costas italianas en los últimos tres años. Ahora se busca extender sus zonas de intervención. El pacto exige que despliegue más fuerzas en las rutas marítimas de los clandestinos entre España y Marruecos; entre Argelia, Marruecos por un lado, y España por otro; entre Túnez, Libia, Malta e Italia también. Después se le pedirá que intercepte a ilegales que se embarcan en Grecia y Turquía.“Además se recomienda el registro electrónico de las entradas y salidas de Europa, la adopción del pasaporte biométrico, la interconexión de todos los bancos de datos europeos sobre los inmigrantes”.El secretario general de la FIDH admite que es indispensable luchar contra los traficantes de indocumentados, pero deplora que el Pacto Europeo de Inmigración y Asilo se enfoque esencialmente sobre el problema de los inmigrantes ilegales.Enfatiza: “En realidad ese pacto refleja lo que pasa en la UE desde hace tres décadas. Los dirigentes europeos –los de derecha y los socialistas– están difundiendo una imagen totalmente pervertida de los extranjeros. Cada vez manipulan más a sus respectivas opiniones públicas al mezclar insidiosamente a los extranjeros con residencia legal con los indocumentados. Pero la realidad es totalmente distinta. Los inmigrantes ilegales son una ínfima minoría. Se calcula que 90% de los extranjeros que viven en Europa lo hace legalmente. Muchos acaban siendo naturalizados y poco a poco se van integrando. Iniciativas como el Pacto Europeo de Inmigración y Asilo tienen consecuencias muy graves porque tienden a criminalizar a todos los extranjeros”.
Crisis de identidad
Cuando se le pregunta a El Yazami cómo explica ese endurecimiento de la política europea, suspira:
“Hay muchas razones que permiten entender la crispación actual de los europeos ante la inmigración. Destacaré solamente una. Es cada vez más obvio que las sociedades europeas se interrogan sobre su propia identidad. Ya no saben quiénes son. No saben cómo conciliar su identidad nacional con su identidad europea. Sus respectivas naciones son algo tangible. Europa sigue siendo una noción bastante abstracta. “Su malestar ante la inmigración es muy sintomática de los debates que estas sociedades tienen sobre sí mismas. Algunos dirigentes europeos no saben cómo contestar a estas dudas, muchos las aprovechan. Los resultados de esta profunda crisis de identidad son la Directiva del Retorno aprobada el pasado 18 de junio por el Parlamento Europeo y el Pacto Europeo de Inmigración y Asilo que acaba de tener el visto bueno de la cumbre de los ministros del Interior de la UE.”
–¿Europa se estaría convirtiendo en un búnker? –se le pregunta a El Yazami, quien a diferencia de la mayoría de los defensores de los derechos humanos no compara la Europa del pacto de inmigración con una fortaleza.
–Sé que quienes dicen eso tienen las mejores intenciones del mundo. Son mis compañeros de lucha por años. Pero hay que tener mucho cuidado con ciertos conceptos porque pueden desinformar a la opinión pública. Es cierto que Europa se va encerrando sobre sí misma y se erige como una fortaleza. Pero hoy en día, la gran paradoja de nuestro mundo globalizado es que son cada vez más numerosos los países que se van transformando en búnkeres. Por doquier se construyen nuevos muros, barreras, se cierran o se militarizan las fronteras. Es un fenómeno mundial. “Por otra parte, cuando se dice que Europa se defiende transformándose en fortaleza, se avala la idea de que la gran mayoría de los inmigrantes del sur buscan tomarla por asalto y que Europa se está sofocando bajo el peso de toda la miseria del mundo.“Esa idea es totalmente falsa. Una vez más, no se quiere enfrentar la realidad. La mitad de quienes emigran de los países del sur se van a otros países del sur. Los iraquíes viven en condiciones sumamente difíciles en Jordania, Siria o Líbano. Muy pocos llegan a Europa. Lo mismo pasa con los afganos, que se concentran sobre todo en Pakistán. Millones de africanos circulan exclusivamente en su propio continente. Son los países pobres del sur los que más cargan con los grandes flujos migratorios y no los del norte.”Según el secretario general de la FIDH, la filosofía del Pacto Europeo de Inmigración y Asilo es “lamentable y peligrosa” porque nace del miedo de los pueblos y de las élites europeas ante su propia crisis de identidad. No enfoca las migraciones como lo que son: un inmenso problema global que implica respuestas globales. Por el momento el pacto no deja de ser un bosquejo de una eventual política de inmigración común europea y seguirá mucho tiempo así.Las discusiones que precedieron a su elaboración demuestran que en realidad la mayoría de los países de la UE no quiere renunciar a su soberanía en materia de inmigración legal. Y la reunión de Cannes sólo desembocará en una mayor coordinación para reprimir a los inmigrantes ilegales.
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