domingo, agosto 03, 2008

Boletín Informativo ISA núm 495

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Sumario:

I. “Calderón se robó la Presidencia y ahora quiere robarse el petróleo”, declara López Obrador

II. ¿Inconsulta?, por José Luis Piñeyro

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“CALDERÓN SE ROBÓ LA PRESIDENCIA Y AHORA QUIERE ROBARSE EL PETRÓLEO”, DECLARA LÓPEZ OBRADOR

En respuesta a una queja que interpuso el PAN ante el Instituto Federal Electoral por usar la frase “presidente legítimo de México” en una carta que se distribuyó entre los ciudadanos para promover la consulta popular sobre el petróleo, Andrés Manuel López Obrador solicitó a los representantes del Frente Amplio Progresista que presenten una denuncia ante el propio IFE en contra de Felipe Calderón “porque se ostenta como presidente de México, si se robó la Presidencia de la República, y porque ahora quiere robarse el petróleo”.

De cara al pueblo de Michoacán, el presidente legítimo de México expresó que los panistas presentaron una nueva queja ante la máxima autoridad electoral, “porque están muy enojados, porque no nos rendimos y porque la gente decidió que hubiese un presidente legítimo de México”.

Al manifestar que fue muy criticada la organización y los resultados de la consulta popular, López Obrador retó a sus críticos a lanzar una convocatoria para realizar la misma tarea democrática para conocer el sentir de la gente sobre la privatización del petróleo, para ver si se tiene la misma participación como la que hubo el pasado 27 de julio en la Ciudad de México y nueve entidades del país.

Destacó que el Movimiento en Defensa del Petróleo y el Frente Amplio Progresista son los únicos organismos capaces de convocar a la gente para participar en una consulta popular, pues 830 mil ciudadanos del Distrito Federal votaron en la tarea democrática. Al referirse al total de los resultados de la primera etapa de la consulta, López Obrador agregó: “El pasado domingo, cerca de 2 millones de personas participaron en la consulta popular y 85 por ciento decidió que no se privatizará la industria petrolera”.

En Penjamillo, Michoacán, el dirigente de la izquierda mexicana indicó que los potentados quieren privatizar el petróleo para mantener un régimen de corrupción y privilegios, como ocurrió en la época de Porfirio Díaz. “Ahora llegan los panistas de arriba y creen que nos van a regresar a las épocas ya superadas y ahora lo que quieren de nuevo es abrir las puertas para entregar el petróleo al extranjero. Nosotros no queremos que México se convierta en una colonia, sino que sea una nación libre y soberana”, sostuvo al expresar que los panistas de arriba heredaron la misma mentalidad de los potentados del Porfiriato: no querer al pueblo de México.

En el tercer día de gira de trabajo por tierras michoacanas, el presidente legítimo de México expresó que si no le hubiesen robado la Presidencia de la República, “ya habría un avance de 70 por ciento en la construcción de las tres refinerías que requiere el país para evitar la privatización del petróleo”, y sostuvo que con la privatización de más de mil empresas públicas sólo se ha beneficiado a unos cuantos. En los últimos 25 años, tanto los gobiernos de origen priista como panista abandonaron al campo y se privatizó la única empresa pública, Fertilizantes Mexicanos, productora de abono, que representa un insumo básico en la cadena productiva. En contraste, la mayoría de las familias mexicanas resultaron afectadas en su precaria economía con los aumentos de precios a los productos básicos, como maíz, frijol y la tortilla”, aclaró.

En Numarán, destacó que el movimiento de transformación de México quiere una Patria para todos, para que no haya un gatopardismo, es decir, que se aparenta que las cosas van a cambiar, pero todo sigue igual. López Obrador mencionó que “el gobierno usurpador quiere cumplir con la agenda del Fondo Monetario Internacional, y lo ha hecho al pie de la letra, como quedó de manifiesto con la reforma a la Ley del ISSSTE, que afecta los intereses de más de a 2.5 millones de trabajadores al servicio del Estado y la denominada reforma fiscal, que significa la imposición de nuevos impuestos a los pequeños y mediamos comerciantes”.

En otro orden de ideas, informó que alrededor de 2 millones 500 mil personas están inscritas como representantes del gobierno legítimo de México y estimó que hacia finales de este año la cifra aumentará a 3 millones de mexicanos conscientes y dispuestos a defender al pueblo de México y al patrimonio de la Nación.

Finalmente, en Churintzio, invitó a la gente “a recordar a los michoacanos que trabajaron a favor del país, como el general Lázaro Cárdenas del Río, Melchor Ocampo, Francisco J. Mújica, y no al traidorzuelo de Felipe Calderón”.

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¿INCONSULTA?
por José Luis Piñeyro
(publicado en El Universal el 2 de agosto de 2008)

La reciente consulta ciudadana sobre la propuesta presidencial de reforma petrolera ha sido rechazada por las fuerzas de la transición a la democracia representativa como un acto ilegal por ser convocado por un gobierno capitalino sin facultades legales para ello, ilegítimo por no representar a la mayoría, riesgoso por poder desencadenar la violencia social, confuso por las preguntas, partidista por ser obra del PRD y organizaciones afines, inútil por todas las razones. No se entiende, entonces, porque la furia mediática de analistas, comentaristas, locutores, grandes empresarios y personajes políticos. Sin duda, la consulta tuvo errores de planeación, organización, difusión e instrumentación, así también como lastres que aprovechó la guerra mediática como los perennes conflictos del PRD y su invalidada elección interna, más exageraciones propias de esa guerra. Sin embargo, la poca participación ciudadana expresó un hecho añejo como es el gran abstencionismo electoral y la desconfianza a la democracia representativa que a su vez se refuerza por dos costumbres y prácticas políticas de la oligarquía que hacen suyas ciertos analistas.

Primera, referida a la mecánica de “negociación” donde para “los procedimientos y reglas se proponen mecanismos flexibles para los acuerdos entre las clases políticas y las clases dominantes, pero inflexibles cuando se trata de la participación popular. Las formas y arreglos prácticos se hacen rígidos y mecánicos, en este último caso”. Segunda, es la tocante a la creación y acción de la ciudadanía donde sucede “una disolución de los actores a favor de una ciudadanía apresurada, no muy consciente, pero proyectada como ‘artífice central’ de un cambio político que no controla. Sus acciones son presentadas como actuaciones, fugaces y transitorias, pero decisivas, constituyéndose —la ciudadanía— cuando ‘debe’ hacerlo, y no ‘antes’”. (Otto Fernández. Política, economía y subjetividad: de la transición posible a la consolidación improbable. Sociológica. No.19, 1992). Estas agudas e irónicas reflexiones tienen una actualidad impresionante, pues el famoso estado de derecho aparece cuando se trata de movilizaciones sociales y protestas políticas y desaparece frente a la impunidad, la corrupción y los compromisos de y entre las clases dominantes, de igual modo, la ciudadanía requerida para la transición debe ser pasiva pero activa electoralmente, gradualista y siempre reformista nunca revolucionaria, tolerante de las enormes desigualdades económicas pero respetuosa de la legalidad, en fin, debe actuar en la dirección correcta y cuando se necesita legitimar las decisiones de la elite.

Nada de democracia participativa o de democracia sustantiva con contenidos no solo políticos sino también económico-sociales, es una consigna clave. Socializar las pérdidas vía rescate bancario, carretero o azucarero y privatizar las ganancias, es la otra. La pasada consulta y las venideras son ejercicios de organización y fortaleza ciudadana que pueden reducir la práctica oligárquica de las componendas y la de la ciudadanía dosificada y sincronizada. Sí se puede y debe opinar, participar y decidir, presione a sus legisladores, no tienen un mandato expreso de los votantes para decidir sobre el petróleo, recurso vital y estratégico para el futuro de la nación y del Estado. No se deje engañar con la posible restauración autoritaria.

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