María Teresa Jardí
En el beneficiado hay que buscar al cobarde canalla autor del atentado en Morelia. Atentado sin piedad orquestado contra una multitud despreocupada y sin posibilidad de encender, para al menos matizar, ninguna alerta. No cualquiera.
Es verdad que los narcos se han ido convirtiendo en más sanguinarios debido a la integración en sus filas de la policía mexicana, de los fugados del ejército luego de haberlos entrenado y en los kaibiles, a los que la usurpación, también, les abrió, como al Chapo Guzmán la derecha panista, las puertas del país. Pero criminales de la talla del acto terrorista perpetrado en Morelia son los de la CIA.
Y no olvidemos que no han podido --pero no por eso cejado-- acabar de imponer la Iniciativa Mérida. En cuya reunión inicial asesinaron perros y gatos. No lo olvidemos tampoco. Porque el capaz de asesinar animales indefensos es el capaz de echar granadas sobre una multitud inerme. Una cosa es producto de la otra. Y, la Iniciativa, que en realidad es el Plan México, con el que el imperio gringo acabará de convertir a México en su patio trasero y a los mexicanos en la mano de obra barata consumidora de la comida chatarra. Sí, de la comida chatarra que ya nadie compra en otros países. Otro gran negocio evidentemente. La comida chatarra que aquí en los Wal-Mart y otros supermercados, que se multiplican como la peste, sí se vende, amerita una masacre, a ver si de una buena vez el movimiento ciudadano, seguidor de AMLO, se entera de quién manda en el país y de cómo se van a imponer las reglas si se sigue insistiendo en no entregar el petróleo de antemano comprometido y la electricidad y el agua y lo que sea…
En el capaz de despertar el odio entre hermanos para llegar “haiga sido como haiga sido” está el responsable de los atentados. No le demos más vueltas. No permitamos que nos engañen nuevamente. En la necedad de entregar los pocos bienes que le quedan al país al extranjero y a la empresa privada con las brutales ganancias que aquí reciben los “que no pertenecen al pueblo” está el beneficiado con los granadazos o con las bombas o con lo que hayan elegido para asesinar ese día, porque asesinar, se asesina, desde el Ejecutivo usurpado, a todas horas, todos los días.
Héctor Aguilar Camín afirmaba hace unos días que “la guerra por la limpia del Estado se puede ganar aunque no se gane la guerra contra el narco”. No es así. Hoy en México lo que vivimos es una guerra realizada desde y por un narcoestado encabezado por la derecha que usurpa el Poder Ejecutivo. No hay manera de limpiar el Estado sin abrir el Fobaproa. El Fobaproa que es la punta de lanza que ya llega a la usurpación cometiendo actos terroristas para mantenerse, para lograr sus fines y para seguir controlando en México el Poder. Y ahí es en donde a los intelectuales mexicanos, incluidos algunos historiadores, a modo del sistema, por más sesudos que sean, se les caen todos sus análisis.
Mientras llama a la unidad el usurpador, lo que desmiente con el odio que los medios a modo a su nombre generan, se aprestan los a modo del sistema a decir que los narcos --tan, pero tan inteligentes que hasta debían de mandar ellos y no los otros-- mataron civiles para obligar al ejército a desplazarse para impedir trabajar a sus enemigos. Para nada. En los beneficiados por corrupción, cobijada por la impunidad de la que no hablan los a modo del sistema, está el autor del acto criminal vinculado, uno más, en la escalada delincuencia, del terrorismo de Estado que la usurpación impone para llevar a cabo sus fines y en defensa de sus cada vez más bastardos, incluso porque al otro le escatiman todo, intereses.
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