Sin nada

|| POLIMNIA ROMANA

Media vida y media muerte a cuestas, eso es el presente y el futuro para Yolanda y nada más. No supo cuándo terminó la infancia ni cómo se hizo madre a los 19 años. Abandonó la secundaria para trabajar en un puesto de quesadillas y ayudar con el gasto familiar. Ahora sólo trabaja sábados y domingos en una casa de descanso cerca del lago, y espera con ansia puentes y vacaciones para tener trabajo una o dos semanas completas. Perdió la cuenta de los años que tiene sin ver a su papá, no sabe si murió o la abandonó igual que a sus cinco hermanos y a su madre enferma. Yolanda no ambiciona nada, lo único que quiere es que su hija no se vuelva a enfermar porque no tiene para doctores ni medicinas. Mientras la niña sonría ella asumirá con resignación su triste realidad. Yolanda ignora los problemas del país, no se pregunta por qué la gente de su pueblo es tan pobre a pesar de trabajar de sol a sol. Tampoco sabe el número de muertos que ha generado la guerra contra el narco ni le apura. En su pueblo la muerte es algo presente y natural. Los años de escuela no despertaron su curiosidad por conocer el mundo. Escribe con dificultad, no ejercita la lectura ni comprende lo que lee. No supo cómo prevenir un embarazo, no tiene credencial de elector, no podría llegar sola a la capital de su estado y cree que la coca-cola le hace bien a su niña porque le gusta. En México el 45% de jóvenes entre 15 y 19 años no asiste a la escuela. El caso de Yolanda no es tan grave si lo comparamos con el de millones de jóvenes que al no tener ni esperar nada, adoptan conductas antisociales y se suman a la nómina del narcotráfico y el crimen organizado. También a ellos les declaró la guerra Calderón.

Patricia Romana