viernes, septiembre 19, 2008

La globalización de los mega ricos

Giovanni Vegezzi
Diagonal

El año pasado la riqueza de las grandes fortunas subió un 5% hasta superar los cien billones de dólares. Pese a la crisis mundial, 2008 fue el sexto año consecutivo de expansión del número de personas con más de mil millones.

El número de billonarios (personas con más de mil millones de dólares de patrimonio) ha alcanzado la impresionante cifra de 1.125. Pero muchos de ellos ya no tienen la cara del businessman salido del sueño americano. Y tampoco están acuartelados en oficinas de Wall Street o de la City de Londres. En las clasificaciones que cada año saca la revista Forbes, la “biblia del capitalismo”, aparecen entre los primeros diez hombres más ricos del mundo un mexicano, un ruso y cuatro indios. 16 años después de la caída del muro de Berlín, Rusia es el segundo país del mundo en número de billonarios detrás de Estados Unidos. Entre los que han entrado este año en la clasificación de Forbes, 35 nuevos súper ricos vienen justamente de Rusia, 28 de China y 19 de India. Más del 40% de los billonarios sigue siendo estadounidenses, pero otros países del sur del mundo produjeron en estos años un número de ricos sorprendente. Esto no quiere decir que la mano invisible de Adam Smith se haya vuelto más democrática.

Fortunas surgidas de la nada

Para explicar el rápido ascenso de muchos países en las clasificaciones de los billonarios hay que ver cómo se formaron las fortunas de estos hombres. Muchos de los nuevos ricos aprovecharon momentos de crisis política y económica para forrarse. El hilo común de muchas historias es la apropiación de bienes públicos. El segundo hombre más rico del mundo, Carlos Slim, ha ganado su fortuna comprando al Gobierno mexicano, a precio de rebajas, Telmex, la compañía telefónica estatal del País. Las privatizaciones han alimentado también la cartera de los oligarcas rusos. En el momento de la disolución de la Unión Soviética, un grupo de hombres consiguió comprar con poco dinero las empresas públicas y construir enormes patrimonios.

En Latinoamérica y en Oriente Medio es la explotación de los recursos naturales, bienes públicos por excelencia, la que ha impulsado el crecimiento de riqueza. Mientras que en Asia son los salarios miserables y la ausencia de tutela para los trabajadores los factores que han permitido la ascensión de grandes grupos industriales y el éxito sus dueños. Concentración de riqueza Así, mientras el patrimonio de los billonarios crece, no aumenta el nivel de bienestar de la población mundial. De hecho, se está reforzando la concentración de riqueza : el 1% de los hogares más rico posee un 35% de la riqueza mundial, mientras que el 0,001% más pudiente acumula 21 billones de dólares, un quinto de la riqueza de todo el planeta. La desigualdad crece más en el sur del mundo, pero el fenómeno se registra también en los países occidentales. En Estados Unidos la disparidad de rentas está alcanzando niveles que no se veían desde los años ‘20 y la misma tendencia se registra también en Europa. En el viejo continente la peor distribución de riqueza la tiene el Reino Unido : un estudio ha considerado que en el 2006, mientras los sueldos de los directivos crecían un 28%, los salarios medios de los empleados bajaban un 0,4% por efecto de la inflación.

El “efecto goteo”

Para todo esto la teoría económica neoliberal tiene su justificación : el trickle down effect, el “efecto goteo”. Esta teoría, fundamento de las políticas fiscales de Ronald Reagan en los años ‘80, implica que, favoreciendo a los más ricos, la economía genera beneficios que, cayendo hacia abajo como gotas, se transforman en una ventaja para todos.

Así, en los ‘80, Estados Unidos empezó un recorte de impuestos a favor de la clase pudiente, que ha continuado bajo los gobiernos de los Bush (padre e hijo) y de Clinton. El resultado es que el sistema fiscal, instrumento tradicional de redistribución de riqueza, privilegia a los ricos en lugar de a los pobres. Desde 1980 hasta 2004 el porcentaje de renta en las manos del 1% más rico de los estadounidenses ha crecido del 8 al 16%. En el mismo período la parte de riqueza del 95% de la población no ha subido y se ha quedado en el 12%. Esto significa sólo una cosa, que la política fiscal en Estados Unidos se ha vuelto regresiva, es decir, que en proporción a su renta, los ricos pagan menos impuestos que los pobres. Sin embargo, los sectores más desfavorecidos de la sociedad estadounidense no han visto ningún resultado de las políticas impulsadas por Reagan y de su trickle down effect. En Estados Unidos, como en todo el mundo, se trata del espejismo de la política neoliberal : los mega ricos siguen nadando en mares crecientes de dinero, mientras la gran mayoría de la población se queda sin una gota de toda esa inmensa riqueza.

Capitalismo de amiguetes, una constante de los ricos

MIGUEL ÁNGEL DE LUCAS En su artículo El capitalismo de amiguetes al estilo americano, el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, utilizaba esta expresión para referirse al estallido del caso Enron. Considerado el mayor fraude empresarial de la historia, la empresa de energía Enron Corporation fue considerada como la empresa dominante de la energía en EE UU pocos meses antes presentar su bancarrota. La relación de “amiguetes” se evidenció al ver el número de miembros del Congreso estadounidense que aceptaron dinero de la compañía. En este sentido, como recuerda el economista Juan Torres López, “las interrelaciones opacas, sucias y escabrosas que existen entre la economía y la política son cada vez más intensas”. Igualmente, en el origen de las mayores fortunas del mundo se suele dar un patrón similar. Carlos Slim se hizo con el control de Telmex a bajo precio por sus buenas relaciones con el presidente Salinas de Gortari. En Rusia, magnates como Abramovich o Berezovsky catapultaron sus ingresos gracias a la cercanía con Boris Yeltsin en los ‘90. Y tampoco faltan ejemplos en la historia de España.

El periodista Mariano Sánchez Soler, autor de Ricos por la patria recuerda cómo algunos de los clanes más poderosos que dominan la economía española (March, Koplowitz, Fierro, Fenosa, Coca, Melià) hicieron fortuna a la sombra del dictador.

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