jueves, junio 11, 2009

Gran Bretaña: tormenta política


LONDRES, 5 de junio (apro).- El gobierno laborista del primer ministro británico, Gordon Brown, atraviesa por una crisis política debido al escándalo derivado de los gastos extravagantes de los parlamentarios y por las especulaciones en torno del liderazgo del mandatario, problemas que se han exacerbado debido a los desastrosos resultados del Partido Laborista en las elecciones europeas y locales de Inglaterra, el pasado jueves 4.

Brown, cuyo futuro político ahora es incierto, enfrenta mayores presiones para abandonar su cargo –que asumió en junio de 2007– tras la sorpresiva renuncia del ministro de Trabajo y Pensiones, James Purnell, quien a su vez solicitó la dimisión del mandatario.Purnell, considerado un fuerte aliado del exprimer ministro Tony Blair, abandonó ayer su cargo con una carta muy crítica que envió a los periódicos y televisión del país, en la que afirmó que el continuo liderazgo de Brown al frente de la agrupación oficialista dará esta vez una victoria "más" a los conservadores."El partido estuvo ahí bastante antes que nosotros, y queremos que esté ahí bastante después de que nos hayamos ido. Debemos hacer lo correcto por él", dice la misiva.
Añade:
"Necesitamos mostrar que estamos preparados para pelear para ser un gobierno creíble y tener el coraje de ofrecer un futuro alternativo. Entonces, lo convoco (a Brown) a hacerse a un lado para darle a nuestro partido la posibilidad de lucha para ganar". La dimisión de Purnell ensombreció el cambio de gabinete que este viernes anunció Brown y que incluyó el nombramiento de Alan Johnson como nuevo ministro del Interior.Pero, además de Purnell, la semana pasada también dimitieron los ministros de Defensa, John Hutton; de Comunidades, Hazel Blears; del Interior, Jacqui Smith; de Infancia, Beverley Hughes, y el jefe de gabinete Tom Watson, quien era uno de los aliados más fuertes del Brown.Hazel Blears, Jacqui Smith, Beverley Hughes y Tom Watson estaban involucrados en el caso de corrupción por los gastos parlamentarios para segundas viviendas, que se conoció a partir de información publicada el pasado 8 de mayo en el diario Daily Telegraph. Sin embargo, los cuatro personajes no son los únicos involucrados, pues por ese mismo caso tuvieron que renunciar a su cargo parlamentarios conservadores y laboristas. Desde el año pasado, el gobierno de Brown perdió el respaldo popular, por el manejo que dio a la crisis financiera que afectó fuertemente al país. De acuerdo con los más recientes sondeos de opinión, publicados por la prensa local, el laborismo cayó al cuarto puesto en los comicios europeos, con sólo 15% de los votos, su peor actuación en décadas, ya que quedó detrás de los Liberales Democráticos, que obtuvieron el 16%, y aún más atrás del nacionalista y antieuropeo Partido por la Independencia de Gran Bretaña (UKIP), que logró 18% de los sufragios. Los conservadores se convirtieron en el partido británico mayoritario en Bruselas, con 26% de los votos, un punto menos de lo que obtuvieron los "tories" en los últimos comicios europeos (2004), según una encuesta de la consultora YouGov. Además, el sondeo, para el que fueron entrevistados 4 mil 14 electores, señala que los partidos pequeños fueron los grandes ganadores durante las elecciones, al beneficiarse con el "voto castigo" de los británicos, un hecho que ha dado fuerza a las agrupaciones nacionalistas, xenófobas y racistas. Así, los Verdes obtuvieron 10% de los votos, delante del xenófobo Partido Nacionalista Británico (BNP), con 5%, lo que le permitió, por primera vez, contar con una representación oficial en Bruselas. Según este sondeo, el Laborismo también sufrió una derrota histórica en los comicios por los 34 gobiernos locales de Inglaterra. Y, por su fuera poco, desde antes de la renuncia de Purnell, las especulaciones sobre una dimisión de Brown, quien permaneció todo el día en su "búnker político", en la residencia oficial de Downing Street, hicieron que en pocos minutos el valor de la libra esterlina de desplomara el jueves de 1,64 a 1,60 dólares. Ayer, día de las elecciones, el ministro de Negocios británico, el lord Peter Mandelson, declaró que "la política británica está en un mal estado, nadie está feliz y esto está afectando a todos los partidos". No obstante, instó a los parlamentarios laboristas "rebeldes", así llamados por su disenso con el gobierno, a no firmar una carta en la que se pide la salida de Brown. La misiva de los "rebeldes" dirigida al primer ministro, pero que no circuló ampliamente, sostiene que el mandatario serviría mejor al país si abandonara su puesto. Según la BBC, la carta empezará a circular, en papel o por correo electrónico, entre los parlamentarios, quienes de acuerdo con Maldenson están de "humor negro".Tras los problemas cada vez mayores para el primer ministro, varios funcionarios del gobierno salieron en su defensa, entre ellos el secretario para Irlanda del Norte, Shaun Woodward, y los ministros de Justicia, Jack Straw, y el de Exterior, David Miliband, quienes criticaron la decisión de Purnell de renunciar a su cargo. Al respecto, un portavoz de Downing Street afirmó, poco después de la dimisión de Purnell, que el primer ministro "está decepcionado con esa renuncia, de la cual fue informado poco antes de las 22:00 horas (del jueves 4)".El vocero de Downing Street sostuvo que la prioridad principal de Brown en los próximos días será "reestructurar el gobierno para los grandes desafíos que enfrenta el país en el futuro", como la crisis económica mundial, la confianza en el Parlamento y la reforma de los servicios públicos."Él continuará centrando su atención sin divisiones para resolver estos grandes desafíos que enfrenta nuestro país y para poner en primer lugar los intereses de la población británica", agregó.Por su parte, el jefe de la oposición, el conservador David Cameron, afirmó a la BBC que el gobierno "se está cayendo a pedazos" .Añadió: "Tenemos a un gobierno en un caos absoluto; realmente merecemos algo mejor que esto".Los resultados tras los comicios del pasado jueves 4, cuando los ingleses salieron a votar por 34 gobiernos locales, fueron estrepitosos para el Laborismo. Los "lib-dems" se quedaron con el control de Bristol, en tanto que los "tories" (conservadores) ganaron la recientemente creada alcaldía de Bedfordshire Central.De acuerdo con un sondeo que la BBC solicitó a la consultora ICM, cada vez son menos los británicos que creen que el primer ministro es competente para su cargo. Y sólo 29% de los adultos entrevistados considera que Brown está en contacto con la gente común.Por el contrario, Cameron recibió la puntuación más elevada desde que está al frente del Partido Conservador.Frente a tal panorama, el futuro político de Brown pende ahora de una cuerda, y dependerá enteramente de cuánto apoyo reciba de su partido, principalmente del ala más rebelde, así como del electorado británico, en un país que ha sufrido severamente las consecuencias por la recesión económica y que quedó conmocionado por los abusos de diputados y ministros de toda la clase política al sistema de gastos parlamentarios.

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