martes, agosto 18, 2009

En voz alta. El regreso de las taco towers

Por Flor Berenguer







A partir de los años setenta, las familias pudientes del país encontraron la manera de hacerse de propiedades de recreo en los Estados Unidos que luego se convirtieron en residencias permanentes conforme la situación económica y de seguridad de México se fue deteriorando a pasos agigantados.

Lugares como Houston y la Horse Shoe Bay vieron la primera oleada de ricos connacionales que tenían su pie de terre para ir de shopping, vacaciones y hasta para que los hijos se fueran a estudiar a las prestigiosas universidades texanas, que serían la llave mágica para abrirles aún más puertas empresariales, como si las de sus ricos progenitores que les heredarían las empresas, amistades y palancas no bastaran.

La primera gran devaluación de 1976 tomó a no pocas familias mexicanas por sorpresa y muchas quedaron en medio de un galimatías hipotecario que anuló esas primeras ilusiones de tener la casa del otro lado.

Como somos desmemoriados, en cuanto Luis Echeverría pasó a la historia y llegó López Portillo a administrar nuestra riqueza, hubo algunos que revivieron el proyecto y hasta rescataron su hipoteca, toda vez que el bache en esa ocasión fue breve y empezaron a surgir otras opciones también en la franja fronteriza, especialmente en Mc Allen, compradas por quienes creyendo ilusamente salvarse de una nueva fluctuación monetaria recurrieron a abrir cuentas en dólares.

Golpeados sin misericordia por la nacionalización de dichas cuentas pocos años más tarde gracias a la pésima política monetaria del mesiánico López Portillo quien las hizo añícos con su artera conversión en mexdólares y su posterior congelamiento, muchos perdieron hasta la camisa en esta aventura que sin embargo resurgiría una década después en la figura de los condominios para extranjeros de Florida y California principalmente, las llamadas taco towers.

Fue tanto el boom inmobiliario, que edificios completos fueron comprados por mexicanos, de allí el mote, que las usaban para el veraneo, las navidades, pascuas o fiestas religiosas de todo tipo, católicas y judías y había quienes lo mismo eran vecinos en la Ciudad de México o Monterrey que en San Diego o Miami. Allí está sin más el sonado caso de buenos vecinos Manlio Fabio Beltrones y Raúl Salinas de Gortari en La Joya, una de las ciudades más caras de todo los Estados Unidos en cuanto a propiedades inmobiliarias se refiere, amistad que cimentada al calor de la parrillada y un buen whiskey hizo que tras la muerte siempre sospechosa de Luis Donaldo Colosio, Raúl tratara de empujar a Beltrones como candidato suplente, toda vez que éste cuando subsecretario de gobernación le autorizó los pasaportes falsos con los que el hermano incómodo transitaba por el mundo para concretar sus mil y una fechorías.

Con los errores de diciembre de 1994, el sueño americano de los pretenciosos mexicanos se esfumó y colonias completitas en Chulavista, San Petesburgh u Orlando se fueron a quiebra y las propiedades rematadas en el temido foreclosure. Sólo sobrevivieron los más astutos que habían renegociado o pagado cash, muchos de ellos políticos o sacadólares o las dos cosas.

Al recrudecer los hechos de violencia en el país y ante el deterioro inminente
de la seguridad doméstica amenazada sobre todo por los continuos secuestros, las Taco Towers han encontrado en esta época de gobierno panista nuevos clientes: aquellos hartos de la delincuencia y las víctimas de ella.
Tras la amenaza, abducción o muerte de algún familiar, no pocos salen disparados a los nuevos refugios del otro lado de la frontera, ya no con intención de in al shopping o de que los hijos pasen el verano practicando el inglés sino para sobrevivir.

El destino favorito de esta nueva ola de habitantes de las Taco Towers ahora es San Antonio Texas, en donde lo mismo artistas como Vicente Fernández o Monserrat Oliver que empresarios como Alejandro del Junco o la familia Díaz Torres de Bardahl o comunicadores como Gutiérrez Vivó tiene su casa, asustados por la inseguridad rampante que priva en México.
En las calles de esa ciudad es más fácil encontrar connacionales de Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas o hasta Aguascalientes que texanos, tanto asi que la venta de casas a mexicanos es lo que ha mantenido a flote y boyante un negocio inmobiliario que en otras ciudades americanas está por completo colapsado.

Los lugares antaño favoritos para las TacoTowers originales siguen recibiendo en Coronado, La Joya o Miami a políticos como Roberto Madrazo o a conocidos empresarios como Nelson Vargas quien tras la lamentable secuestro y asesinato de su hijita Silvia en manos de la banda de Los Rojos, trasladó a sus hijos y nietos a sus propiedades extrafronterizas, todos asustados de la falta de respuesta de las autoridades que cacarean huevos que no han puesto y que fabrican culpables, como en el caso Martí y la banda de la flor con tal de apaciguar a una sociedad harta de mentiras y promesas incumplidas.

Los ricos y famosos la tiene hecha, ya sea en Estados Unidos o en Canadá, país al que le basta el depósito de un buen dinero para que pueda considerarte residente casi sin más. El problema viene para quienes siguen siendo la carne de cañón, los jodidos de siempre, los perros flacos a quienes les caen todas las pulgas, que son diariamente sometidos a la ruleta rusa nacional en que sales de tu casa y no sabes si te van a asaltar en el metro, el el microbus, en la calle, si te van a manosear en el transporte público, a acosar impunemente en el trabajo, a explotar aprovechando la coyuntura económica, a despedirte sin compensación, a aumentarte los precios indiscriminadamente u otras toruras más, a los que vivimos colectivamente secuestrados por un gobierno de pesadilla que lejos de activar la economía nacional mediante estímulos, creatividad y oportunidades piensa sólo en cómo cobrarnos más impuestos hasta por respirar como única salida a su evidente incapacidad.

Cuando lejos de enfrentar al toro por los cuernos y hacer los cambios de gabinete adecuados para corregir el rumbo de un gobierno que encalla, veo el boletín oficial de la enésima gira de Felipe Calderón , ahora en Brasil, en que lo que subrayan su dueto con un escolar al entonar "El Rey" de José Alfredo, me pongo a pensar que no se porque el presidente tiene tanto miedo de que lo maten , si políticamente está muerto. Nunca ha gobernado, vamos,ni siquiera a sido gerente de esta empresa llamada México como decía Vicente Fox.
Literalmente, como si se tratara de su Disneylandia personal, Calderón ha evitado ver la realidad y se dedica a jugar al turista mundial sin reparar en gastos y derroches al tiempo que exige más apretada de cinturón, más sacrificios, obviamente del mismo pueblo que ya no resiste.

De aquí que uno entienda, aunque no justifique, que los ricos y famosos decidan sacar su dinero y vivir en las Taco Towers del otro lado, que den por perdido el sexenio y prefieran emigrar. Aquí aquellos que los critican, dirían muchos, están como la zorra de la fábula, que dice que las uvas estaban verdes, porque no las alcanza o parafraseando a la Duquesa de Windsor quien decía :"Siempre creí que los diamantes eran vulgares hasta que tuve dinero para comprármelos" . Igualito nos sucede con las propiedades en el extranjero, decimos que son de sacadólares, de malos mexicanos porque somos de los jodidos a los que no les queda otra que quedarse aquí y aguantar a este gobierno sin patas o cabeza pero con ínfulas de ser el gabinetazo de Los Intocables.

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