Apuntes…
Guillermo Fabela Quiñones
Aun cuando el Gran Vidente, o sea Vicente Fox, ya nos ilustró sobre las causas cósmicas de nuestras terribles desgracias, que no son otras que la alineación de los planetas de nuestra Galaxia, lo que provoca que haya “malas vibras” aquí en la Tierra, no podemos creerle y cruzarnos de brazos a que pase dicho fenómeno interestelar. (Dichoso él que vive literalmente mirando el firmamento, pues los problemas que nos agobian están muy lejos de su rancho en San Cristóbal, municipio de Pénjamo.) La terca realidad nos muestra que la crisis generalizada que padecemos desde hace tres décadas, tiene causas muy terrenales, ciento por ciento mexicanas.
Así lo pudieron constatar Felipe Calderón y su séquito que lo acompaña en su gira por América del Sur. Mientras en Uruguay y Brasil la crisis económica mundial se ha estado sobrellevando sin consecuencias lamentables, aquí nosotros estamos al borde de un colapso apocalíptico. En aquellas naciones están viendo ya la salida del túnel que significa la crisis actual, en tanto aquí nosotros estamos todavía a la mitad del mismo, sin posibilidad de salir ni siquiera en el mediano plazo. Menos aún si se le ocurriera a Calderón decretar un alza en los impuestos a los causantes cautivos, medida que equivaldría a quitarle a un anémico el poco alimento que puede comer.
Fue muy ilustrativa la visita de Calderón y sus acompañantes a las instalaciones de la empresa Petrobras, el gigante petrolero brasileño, donde recibieron una lección de cómo administrar correctamente un negocio del Estado. Lo curioso del caso es que las medidas tomadas por los brasileños para hacer crecer su industria petrolera son las mismas que seguía PEMEX hasta antes de la llegada de los tecnócratas al gobierno de la República: reinversión de utilidades, gasto en mantenimiento, en investigación e innovaciones tecnológicas. Esto a pesar de que el fisco se quedaba con el 70 por ciento de los beneficios por las ventas. De ahí lo impensable de una asociación entre ambas empresas, tal como lo quiere Calderón, pues no existen condiciones estructurales para impulsarla.
En estos momentos, la justicia carioca está investigando al ex presidente y senador José Sarney, por presuntos desvíos de dinero de la empresa petrolera, por tráfico de influencias y nepotismo. Se tiene a raya la corrupción, mientras aquí en PEMEX sucede todo lo contrario, situación que se agravó a partir de que el PAN se convirtió en el partido gobernante. Es inconcebible que los brasileños permitieran que mexicanos con iniciativa fueran a “ordeñar” ductos en su territorio; o que los hijos de Martha Sahagún de Fox, los hermanos Bribiesca, quisieran hacer de las suyas aprovechando las facultades de una asociación con la paraestatal mexicana.
Si bien es verdad que el 60 por ciento del capital de Petrobras proviene del sector privado, también lo es que el 40 por ciento restante es la parte medular de la empresa. No dijo Calderón que allá hay candados muy firmes que evitan la descapitalización de la petrolera, los que aquí no existen en absoluto, comenzando por el hecho de que la Secretaría de Hacienda se queda, actualmente, hasta con el 80 por ciento de sus utilidades, lo que hace imposible una sana política de reinversión elemental. De ahí el penoso estado en que se encuentra PEMEX, que sin embargo sigue produciendo dividendos muy apetecibles para los voraces barones del dinero que se dicen mexicanos.
Como gestor de éstos es que acudió Calderón a Brasil, no se piense que como impulsor de la industria petrolera mexicana, pues como tal dejó de existir hace ya varios lustros, a partir de que se privatizó PEMEX de manera silenciosa, cuando Carlos Salinas de Gortari promovió la reforma al artículo 27 constitucional y se abrieron las puertas, subrepticiamente, a los saqueadores privados, principalmente extranjeros, mal llamados inversionistas. ¿Qué le ha dejado a la paraestatal la inyección, a través de los contratos de riesgo, de millones de dólares que así como entran al país salen luego pero multiplicados de manera exponencial? Esto lo saben muy bien los brasileños, así que se antoja una estupidez de su parte una posible asociación con alguien inconveniente. ¿Usted, en su sano juicio, se asociaría con un “muchacho” irresponsable al que sólo le gusta gastar a manos llenas, especialmente dinero que no es suyo? Sólo esperemos que Calderón no siga los pasos de Fox y pierda la razón, sería el colmo para México.
gmofavela@hotmail.com
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